ESTADO
CANALLA
(Por Randy Alonso Falcón)
El término “Estado canalla” (ampliamente usado
por el Departamento de Estado de EE.UU.) se refiere a la búsqueda de los
intereses del Estado sin considerar los estándares de comportamiento
internacional y los principios básicos del derecho internacional. Dada esa
definición, ¿no es EE.UU. un ejemplo estelar de un Estado canalla?
Noam Chomsky
Ruin o malvado, despreciable por su
comportamiento vil: eso es ser canalla. Pero también es oportunista, abusador,
perverso.
Todo eso es el Gobierno de Estados Unidos. Y
lo ha mostrado a plenitud en estos dos últimos años .
Hay que ser muy canalla para hablar de
preocupación por el bienestar del pueblo cubano mientras se postergaba alevosamente el estudio de
medidas que aflojaban el tenaz bloqueo contra Cuba en medio de la
pandemia en el 2021, apostando a que habría un estallido social en medio de
escaceces y apagones.
Es de canallas negarle a Cuba la compra de oxígeno en
el pico pandémico mientras fallecían personas en los hospitales, o excluir a
Cuba de la revisión ordenada por el presidente Biden de las medidas coercitivas
unilaterales que limitan la capacidad de los Estados de enfrentar la pandemia
de COVID-19.
De canallas es perseguir a los buques que traen combustibles a Cuba, impedir que lleguen jeringuillas o
medicamentos contra el cáncer, obligar
a pedir visa para Estados Unidos a extranjeros que no las requieren
pero cometieron el pecado de visitar Cuba.
¿Cómo llamar la dilatada puesta en práctica de tenues
medidas anunciadas en mayo y que se van administrando por gotero
para no alebrestar a la fauna de Miami (a la que según Marco Rubio el
presidente le teme)?
De canallas es ver a la distancia quemarse
tanques y personas y no
ofrecer buques de extinción que estaban a apenas unas horas de las
costas de Matanzas, o siquiera responder a un listado de necesidades que ellos
mismo solicitaron.
Canallesco es resumir la ayuda a unas
consultas técnicas telefónicas y el ofrecimiento de un centenar de trajes de
bomberos de los que ni la mitad ha llegado, tres meses después del terrible
siniestro.
De canallas es ignorar el pedido de Cuba de comprar, nada de
donar o regalar, materiales de la contrucción y otras necesidades para
enfrentar la reconstrucción de los enormes daños dejados por el Huracán Ian,
algo obstaculizado por las infames regulaciones del bloqueo.
Y más allá del agradecimiento que toca, ¿qué
significan 2 millones de dólares de ayuda brindada a través de la Cruz Roja
Internacional frente a 15 millones de dólares diarios que nos cuesta el
bloqueo?
Canallada es tuitear y declarar que se apoya
una emigración legal desde Cuba mientras se mantiene la Ley de Ajuste Cubano, se alienta la llegada de personas a
suelo estadounidense, se permite el sucio negocio de tráfico humano desde
costas de Florida y se politiza el complejo fenómeno migratorio.
Vergüenza debería tener la gran potencia por
su intento de exterminio de un pueblo para lograr sus propósitos políticos de
dominación. Lo canallezco merece la repulsa y la denuncia.
Así lo hará la comunidad internacional en
estos días cuando por trigésima ocasión se vote en ONU la Resolución contra el
Bloqueo.
Por suerte, hay mucha gente buena también en
Estados Unidos, que apuesta por los puentes y no por los muros, por el respeto
y no por las amenazas, por las relaciones y no por las guerras. Ellos son la
fuerza de la honradez frente a la canallada.
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