Viaje a la Luna

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Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

martes, 30 de agosto de 2016

MEDITAR: EL CAPITALISMO DE PUNTAJE PEQUEÑO
(Por Desiderio Navarro, publicado en "La Pupila Insomne")

Un chiste circulante ya en los años 90 en los países entonces recién exsocialistas de Europa, se limitaba a una confesión: “Ahora sabemos que lo que antes nos decían sobre el socialismo era mentira, y que lo que nos decían sobre el capitalismo… era verdad.”

Entre nosotros, en medio de la parálisis ideológica que responde —si responde— con inoperantes lugares comunes, retórica, medidas administrativas y estilo de conducción de los 70 a alarmantes fenómenos de hoy, se están abriendo paso la idealización del mercado, lo privado y lo individual, y la satanización del Estado, lo político y lo social en general —o sea, no sólo en sus formas neoestalinianas, autoritarias, antidemocráticas.


La ideología neoliberal antiestatal —capitalizadora de los viejos y nuevos excesos y errores estatistas— y el nihilismo moral  que ella desata  y que, a su vez, la refuerza, están proliferando de múltiples maneras, burdas y sutiles: tanto en el letrero que, echando abajo un logro revolucionario del 59 —luego constitucional—, decreta “La casa se reserva el derecho de admisión”, como en el programa radial de autoayuda que nos enseña a ser “los empresarios de nuestros propios cuerpos”, o en el producto cultural mediático que proclama “tanto tienes, tanto vales” o idealiza y glamouriza a las prostitutas como nobles “trabajadoras del sexo”, o en la venta de libros de propaganda hitleriana e insignias con esvásticas nazis en la Plaza de Armas porque “de algo hay que vivir”, o en los mil y un engaños comerciales  cotidianos —lo mismo en un agro que en una tienda estatal— del ahora llamado “luchador” —antaño “ladrón”, “estafador”… —, y así sucesivamente.

En el breve texto que ofrecemos a continuación, un destacado politólogo  polaco  de hoy, aunque aún cree que otro capitalismo —un capitalismo con rostro humano— es posible, reflexiona descarnadamente sobre lo que el capitalismo realmente existente se guarda en la manga o disimula en puntaje pequeño en el texto del contrato.  Y, al hacerlo, nos muestra cómo, sin la regulación y el control del Estado, por una parte, y con la propagación de las ideas y valores neoliberales, por la otra, el cuentapropista, el “emprendedor”, pronto deviene lobo para el hombre (sus posibles clientes, sus trabajadores y los demás cuentapropistas).





EL CAPITALISMO DE PUNTAJE PEQUEÑO*. Por Andrzej Szahaj

No fue casual que el gran sociólogo alemán Max Weber vinculara el nacimiento del capitalismo con la ética protestante, al afirmar que éste no hubiera podido surgir si los primeros capitalistas no hubieran estado guiados por ciertas consideraciones cosmovisivas y éticas que los hacían invertir el dinero ganado, y no gastarlo en el consumo del día.(1) Aquí los detalles de la argumentación de Weber no son importantes, porque lo esencial es otra cosa: su convicción de que el capitalismo nació no sólo del afán de lucro, sino también de profundos móviles éticos. Esta tesis es creíble, especialmente si tomamos en consideración también a los padres fundadores de esa forma de administración y organización de la vida social, como Adam Smith o John Locke. Ellos consideraban el capitalismo (la economía de mercado libre) como un proyecto ético. El mismo constituiría una medicina para la anterior limitación de la libertad (no sólo la libertad de administrar, sino la libertad como tal) y permitir la realización libre de los planes de vida individuales. En este sentido, los liberales ante todo establecían bases de ideas para la nueva forma de vida económica, percibían su actividad como profundamente revolucionaria y —diríamos hoy— emancipatoria. Ésta arrancaría a los hombres de entre los brazos de un sistema rígido e injusto de dependencias feudales que no permitían la liberación de la iniciativa de los individuos, bloqueaban los canales del avance social y contribuían a un enorme despilfarro de fuerzas y talentos humanos.(2) En este sentido, el liberalismo era una corriente progresista que aprovechaba los mejores elementos de la ideología de la Ilustración y que les daba a la gente la oportunidad de alcanzar el éxito y la realización personales. No hay nada de asombroso en que entre los admiradores de la economía capitalista estuviera incluso Carlos Marx, quien percibió claramente ese carácter progresista del capitalismo y su enorme potencial de liberación de energía humana y de cambio de las relaciones sociales encostradas y sumamente injustas. No por casualidad escribió aprobatoriamente en el Manifiesto comunista “hoy todo lo sólido se desvanece en el aire”. Y aunque en modo alguno consideraba el capitalismo como el cumplimiento de las esperanzas que de una vida mejor la humanidad tenía, lo apreciaba como sistema que alguna vez permitiría el cumplimiento de esas esperanzas, aunque fuera por el hecho de que garantizaría un nivel de productividad que permitiría más tarde repartir  de manera justa la riqueza, y no la pobreza. Tampoco es casual que en la narración de los Padres Fundadores de los Estados Unidos haya tanta esperanza ética de tiempos mejores en el Nuevo Mundo, en el que la propiedad privada usada para el bien de todos devendría fundamento del bienestar y la libertad.(3)

Podríamos multiplicar los ejemplos de ligazón de la fe en el mercado libre con valores éticos. Sin embargo, hasta pensadores neoliberales, con Frederic von Hayek y Milton Friedmann al frente, percibieron su apego a las ideas del mercado libre en una perspectiva ética,  juzgando que proyectaban no sólo el modo de administración más eficaz, sino también el más ético.  Siguieron sus huellas también los apologistas polacos del mercado libre, como Miroslaw Dzielski, que se imaginaban que el capitalismo polaco sería una realización de ciertos ideales éticos, tanto más cuanto que el mismo obtendría apoyo de parte del cristianismo como doctrina que lo protegería de las desnaturalizaciones que aparecieron en su seno ya en el siglo XIX y dieron como fruto vicios tales como la avidez, la falta de miramientos, la soberbia, o la insensibilidad del corazón4 (esta última la estigmatizó de manera magnífica Charles Dickens, moralista creyente en la posibilidad de corregir a los hombres mediante la apelación a su conciencia). Esa esperanza del reforzamiento ético del capitalismo por la ética cristiana tomaba también de los ejemplos de grandes capitalistas del siglo XX (ante todo estadounidenses) que, en enorme medida bajo la influencia de ella, se entregaban a la actividad filantrópica, fundaban universidades, hospitales, bibliotecas, salas de concierto, construían barrios modelo para obreros. También en parte al cristianismo le debemos diferentes ideas para la corrección de las desnaturalizaciones del capitalismo que se hicieron claramente visibles en el siglo XIX. Adquirieron la forma de diferentes movimientos que tenían por objetivo el mejoramiento de la suerte de los obreros, apoyaban las ideas del establecimiento de un estado social y la destinación de la energía del mercado capitalista a la satisfacción de las necesidades de todos los estratos sociales (un ejemplo excelente de este tipo de abordaje fueron las ideas del así llamado ordoliberalismo, concepción económica y política que después de la Segunda Guerra Mundial devino el fundamento de la concepción de la economía de mercado social en Alemania).(5) Si añadimos a esto la constante presión para civilizar el mercado capitalista que proviene del movimiento obrero organizado y de los liberales socialmente sensibles (a ellos les debe Gran Bretaña el surgimiento del estado social), obtenemos una imagen de la situación en la que el capitalismo como cierto sistema de administración y organización de la vida social fue sometido a una continua presión ética que lo obligaría a que se subordinara a las exigencias éticas de limitar el daño humano, la injusticia, y contribuyera a la maximización del bien.  Todo eso condujo a la constitución, en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, de cierto consenso de casi todas las fuerzas ideológicas y políticas, consistente en el consentimiento de la acción del capitalismo con la condición de que éste se sometiera a los ideales, más importantes que él mismo, del constante mejoramiento del destino de todas las personas que se hallaran en el círculo de su influencia. Ese consenso, que se manifiesta ante todo con la aprobación de la existencia del estado social, fue roto en los años 80 del siglo XX de resultas de una ofensiva de las fuerzas extremistas, hasta entonces tratadas como un extremo no peligroso, una curiosidad en la esfera de las ideas, y una alternativa nada seria para el status quo existente. Esas fuerzas se congregaron bajo la bandera de algo que en Europa se dio en llamar neoliberalismo, y en Estados Unidos, libertarismo. Esa “contrarrevolución neoliberal”, como la llamó el profesor Andrzej Walicki,(6) obtuvo un éxito deslumbrante al establecer de facto una hegemonía  de cierto modo de pensar sobre la  economía y el Estado —entre otras cosas, haciéndole creer a todos que no hay ninguna alternativa a él. Pero la victoria de los neoliberales resultó, a decir verdad, pírrica, lo que la última crisis mostró, además, claramente. Porque hoy ya no cabe ninguna duda de que el neoliberalismo, en vez de reforzar al capitalismo, lo condujo al borde de un abismo, lo que motiva que actualmente sea preciso defenderlo de sí mismo. Pero no es eso lo que más me interesa en este momento. Mucho más importante me parece la percepción de que ese capitalismo suelto de la correa  con el que estábamos tratando (¡y seguimos tratando!) condujo en el curso de las últimas décadas a inauditas devastaciones morales. Pruebas de ello tenemos demasiadas, tanto en nuestro país como en el resto del mundo. Los análisis de la última crisis,  que en este momento ya existen en gran número, evidencian claramente que en el curso de las últimas décadas tuvo lugar el proceso de constitución de un modelo del capitalismo como engaño organizado. Todos trataban de engañar  a todos y ser más astutos que todos, al tiempo que se desmontaban y echaban abajo todas las barreras morales. La moralidad perdía frente al mercado. En su forma neoliberal, el capitalismo puso de manifiesto sus peores rasgos y liberó fuerzas oscuras en las personas que lo realizaban. Esa total descomposición moral del capitalismo, visible de la mejor manera en los Estados Unidos, tampoco nos pasó por alto a nosotros. No hay día en que nuestros medios no nos informen sobre casos que violan la ley de las confabulaciones de precios, intentos de construir monopolios, de servirse de los instrumentos de la corrupción a fin de obtener la supremacía sobre otros sujetos económicos,  de contratos deshonestos en los que lo más importante está escrito en puntaje pequeño con la esperanza de que el cliente resulte un tonto que no leerá eso; la así llamada optimización tributaria, que no es otra cosa que un intento de engañar a todos los conciudadanos que pagan impuestos en la convicción de que de esa manera cumplen un deber ciudadano; el desprecio por las leyes laborales y la maximización de la ganancia a costa del daño (los así llamados contratos basura son un buen ejemplo de ello); la desvergonzada ocultación, so capa del aseguramiento de la eficiencia económica, de la creciente explotación de los trabajadores; el aprovechamiento de la asimetría informacional con el fin de atraer a las personas a modos de acción de la bolsa que recuerdan cada vez más una gran pirámide financiera. Particularmente penosa es la socialización de los jóvenes para la mentira y la manipulación, al obligarlos a engañar a los clientes. La confrontación del joven de disposición idealista con la maquinaria de acción de la institución en la que la preocupación por la ganancia ha desalojado todos los escrúpulos morales, es a menudo el comienzo del quebrantamiento del carácter.  De ese modo se realiza una depravación en gran escala, que ha adquirido hoy día un carácter sistémico. Por este último entiendo no sólo la escala de ese proceder, sino también el hecho de que es condicionado por la situación general de hipercompetencia, en la que únicamente tienen oportunidades de éxito las empresas económicas que se adaptan a la lucha de mercado que no respeta ningunas reglas, incluidas las reglas morales. Si la condición para mantenerse en el mercado es el empleo de ardides deshonestos, hasta el más moral empresario o simple trabajador terminará por someterse a la lógica del juego, en el que o se juega deshonestamente o se cae, y él mismo comenzará a jugar deshonestamente. De esa manera la desmoralización deviene una condición sistémica del éxito económico.

¿Qué llegó a ser la causa de esa total descomposición moral del capitalismo? En mi convicción, no se trata de que las personas se hayan vuelto hoy, de algún modo esencial, peores desde el punto de vista moral de lo que eran antes, sino de que con ayuda de la retirada del Estado del cumplimiento de la función de regulador del mercado y custodio de las reglas del juego, y también de la eliminación gradual del papel de la cosmovisión religiosa como regulador factual, y no sólo declarado, de las acciones humanas, hallaron expresión las fuerzas más destructivas que residen en el capitalismo desde el principio mismo. Porque éste es un sistema no particularmente sensible a las consideraciones morales. Su propia lógica de acción lo empuja hacia el nihilismo. Únicamente el estar sometido a una presión externa constante, procedente ante todo del Estado, pero también de instituciones de la sociedad civil como los sindicatos o las iglesias, puede obligarlo a honrar los principios morales y a cierta decencia en el tratamiento de todos los que se hallan en la órbita de su influencia.  Pero lo más importante es buscar recetas para su saneamiento no tanto en cursos de ética de los negocios, sino en una acción legislativa (sistémica) tal que  provoque que la deshonestidad y el engaño organizado se vuelvan simplemente no rentables. Recientes decisiones del gobierno estadounidense que tenían por objetivo el castigo doloroso de las instituciones financieras que contribuyeron a la última crisis (ante todo bancos y agencias calificadoras) indican que una parte de las élites políticas de los EUA ha tomado conciencia de que no hay que reparar en nada en el proceso de su autodepuración y autorreparación. La escala de la hipocresía de la clase dominante en el “capitalismo de casino” sometido a la financierización, y su habilidad para incluir cínicamente  en el cálculo de riesgo de su acción la necesidad de destinar parte de las ganancias a los fines de pagar diversas penas, obligan al Estado a apelar a medios que duelan tanto como para hacer no rentable ese proceder. La toma de conciencia del grado de depravación de esa clase muestra que el capitalismo desprovisto del control del Estado se convierte en un mecanismo sistémico de desmoralización conducente a la desintegración del tejido social (a la anomia). Vale la pena recordar que la deslegitimación definitiva del capitalismo, que inevitablemente sobrevendrá de resultas de ese proceso (¿sobrevino ya?), puede conducir a imprevistas turbulencias sociales de carácter revolucionario. La ira y la frustración crecientes durante años pueden conducir a una explosión social. Deben recordar esa posibilidad todos los partidarios del status quo existente que tratan todas las tentativas de corregir la acción del capitalismo tendientes a devolverle un rostro más humano como un atentado a la eficiencia de la administración o a “la sacrosanta ley de la propiedad”. Particularmente en nuestro país, donde los procesos de estratificación social y la escala de explotación y dependización del capital extranjero7adquieren dimensiones que permiten plantear la tesis de una gradual conversión de Polonia en la Bangladesh de Europa.

Traducción del polaco: Desiderio Navarro

* “Kapitalizm drobnego druku”, Kapitalizm drobnego druku,  Instytut Wydawniczy Ksiazka i Prasa, Varsovia, 2014, pp. 171-178.
(1) Véase M. Weber, Etyka protestancka a duch kapitalizmu, trad. de J. Mizinski, Test, Lublin, 1994.
(2) Véase S. Homes, Anatomie antyliberalizmu, trad. de J. Szacki, Znak, Cracovia, 1998.
(3) Véase S. Filipowicz, Pochwala rozumu i cnoty. Republikanski credo Ameryki, Znak, Cracovia, 1997.
(4) Véase M. Dzielski, Bóg, wolnosc, wlasnosc, Ksiegarnia Akademicka, Cracovia, 2007.
(5) Véase R. Skarzynski, Panstwo i spoleczna gospodarka rynkowa, ISP PAN, Varsovia, 1994.
(6) Véase A. Walicki, “Kontrrewolucja neoliberalna”, Gazeta Wyborcza, 15-05-2014.
(7) “La nueva estructura de propiedad de firmas y activos financieros que se está formando muestra las limitadas posibilidades de acción del capital del país y la debilidad económica de la ‘clase media’ y de la élite de los negocios nacionales. Al mismo tiempo, esa estructura es un importante indicador de la ‘perifericidad’ económica de Polonia sobre el fondo de los estados euroccidentales de la Unión Europea.  Confirma también los pronósticos de que la liberalización del comercio con Occidente y la apertura a los libres flujos de capital le asignan a Polonia el papel de fuente de personal de nivel medio con baja paga y ‘subejecutantes’ de las corporaciones internacionales, que subordinan el desarrollo de sus secciones locales a las preferencias del capital de los países altamente desarrollados” (K. Jasiecki, Kapitalizm po polsku. Miedzy modernizacja a peryferiami Unii Europejskiej, ob. cit. p.227).


Andrzej Szahaj. Filosófo de la política, historiador de las ideas, profesor de la Universidad Nicolás Copérnico de Torun. Es miembro del Comité de las Ciencias Filosóficas de la Academia Polaca de Ciencias y del Comité de las Ciencias de la Cultura de la misma academia. Últimamente ha publicado los libros Teoría crítica de la Escuela de Frankfurt (2008), Relativismo y fundamentalismo. Ensayos de filosofía de la cultura y de la política (2008), Liberalismo, comunitariedad, igualdad. Ensayos de filosofía de la política (2012), Sobre la interpretación (2014) y El capitalismo de puntaje pequeño (2014).

martes, 23 de agosto de 2016

UN ILUSIONISTA EN EL PALACIO DE LAS CONVENCIONES

(Por: Javier Gómez Sánchez, publicado en "La Joven Cuba")


¡!Ñooo, que clase de muela!! Era el segundo día de sesiones y ya ni se acordaba de cómo lo habían propuesto para ser delegado al congreso. Llevaba 3 horas sentado ahí y tenía la espalda hecha una w.

Por allá un tipo hablaba no sabía bien de qué. Y él ahí, haciendo como que atendía, hasta cara de serio ponía, mientras disimuladamente se rascaba debajo de la mesa. Y pensaba. Pensaba en lo que se piensa en esos casos: ¨ ¿Cuánto falta para el almuerzo? ¿Habrá pelota hoy? ¿Saldré por televisión?… Deja ver si hoy consigo un refresco de cola, ayer el que dieron era de limón. …Esta buena la carpetica esta, tiene el logotipo pero parece que con cepillo se le cae¨.

En fin esas cosas que se piensan en un congreso.

Sentía ganas de orinar, pero sería la segunda vez que saliera y tenía que pasarle por arriba como a cinco que estaban sentados en su fila. Además la gente lo miraba y eso lo ponía un poco nervioso. Pero bueno, había que estar ahí. Así pensaba mientras aguantaba las ganas de orinar, jugando con la esponjita del micrófono, de esos que tantas veces había visto por la televisión y nunca imaginó que llegaría a tocar. De los que decían Phillips. Se subían y se bajaban, hasta se encendía un bombillito rojo alrededor cuando uno hablaba.
Pero él no iba a hablar ahí. Le tocaba en una comisión, la número… Que iba a discutir el documento ese con el nombre larguísimo. Verdad que lo de hablar era del carajo, pero bueno no iba a quedarse sin pedir la palabra, porque en definitiva todo el mundo lo hacía y metía su muela. De eso había que salir rápido. Precisamente, así mismo como el dentista. Usted da su muela y sale de eso rápido.

A cada rato vigilaba la cámara de televisión ¨¿Lo estarán viendo en su casa?¨ Ah, no, claro si esto no es en vivo. Pero bueno lo graban y ahí a lo mejor sale. Estuvo tentado a saludar a la cámara cuándo hizo un paneo pero se contuvo, no fuera a ser que en el presidencia se confundieran y pensaran que estaba pidiendo la palabra.

Delante de él tenía el documento que se iba a discutir. Estaba duro. Al principio lo miró como Champollion miró la Piedra de Rosetta. Pero luego le fue entrando poco a poco, hasta que se lo leyó completo. Bueno, algunas partes por arribita. En definitiva a él le parecía bien. Había gentes que cuando metían su muela sugerían cosas, como cambiar una palabra por otra. Algunos hasta se tiraban pa´ lo hondo. Como el loco ese que habló de democracia. Que va, eso es una candela, así cualquiera se escacha y se va con la de trapo.

El no, él sabía lo que iba a decir. El sí estaba claro. Lo importante era no estar saliendo con ninguna cosa extraña. Ningún ruido en el sistema. Tu no ves que aquí te embullan para que tú hables y después allá te parten las patas. Que va. Clarísimo estaba él.
Así el tiempo fue transcurriendo, con misma lentitud con que pudo salir de la sala a la hora del almuerzo.

Ahora estaba aquí y después de ese que está hablando le toca él. Y le dan la palabra y él la coge, literalmente, junto con el micrófono. Arranca, y lo que dice va cogiendo forma, y forma y mas forma…Y el clarísimo en lo que está diciendo. Porque ya lo tenía pensado, en cómo iba a empezar. Verdad que una pila de gentes habían empezado igual, pero en definitiva él nunca había sido un tipo original. Y aquí no se trataba de eso si no de estar claro. Y así soltó: ¨Como dijo el Primer Secretario…¨ Y luego la parrafada.

Alguna gente lo miraba. Y él seguía, clarísimo en lo que decía. Algunos lo seguían mirando. O no, en realidad no lo miraban, veían a través de él la pared que estaba detrás. Porque por algún extraño fenómeno, mientras hablaba se había ido empastando. Casi diluyendo. Incluso las palabras se iban haciendo ininteligibles. Hasta que se volvió a la vista de todos, completamente transparente. Solo los espejuelos y la dentadura postiza permanecieron en el aire. Moviéndose. Como flotando. Cuando se movían, parecía como que hablaban.


Incluso parecían que decían algo. Como si él realmente existiera.


lunes, 22 de agosto de 2016

Soy feliz,
soy un hombre feliz,
y quiero que me perdonen
por este día
los muertos de mi felicidad




A todos ellos le canto como cantan los gitanos,..."con el corazón en la boca y el arpa en la mano"





lunes, 15 de agosto de 2016

PEZ RUBIA

Ya se lo difícil que puede ser para un emigrante, tener que hinchar por un país en las Olimpiadas,  a mi me cuesta trabajo, que hace 15 años y 9 meses que vivo en la Argentina, me imagino lo complicado que puede ser para un Iraní, Somalí o Afgano, que siendo un refugiado político porque  lo países “primer Mundo” le hicieron “no llevadera” su estancia en su país de nacimiento, emigrar a Gran Bretaña o Estados Unidos, y luego con sus talentos deportivos tienen que representar esa nación y además estar agradecido de su acogida.

Tengo que ser sincero, y así se lo he hecho saber a mis compañeros de trabajo, un poco para no traicionar lo que pienso, en esta Olimpiada  más allá que le estoy gratificado a la Argentina por cómo me ha acogido, apoyo sin vacilación a mi Cuba. No soy hipócrita, como he dicho en otras ocasiones “soy cubano, pero no ejerzo”, eso tiene mucho que ver también en lo que nos han hecho sentir a muchos que han dejado La Habana y también como es mi caso, por una decisión personal, tal vez no me siento a la altura de los cubanos de la isla que luchan cada día por un país mejor y uno se encuentra ajeno a esa realidad cotidiana.

Me he propuesto un regla básica, si juega Argentina con cualquier otro país que no sea Cuba, mis sentimientos más profundos van por el tango y la cumbia sin lugar a dudas, el problema es cuando se enfrentan ambos países en alguna de las tantas disciplina en esta Olimpiada de Rio, ahí me viene la historia y las venas que hinchan por el triangulo rojo y la estrella solitaria.



Este fin de semana suspire sin aliento cuando faltando 3.6 segundos, un triple en Básquet le daba la chance a la Argentina de seguir jugando ante un Brasil implacable, logrando finalmente una ganada sin precedente. Cuando Martin del Potro perdía por 3 a 2 frente a Murray, cruzaba dedos y hacia mis conjuros gitanos para que el argentino ganara. Sin embargo cuando Mijain  Lopez  Nuñez daba esa volcada espectacular al turco Riza, yo que cocinaba para ese entonces,  hice que mi carne con papa (un clásico de la gitana Lisso), homenajeara a un atleta cubano que me hacia parte de esa Isla a 6500 km de mi cocina.



Algo he comprobado en estos días, los cubanos gracias a la Revolución Cubana no solo hemos recibido educación y salud, nuestra cultura del deporte mundial es muy superior a la media en cualquier parte del Mundo, entonces me vino a la mente ese 1976 y la Olimpiada de Montreal, donde yo con apenas 13 años, desde la mañana a la noche seguía las trasmisiones por la televisión cubana de aquella cita Mundial del deporte  y pude darme cuenta que una Nadia Cumaneci, con apenas un año más que yo haría historia en el Mundo de los deportes.

- ¿Y qué es eso que se echan en las manos los pesistas?, me preguntaba mi mujer viendo al iraní Moradi levantando 182 kg en arrancada.

- Pez rubia, me salió de una sin pensarlo.


viernes, 12 de agosto de 2016

a.F. ó d.F.

Allí estábamos en el teatro del CEADEN, era una reunión ordinaria como la de cualquier mes de nuestro comité de base de la UJC (Unión de Jóvenes Comunista) del Dpto. de Física de los Materiales, no recuerdo todos los detalles pero discutíamos sobre cosas corrientes que pasaban en el país, era el año 1990, hacía dos años muchos de nosotros habíamos regresado de la URSS, habíamos vivido desde 1985 "La Perestroika" y más que nada la "Glasnost", creíamos (ingenuos nosotros) que en Cuba, que había comenzado un proceso de rectificación en 1986, encabezado por Fidel, se podía decir de todo, error craso. Que desde la cúpula se diga que "ahora si vamos por el camino correcto", no quiere decir que "todos" sigan su ritmo. Alguien oso expresar en aquella reunión (y otros lo asentimos) que "en Cuba había culto a la personalidad de Fidel", allí mismo se "armo la de San Quintín", solo que en aquella "escaramuza" no murieron ni franceses, ni españoles, tampoco nosotros, a pesar de dar argumentos (validos o no, no viene al caso) los que estábamos allí sufrimos, la arremetidas de los "nuevos Filibertos". Aquello marco mi vida, todo lo que paso después fue una experiencia que contribuyo a mi formación como individuo, y a colocarme desde el lugar que hablo hoy.



Si hay algo que aborrezco desde entonces es "impedir que otro se exprese", y esto es absoluto, venga de donde venga la opinión, como diría entonces, si vos tienes la potestad de expresarte, yo también, mas allá de que tu opinión o la mía estén mas cerca de la verdad o no, esto siempre lo hablo entre ciudadanos corrientes, el problema esta cuando esto se ejerce desde un medio privado o estatal, donde como dije alguna vez "tu micrófono es más potente que el mío", ahí entonces juegan otras consideraciones que no vienen al caso profundizar, pero que marcan una diferencia abismal.

Todos tenemos derecho a escribir de Fidel, ya nunca más la historia de mi país se podrá redactar sin mencionarlo, unos lo harán "maldiciendo su existencia" y otros agradecidos de las cosas buenas que hizo, sin por supuesto marcar desde determinadas posiciones las cosas que no se hicieron tan bien y hasta las cosas muy malas que se hicieron. Adelanté la anécdota del inicio porque lo sucedido entonces me sirvió para acercarme a su figura desprovisto de todo dogmatismo y con la libertad de expresarme donde quiera que me encuentro. 

Saberse humilde, nacido en una cuna de hombres de trabajo, descendiente de gitanos (los últimos en Cuba), etnia mil veces discriminada y vilipendiada desde el siglo X, te hace ver con otros ojos lo logrado por los humildes en Cuba después que una generación encabezada por Fidel decidió  marcar nuestra historia en un "antes de Fidel (a.F.) y después de Fidel (d.F.)". Esto no quiere decir que a este ser humano se le trate como a un Dios ni mucho menos, por el contrario se lo vea como escribí espontáneamente hace poco en un blog "como el producto de un pueblo que se debía a si mismo vivir soberano e independiente y eso amigos, tiene un costo muy grande sino miremos al Mundo"

En este planeta Tierra, donde habitan tantos políticos con "traje Armani", y unos cuantos millones en paraísos fiscales, discurseando  de erradicación de la pobreza, de salud y educación, en pleno siglo XXI, en países llenos de recursos naturales, industrias y sin bloqueo de nadie, rescato dos cosas fundamentales de la labor de Fidel en Cuba, la preocupación por los humildes desde la hora cero, para llevar salud y educación  a las grandes mayorías en un país pobre, tercermundista. ahogado por la potencia más grande desde Roma y la tan deseada soberanía que reclamaba a gritos un pueblo desde 1868. De las cosas que no me han gustado ya ha habido y seguirá habiendo espacio en este blog para llamarme a la reflexión, pero hoy porque me acoge el sentimiento "no quiero emborronar cuartillas".

Les dejo lo escrito por otro y su mirada sobre Fidel.

Fidel es una cultura
(Por Iroel Sánchez, su blog "La pupila insomne")

Desde que tengo uso de razón política estuve oyendo hablar sobre qué pasaría el día que Fidel no estuviera al frente de Cuba. Recuerdo un documental de la Escuela de Cine de San Antonio que vi hace años en una de las Ferias del libro que se hacían en Pabexpo: Un hombre habla por un teléfono público y le disparan a boca de jarro la pregunta de marras, “la debacle”, respondía el interrogado con una expresión facial acorde con esas dos palabras.

Tampoco hubo vez en que saliera de Cuba antes de 2006, cuando Fidel enfermó gravemente y delegó sus responsabilidades al frente del país, en que no me hicieran la consabida pregunta que la realidad se ha encargado de responder.
Pero… ¿por qué se asocia tanto el destino de un país al de una persona, se sea amigo o enemigo del signo que esta, indiscutiblemente, ha impuesto al destino de Cuba y más allá?¿por qué ostenta el récord de ser el líder contra el que más intentos de asesinato se han fraguado?¿cómo es posible que a pesar de haber sido tratado de modo hostil por los principales medios de comunicación del planeta donde quiera que viajó fue acogido fervorosamente por las multitudes?

Cuba fue la última nación americana en liberarse del colonialismo español. España concentró contra los patriotas cubanos toda su fuerza en tres guerras en las que el genio militar y político de los más capaces hijos de la Isla, aunque arrinconó a uno de los  imperios más poderosos de la historia, fue golpeado en los momentos críticos por la división. Los norteamericanos aprovecharon la muerte de los más prestigiosos líderes independentistas -Antonio Maceo y José Martí- para escamotear la independencia, dividiendo y corrompiendo a muchos cubanos con trayectoria insurreccional. Tuvieron que pasar más de dos décadas para que una nueva generación retomara a Martí, rescatara su ideario antiimperialista y lo proyectara junto al pensamiento marxista como solución para los males de una república dependiente y corrupta.

El pueblo cubano entonces parió hombres como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras, que juntaron el pensamiento martiano y el ideario socialista con la acción revolucionaria pero que no sobrevivieron al proceso llamado Revolución del 30 que de manera importante ellos contribuyeron a gestar desde inicios de la década de los años veinte del siglo pasado pero que nuevamente fue golpeado por divisiones entre las fuerzas revolucionarias.  La embajada de Estados Unidos conspiró con el que sería su hombre fuerte a partir de entonces, Fulgencio Batista,  y con el discurso del “Buen Vecino” logró restablecer el control de la situación. Se generaron entonces nuevos engaños y frustraciones.

Aunque una Constitución proclamó en 1940 derechos muy avanzados para la época, en periodos electorales sucesivos las fuerzas políticas que se proclamaron herederas de la Revolución del 30, una vez llegadas al poder,  se revelaron como corruptas y serviles a la dominación norteamericana. El Partido Comunista se había desangrado políticamente, obedeciendo la orden de Moscú de crear Frentes Populares, y acudiendo a las primeras elecciones regidas por la nueva Constitución en alianza con el mismo Batista que al servicio del imperialismo había dado el tiro de gracia a la Revolución del 30. Un nuevo Partido político con el nombre de Ortodoxo, en cuyas filas militaba el joven abogado Fidel Castro, capitalizó el descontento popular bajo el lema “Verguenza contra dinero”, su líder atrapado en una denuncia que no pudo probar se suicidó, y a las puertas de las elecciones donde ese Partido tenía la victoria segura, un golpe de estado encabezado por Batista cambiaría radicalmente la situación.

Ante la inacción del Partido al que pertenecía y agotadas las vías políticas, Fidel Castro abraza la vía armada, organiza en secreto un selecto grupo de jóvenes y sorprende a la nación el 26 de julio de 1953 asaltando la segunda fortaleza militar del país, con la demostración palpable de que él y el Movimiento que encabeza están dispuestos a jugarse la vida por realizar los sueños con que tantas veces habían engañado a los cubanos. Su discurso de autodefensa, difundido clandestinamente desde la prisión, fue el programa revolucionario  que le ganó el apoyo popular, avalado porque esta vez la palabra y los hechos se encontraban sin demagogia. Habían regresado Martí, Maceo, Guiteras, Mella y Rubén en una sola persona. Fidel era el organizador y el hombre de acción, el intelectual y el político con ética, el líder dispuesto a jugarse el pellejo para probar sus ideas. El pueblo mil veces engañado vio en él todo eso y decidió lanzarse otra vez a la Revolución.

El resto es conocido. Se podía hacer una revolución sin el ejército o con el ejército pero no contra éste, y Fidel rompió el dogma. Fresco aun el crimen de la CIA contra la Revolución guatemalteca de 1954, tampoco un gobierno latinoamericano podía desafiar a Estados Unidos y menos hacer una Reforma agraria que afectara intereses norteamericanos, Fidel volvió a romper el dogma y desde entonces saltaron por los aires los imposibles en Cuba. Pero no fue suficiente, en África eran invencibles los mercenarios blancos y el ejército racista sudafricano hasta que negros y  mestizos dirigidos por Fidel demostraron lo contrario. Como ha escrito el historiador Piero Gleijeses, en África Cuba humilló a una potencia de la Guerra fría –EEUU- y desafió a la otra –la Unión Soviética-, actuando por motivaciones propias a favor de los pueblos africanos.

Imposible era también que la Revolución se mantuviera en el poder en Cuba tras la desaparición de la URSS, que un país del Tercer Mundo compitiera en productos biotecnológicos con los del Primero y viviera de exportar servicios profesionales pero los cubanos guiados por Fidel lo posibilitaron.

Había que matarlo porque Fidel es la posibilidad de que los postergados, los de abajo, hagan posible lo que siempre les han negado. Y no bastaba con matarlo, había que desacreditarlo. “Revolución es no mentir jamás”, ha dicho el hombre sobre el que quizás más se haya mentido. 

Hace diez años que Fidel no gobierna en Cuba y cada día vivido desde entonces ha sido un día de derrota para sus poderosos enemigos. Un día en que se recuerda que no pudieron vencerlo ni con la guerra, ni con el asesinato; ni con el bloqueo económico, recrudecido después de la caída de la Unión Soviética.

Esa victoria no tendría sentido si la Revolución no continúa. Fidel no hubiera trabajado intensamente todos estos años, no hubiera consagrado su vida a la educación de su pueblo, si no es para que la Revolución lo sobreviva.

Pero con excepción de Cuba, solo países de geografía numerosa, lejanos de EEUU, con masa crítica demográfica, cultura milenaria y lengua propia han resistido de manera prolongada la hegemonía norteamericana.

“Fidel es un país”, escribió Juan Gelman pero eso era a inicios de la Revolución. Hoy  Fidel es una cultura, una geografía de la justicia y la soberanía, un lenguaje de la solidaridad que une a muchas personas más allá de las fronteras de Cuba. La Revolución sobrevivirá si mantiene viva esa cultura.


domingo, 7 de agosto de 2016

Esto escribí en el 2011, no se porque este fin de semana me vino a la mente, ¿o si?, de los humildes como nosotros solo se acordaran nuestros seres queridos,...

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos
(Jorge Luis Borges)



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Siempre quise decir esto. La memoria no es mas que un alumbramiento, una luz, antes de la próxima oscuridad, se muere con nosotros, salvo, que alguien que nos ha amado con devoción hasta la medula y ha hecho lamer nuestros huesos unos segundos antes, de dejar el techo del Hospital, en aquella camilla helada, decida hacer uso de un recuerdo impulsado por un recuerdo que yo le he contado.

Si esto no pasa, allí caerá un abismo, que el negro del gato de mi vecino no será mas que un  gato pardo, porque la inmensidad que por lo pronto no le hemos podido colocar color, será eso exactamente o algo parecido a un cartucho roto de la bodega de la esquina donde nací.

Por lo contrario si alguien o ella decide, no solo en alguna fiesta de fin de año próximo, apelar a su memoria, que será la de ella con un pedazo de pan de la mía, volverá un destello, una nueva aparición de Zaratustra y su fuego, y entonces no habremos muerto, al menos del todo, y la memoria seguirá existiendo hasta la próxima oscuridad de ella, salvo, …


jueves, 4 de agosto de 2016

Ayer a la noche tuve mi momento de mucha nostalgia, mis vivencias, mi Lawton querido, mis amores, me vinieron todos juntos, había recibido una mala noticia desde los míos en España, y mi señora actual sin saberlo me envió este link para que leyera. Algunos que me conocen dicen que soy de "lagrimas fáciles", pero eso viene de familia, las fiestas gitanas todas terminaban en llanto, así que no puedo ser menos, acá les dejo este reportaje publicado en la Revista ANFIBIA, una iniciativa digital de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), nacida en 2012. El documental de Silvio al final duele, como dije alguna vez "hasta que exista el barrio El Juanelo, no habremos construido el Socialismo", Silvio da cátedra de los que puede hacer un artista desde su lugar, por los humildes y para los humildes.

DESDE LA HABANA, TE ESCRIBO

(Por Julia Varela y Fernando Rodriguez, publicado en la Revista ANFIBIA)

El ida y vuelta de mails puede transformarse en un registro periodístico. Los cronistas Julia Varela y Fernando Rodríguez lo utilizan para contar la cotidianidad de Cuba y la Argentina. El relato sobre la escasez, el difícil acceso a Internet, la vida cultural, los turistas que se regodean con fotos de casas derruidas en La Habana o la visita de Obama a esa ciudad y a Buenos Aires sirven para registrar momentos clave de la región. Luces y sombras para reflexionar sobre la Revolución cubana, el capitalismo y el socialismo.


Desde un barrio de La Habana, enero de 2015

¡Hola mi vida! Voy a saludarte como todos acá: “Asere, ¿qué bolá?”

Me tenés cerca de Internet este mes como nunca. “Como nunca” es cada cinco días, pues Charito, la amiga de mi suegra que vive en Miami, le recargó crédito desde allá y Pilar socializó y nos pasó dinero a todos.

Ya después de más de dos años en Cuba, me he vuelto intolerante tanto a las críticas que provienen de quienes odian la Revolución como de quienes la idealizan románticamente. A los primeros les pregunto si tienen algo superador, de lo contrario mejor callarse (vos sabés que yo siempre fui un asqueroso). Y a los segundos, si serían capaces de haber ido al mercado, como fuimos ayer con mi novia, y que no haya aceite ni papel higiénico. Es probable la semana que viene llegue, pero nosotros no tendremos el dinero para comprarlo. Si defenderían la revolución durante dos, cinco, diez años alejados del consumo y el confort.  Pero ayer fuimos al teatro, y el sábado vamos a ver a Haydée Milanés que da un concierto con Pablo, su papá.

Uno ve que hay personas que vienen a Cuba a buscar la revolución como si fuese un objeto externo, algo a ver en quince días. Y sí, para eso están los museos. ¿Pero la Revolución? Está en la cotidianeidad, en sus sueños y en sus pesadillas. Porque sabemos que el socialismo no es algo que tengas que buscar afuera. Como el capitalismo, como el machismo. Está dentro y uno elige si darle de comer o no, como me dijiste alguna vez.

Me he encontrado con argentinos en la calle que me han dicho “nos encontramos con dos cubanos que nos hablaron mal de la revolución y tres que nos hablaron bien”. ¿Y ustedes vinieron a hacer encuestas?, les he preguntado. La verdad Juli, a veces me explota la cabeza.

Vine hace diez días y estaba rota la computadora hacía casi un mes, pero no era un problema para nadie. ¿Qué problema va a haber si el salario promedio es de 14 dólares y una hora de internet cuesta 4.50?



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La Plata, enero 2015

Hola bicho. Tengo que reconocer que estaba un poco enojada. Hace un tiempo publicaste un texto en el Facebook que decía que los que no te respondíamos los mails éramos unos egoístas, nos pasábamos el día mirándonos el ombligo. Me enojé, más vale. Porque yo te extraño, y además de que te vas lejos, me retás. Después entendí que lo hacés porque hay que patalear para que las cosas pasen, pero también porque si no me retaras, no serías vos. Siempre me retaste, y ahora que estás en la loma del orto no va a ser la excepción. Yo también te extraño y te quiero muchísimo.

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Cuba, marzo de 2015

Te pego en un solo documento varios correos breves que te escribí en diferentes días. Acá no se escribe en la computadora de Internet, sino que se escribe en casa, se copia en una memoria y se envía. Ayer recién me hice una cuenta que sirve para enviar correos solamente, después de que me entregaran mi carné de identidad renovado. Fue de lo más cómico porque me sacaron la foto, y cuando fui a buscarla, me habían agregado saco y corbata.

Estuve en la biblioteca Carlos Villena, el poeta que murió por la revolución que es una estrella de cómo escribe, esa que queda al final de la calle Obispo y de donde soy socio. La muchacha que me atendía siempre no estaba y pregunté si por fin ya se había ido a Estados Unidos. Y no. Su novio volvió de Miami y se compró una casa. Ha visto. Los cubanos son la candela, pero no son boludos. “Mijo si ella tiene dos dedos de frente”, me decían sus compañeras. Después me crucé con un ciego por el hall y lo acerqué al baño, pero una mujer de limpieza me dijo: “Yo me encargo mi vida, yo me encargo”.  Le dije: “Mamá, tú no pierdes oportunidad”. Me guiño un ojo y cerró la puerta del baño. Así nomás. Tomá mate.



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La Plata, mayo de 2015

Hace unos días me encontré con la Petisa y volví a pedirle la carta que me mandaste con ella. Pero ahora está trabajando en Buenos Aires todos los días y es difícil pescarla. Ya la voy a leer. Nos vimos en la fila para entrar al recital de Silvio Rodríguez. En un momento la gente empezó a gritarle: ¡Aguante el PC!, ¡Te amo!, ¡Qué bueno que estés acá!, tocá esta canción, tocá la otra. Y Silvio agarró el micrófono y dijo: “¿Ustedes vinieron a charlar o a escuchar?”. Silencio total en el Luna Park, no voló una mosca más en toda la noche. Tremendo personaje ese Silvio. Esa canción Querer tener riendas, que canta con Sara González es una locura. ¡Qué belleza!

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La Habana,  abril 2015

Me hiciste reír Julita con lo de Silvio. Mirá, hace un tiempo cuando estaba tocando acá le pidió al público que por favor no aplauda más porque lo doblaban en ruido y se desorientaba cuando tocaba la guitarra. Una de las cosas que me fascinaron siempre de Cuba fue Silvio, y siempre creí que como los artistas son hombres de su tiempo, Cuba debía ser muy grande para parir algo así. Y te confieso que una de las cosas que me trajeron a Cuba fue que él me gustara tanto. Lo vi la última vez hace unas dos semanas en La Plaza Roja, un barrio perdido por ahí, en su recital 68 de su Gira por los Barrios. No va mucha gente, es otra época y Silvio estuvo siempre a la mano. Es ya como invisible. Pero yo lo veo a veinte metros y no me la creo.

La próxima semana me voy a provincia con Yisell, andaremos por Oriente. Mañana se va con los niños y niñas del grupo de teatro infantil donde trabaja, La Colmenita, a una función en la escuela de Cine de San Antonio de los Baños, esa fundada por Gabriel García Márquez. Yo no puedo ir. Ella anda bien, trabajando demasiado.



Hoy cuando me desperté, había soñado con vos. Tenías esa boca inigualable pintada de rojo, aunque no logré ver si tenías esas medias a media pierna. Creo que quedé traumado con eso. Te cuento muchas cosas, espero que sepas qué contar y qué no; olvidate por un momento de que sos periodista y acordate que sos mi amiga.

Ahora tengo que salir a comprar una garrafa. Yo la pagaba cincuenta pesos argentinos, y acá vale 7 pesos cubanos, que es cuarto dólar. La vida en Cuba es dura, pero bien sabrosa. Más tarde voy a ir al Museo de la Revolución. Mirá como son las cosas que la entrada cuesta 5 dólares, pero con mi carné de residente son 5 pesos cubanos.

Besos Juli. Si sabés de alguien que venga para acá avisame, te quiero mandar unos libros. Por aquí sobran y no puedo enviarte otra cosa. Te abrazo fuerte.

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La Plata, mayo 2015

Te escribo rápido para contarte que yo también soñé con vos y fue muy real. Estaba esperando el tren en una estación del conurbano y de repente te veía de espalda. Te tocaba el hombro y ¡eras vos! Fue muy gracioso porque hubo una parte en cámara lenta y todo. Este fin de semana me armo unos mates y te escribo.

 Vi la foto de tu novia; Yisell es una diosa morena.

Estoy ahorrando. Es posible que el próximo aniversario de la Revolución lo pasemos juntos.

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La Habana, junio 2015

Sí, la negra me quiere de verdad. Le lleno la casa de gente y no me dice ni “mu”. Pero, ¿dónde se ha visto una sirena diciendo “mu”?

Por suerte, todos me dejan varios kilos de yerba mate. Te aclaro yerba mate porque en Cuba yerba es de la otra. No escribo la palabra porque este es un servidor con palabras donde saltan las palabras clave y ——– es una de ellas.

Lo justifico. Los yanquis no descansan.

Escribí un textito. ¿Me decís qué te parece? Quiero publicarlo en algún lado:

“Las seis mujeres descienden del transporte vestidas de blanco, como signo de pureza y libertad. Avanzan apresuradas con la cara en alto y los rostros contraídos. Cada una lleva escondida un arma para descargar en público. Es mediodía y el sol arde la Terminal 3 del Aeropuerto José Martí de La Habana.



Al cruzar la primera esquina, entre el tumulto de taxistas y parientes que regresan de despedir a sus familiares, dos hombres de lentes oscuros les bloquean el paso.

-Oye, ¿no vas a dejarme pasar? Déjame pasar-, insiste la mujer mirándolo a los ojos.

-No, mami. No voy a dejarte pasar-

La mujer intenta esquivarlo y el brazo del hombre de seguridad del Estado la detiene. El resto de Las Damas de Blanco no se demoran en hacerse oír bajo el sol en medio de la calle. “¡Vivan los derechos humanos!”, “¡abajo la dictadura de los Castro!”, “¡basta de hambre!” Con la calle cortada, los autos se detienen a observar y la escena cobra fisionomía de accidente de tránsito.

Los taxistas bajan de sus carros parqueados y observan con la cabeza asomada por arriba del techo. Una mujer de unos setenta años se detiene. Viene desde el aeropuerto de despedir a su hermana y lleva un bolso colgado del hombro para hacer compras en el Agro antes de regresar a casa. Viste una remera azul con pequeños orificios, pantalón de vestir y chancletas. Se suelta el pelo recogido y con los brazos en alto, enfrenta a la Dama de Blanco que aún discute con el hombre.

-¡Viva el comandante histórico de la revolución! ¡Viva Fidel Castro!- exclama con afonía.

- ¡Abajo la dictadura!, ¡vivan los derechos humanos! –los gritos se superponen desde el resto de las mujeres en medio de la calle”.

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La Plata, junio 2015

Tratemos de publicar ese texto en algún lado. Si querés, podemos editarlo juntos y hacer de esta nota un curso virtual de crónica, y así cuando estemos muertos publican nuestra correspondencia en un bello libro, al mejor estilo Sarte o Freud.

El otro día fui a conocer la Biblioteca Nacional. Había una máquina de esas de antes, donde ponías una monedita, tirabas de una palanca y te llevabas un paquete de cigarros. La máquina de la biblioteca estaba llena de libritos, del tamaño de una caja de Philip Morris. Por una moneda que salía 5 pesos te llevabas las cartas de Walsh, unos cuentos de Conti, Girondo o Alfonsina Storni. Una hermosura.



¿Qué estás haciendo en La Habana?

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La Habana, julio 2015

Hola ídola. Acá estoy mirando la historia de Bolivia por TeleSUR y tomando mate. Antes de la Revolución en Cuba la moneda se imprimía en Estados Unidos; y recién me vengo a enterar que antes de Evo las monedas de Bolivia se imprimían en España.

Yisell duerme, hace un rato nos comimos un pedazo de cerdo al horno con chicharritas. Hoy iba a ir a entrenar a la mañana pero el profesor no va, así que acá me tenés.

Por las tardes doy clases de artes marciales en la escuela del barrio, se llama Salvador Allende y tengo quince niños. También entreno con unos muchachos en un barrio industrial llamado Regla, donde cuelgan las banderas del PC y de Cuba arriba del ring, hermoso.

De haber vivido en Cuba treinta años, ya me hubiera ido. Y también probablemente hubiera vuelto. Porque de verdad que este país es una sabrosura. Lo dice mi profesor de entrenamiento. Él no es un bruto, estuvo en Rusia y en China, conoce Uropa, como dicen los cubanos: Uropa. Yo no sé explicarlo pero lo comprendo porque puedo sentirlo. No hay palabras para eso. La belleza y la ternura no se escriben, no se explican ni se cuentan.

En este país hay mucho “demasiado” arte, pero demasiado poco dinero. Es racionar, guardar, planificar y calcular el litro de aceite del mes. Es ir a la bodega a buscar la dieta con la Libreta de Abastecimiento, y si se te pasan las dos patamuslo del mes, reportarlo para el mes que viene porque no se te pueden perder. Pero también es haber ido al Ballet Nacional, como fuimos la semana pasada, y ver uno de los mejores cuatro del mundo por lo que cuesta un kilo de bananas.

Me di cuenta que te quiero mucho. Que serás por siempre mi amiga, no importa qué pase; ya vencimos la distancia. Es cursi, pero es así. Te quiero con muchos vinos y muchas ramblas.



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La Plata, agosto 2015

Ahora te escribo mientras vuelvo en el colectivo que reemplaza al tren Roca de Capital, porque venimos escuchando reggeaton y recién el chofer puso al palo esa canción del arroz con habichueeeela. ¡Qué pegajosa que es! Acá ya se baila; no sé qué negro trajo la cubanía, pero yo te siento más cerca.

Quiero bailar unas cumbias con vos en algún sucucho, tomar mucho vino y esas cosas. Besos miles. Obvio que vamos a seguir siendo amigos, aunque te vayas a vivir a Angola arriba de un árbol.

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La Habana, agosto 2015

Cuando retiro el pescado, el pollo, el arroz, el azúcar blanca y prieta, el café y los frijoles de la despensa con la libreta mensual, Fidel me mira desde un cuadro que está colgado de la pared como diciendo: “Vos comé y cállate la boca”.

Cuba no tiene con quien articular su economía y su noción de mundo: ocurre un terremoto en Ecuador y los extranjeros muertos son médicos cubanos. No quiero ver más turistas sacando fotografías a casas donde no vivirían nunca; haciéndoles preguntas a las cubanas y los cubanos con indiferencia, o a veces con maldad. Cuba es el museo mundial del automóvil antiguo, pero las personas los usan no porque les gustan, sino porque hubo un Bloqueo y el pueblo quedó en el pasado, y porque comprar un auto es imposible. Hoy escuché este diálogo en la calle:

-Hoy vi un libro del Che pero valía 20 dólares y eso cobra mi mamá por trabajar todo el mes. ¿Me lo comprás? Yo tengo una edición parecida pero le faltan las fotografías y no es el mismo papel. ¡Dale, si te lo gastás en un almuerzo! ¿De dónde sos?

-De España soy.

-¿Es cierto que en España la mayoría son burgueses? Mi papá fue y dice que son todos burgueses porque quieren estar en una oficina con aire acondicionado, ganar miles de euros, y tener una vida súper pero súper, pero súper chévere.



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La Habana, agosto 2015

Vos sabés que el padre de Yisell apareció hace un mes después de 26 años. No sé si te conté, pero ella no lo conocía. Era un delincuente hasta que se escapó y abandonó a todos. Ahora el tipo es millonario. Se llama Diosdado, vive en Brasil con una argentina. No sabés la que se armó acá.

Ese día Yisell se despertó y me dijo “estoy como nerviosa no sé por qué”, y a la tarde la llamó. Le ofreció hacerse la ciudadanía brasileña. Imagínate lo que es para los cubanos eso; a los extranjeros les pagan hasta 5000 dólares por casarse para irse del país.
Después de cenar nos fuimos a comprar globos para un nene, y me llevaron a una farmacia. Así es, los globos para los niños son los mismos preservativos. Así que de repente estaba inflando preservativos y pensando en el forro fosforescente del padre de Yisell que es negro, pelado y se llama Diosdado. Como el Diosdado Cabello venezolano socialista pero este es Diosdado sincabello y capitalista. El surrealismo a la orden del día.

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La Plata, agosto de 2015

La buena noticia es que me compré un torno para hacer alfarería. Creo que de a poco voy a poder ir devolviéndote todas las piezas que rompí aquella vez que le pegué un cabezazo al estante de tu casa y tiré todas.

La otra noticia es que votamos en las PASO. Nunca había votado antes. Qué miedo, mamá.

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La Habana, septiembre 2015

Estoy con mi suegra ahora. La tenemos acá hace unos días porque está con la presión baja, así que ayer vinieron Yerandi y Elizabeth a dormir y nos apretamos. La quiero con cojones, aunque se sirve helado con flan para ella sola, y Yisell le dice: “Mamá te pones de madre sirviéndote tú sola”, y ella le contesta: “¡Mija es que estoy enferma!”.

Ella sabe que nosotros vivimos con ciento cincuenta dólares mensuales y lo dice para joder.



“Mi problema es que el perro ese que han traído a la casa se comió dos habanos de Eleguá y despingó las dos vasijas, ese perro es la candela y io lo via botar pa’ la pinga, que pagué cien dólares porque tu padrino venga a ofrecer la mano a Orula y mientras a ti te va en éxitos y estás en tres canales de televisión, io ando toa sin ropa siquiera, que aquí siempre ustedes tienen invitados a comer y acaban con tó”, dice Pilar. Me gusta imitarla cada tanto. Aunque todos los miércoles le pregunto a Yisell si va a venir a cenar, porque de verdad la extraño. Me parece un personaje de lo más auténtico y cubano.

Acá metieron presos a unos tipos que citaban en algún lugar a quienes estaban dispuestos a pagar 5000 dólares para salir de la isla en lancha, y al llegar los golpeaban hasta matarlos. Les dieron perpetua. Fue un caso terrible y nunca visto en Cuba. Vos sabés que acá el crimen tiene la tasa más baja de Latinoamérica y el Caribe, pero ocurrió.

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La Plata, octubre 2015

Bicho. Esta noche me junto con las chicas con las que fui al Encuentro de Mujeres en Mar del Plata. Por primera vez en la historia de los encuentros nos reprimieron cuando estábamos pasando por la Catedral. Nos tiraron con balas de goma y probé el gusto de los gases lacrimógenos.

Parece que había un tipo que es skinhead y persona non grata en la ciudad y él fue el que tiró una valla de las que se ponen en las escalinatas. A los días todos los que hablaron salían a decir que ése fue el argumento para la represión. Pero la verdad es que los policías estaban por todos lados desde temprano, bien vestiditos de tortugas ninja.

Durante las corridas, esposaron a tres pibas y las dejaron detenidas adentro de la Catedral. ¿Desde cuándo se puede detener a alguien adentro de una iglesia?

El año que viene el encuentro es en Rosario. Todos los caminos apuntan a que nos van a meter bala de nuevo.



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La Habana, octubre 2015

El viernes llovía tanto que no pude venir. Llueve hace una semana y yo soy feliz como un sapo o una lombriz, porque estoy sin calor y es bueno descansar del calor. La lluvia además anticipa el invierno cubano. Aunque es muy ridículo, no es invierno pero es “su” invierno.

Vine a las computadoras con un correo largo en el pendrive, pero parece que tiene un virus y no abre los archivos. Si no los recupero, tengo que sentarme a escribir otra vez. Así que tampoco puedo enviarle a mi familia lo escrito, los chusmeríos cotidianos, los bretes que tan lindos son. Ahí te contaba que anoche fui a ver a Silvio en su concierto 69 de Gira por los barrios, en el barrio La Víbora. Tocó bajo una sombrilla igual que cada músico. Hermoso.

¿Vos me podrás enviar dos o tres notas en un word sobre panorama político argentino? Fran me mandó hace una semana, y casi me vuelvo loco.

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La Plata, octubre 2015

Te adjunto todos los documentos, editoriales, análisis que encontré. Nadie se esperaba lo que pasó el 25 de octubre. Hay muchas lecturas. Yo pensé que la Petisa te había escrito por estos días y por eso me relajé en contarte. Pero una de las primeras cosas que pensé fue en vos y en cómo te diría todo esto.

El viaje a Cuba con este panorama es un tema. Por suerte no compramos el pasaje, vamos a ver qué pasa.

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La Habana, noviembre 2015

Anoche fuimos a ver una banda de jazz, pero antes pasamos por la playa. Cuando voy al Golfito que queda acá a diez cuadras, se ve la orilla donde vivía y escribía Hemingway y me acordé de vos.

Me gusta cruzar nadando hasta ahí, salvo por el piso que está lleno de algas. Mirá, acá te pego dos poemas que escribí ayer y me senté a corregirlos hoy, aunque no están terminados. También va el texto de las payasas, habla de la esperanza y de que, al final, uno escribe pensando en las cosas que ama y desprecia del ser humano.



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La Plata, noviembre 2015

Te respondo súper rápido. Acá el tiempo está congelado, nadie quiere que pase nada hasta el 10 de diciembre. Después te mando un mail bien bonito con todos los nombres de los ministros, los ajustes que planean y los cambios de nombres a los centros culturales. Este año inauguraron el Centro Cultural Kirchner. Una belleza, en el edificio de correos de Alem y Corrientes. Adentro tiene una sala que se llama La Ballena Azul, porque es azul y porque entran 1.200 personas y tiene un escenario y una acústica increíble. El Chango Spasiuk, Marta Argerich, y un montón más de gigantes tocaron gratis. Pero ahora algunos quieren ponerle Nisman. Así estamos. Te mando un beso. Melconian y Prat Gay también.

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La Habana, febrero de 2016

Antes de la Revolución, el dueño de la refinería de petróleo del municipio de Regla, el barrio de La Habana que se ve frente al Malecón, viajaba en avioneta a almorzar a Estados Unidos y regresaba en el día. Hoy de ahí sale la garrafa o calabaza de gas que todos los cubanos retiran con la libreta de abastecimiento.

Y ayer cuando salí de entrenar conversaba con un amigo de lo poco que se habla del Congreso del Partido por estos días, y que el evento que está en boca de todos es la filmación de un fragmento de la película Rápido y Furioso.

 “Yo soy revolucionario y soy comunista, pero no soy ciego. Y si yo te digo que dejé de trabajar en el Policlínico para trabajar de seguridad en la discoteca de Cojimar, es porque el salario no me alcanza. Quiero irme un fin de semana con mi esposa y mi hijo; comer bien y tomar bien, y no puedo. Trabajo ocho horas por día, soy enfermero y cobro 450 pesos cubanos, menos de 20 dólares. Hace una semana, antes del Congreso del Partido el litro de aceite valía 2.40 y ahora 1.90; pero yo no puedo vivir tomando aceite. Yo conozco las limitaciones del país, pero no puedo”, decía él.



Cuando los alumnos de Orfilio empiezan a bromear acerca de que “estamos cansados de comer arroz con pollo o arroz con huevo todo el mes”, y “que bien vendría compadre de vez en cuando un pulpito con un vinito tinto”, Orfilio lanza un “¡Cómo está la gusanera! ¡Vamos, a ponerse los guantes que yo soy del Partido!” Y los muchachos se ríen.

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La Plata, diciembre 2015

El martes pasado me avisaron que el 31 de diciembre me quedo sin laburo. Me echaron, básicamente. No entré en pánico. No es el panorama más alentador el que se nos viene, pero algo vamos a poder hacer. Lo cierto es que mi sueldo, ese que me garantizaba estabilidad, poder pagar el alquiler, comer y pagarme mis arreglos, ya no va a estar. No temo porque confío mucho en la calle y la resistencia desde ese lado. Organizados y disputando lo que el kirchnerismo supo darnos, más allá de los palos y las balas, que también hubieron y de a montones.”

Un beso!

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La Habana, diciembre 2015

Te pido disculpas por la demora en contestar. Vi hace un rato por TeleSUR al asunción de Macri. Si Drácula lo muerde se muere de hambre.

Vine 5 días acá, y un día sin conexión, otro también, al tercero una cola de una hora y media para comprar una tarjeta, luego otra para sentarse en una máquina, entonces me fui y volví al cuarto día y era lo mismo, y ahora que es el quinto acá estoy. El “5” es el mío parece, yo que soy un “sin códigos”. Yo amo este país, es el hijo malcriado del mundo, el experimento que la política y la economía jamás vieron.

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La Plata, febrero 2016

Después del desquicio que fue fin de año, donde la pasé muy mal, a fines de enero conseguí unas changas. Fue todo muy raro y bastante horrible, porque muchos periodistas nos quedamos sin trabajo. Es tremendo ver como todas las semanas hay un despedido nuevo. Pensé que no iban a dejar pasar el salamín, el jamón crudo y el fernet en el aeropuerto. Si yo soy la controladora de embarque me las guardo. ¡Qué excelente que haya llegado todo!



¡No me di cuenta de que te mandé La Nación del 10 de diciembre! Quería hacerte un chiste y no me di cuenta que está la editorial nefasta de los milicos. Perdón, me gustaba la idea de mandarte un diario, y ese tiene una buena infografía del gobierno, pero hace poquitos días me avivé de que te había mandado esa basura.

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La Habana, marzo 2016

No salió en los diarios, pero hoy encontraron a 21 personas muertas cerca de las costas de México.

Lo sé porque entre ellos estaba la hermana de Leonor, una alumna de Red de Educadores Populares y vino a casa hace unos días para ver una foto. Su hermana se había ido a Estados Unidos en una lancha ilegal desde Pinar del Río; juntaron dinero entre todos y compraron un motor.

La foto era de la gente que estaba en el Buque Madre y quería verla en algo más grande que su teléfono porque tal vez estaba su hermana. El Buque Madre junta personas que están perdidas en el mar y no avisa quiénes están hasta que no los devuelve a Cuba. Puede tardar hasta dos meses en llegar al país. Mientras tanto los familiares se mueren de la ansiedad y los piensan perdidos o creen que se ahogaron, que están varados en algún cayo o presos en las Bahamas. 

Pero hoy llamé a Juliana a ver qué sabía de Leonor, y me dijo que encontraron a los veintiún náufragos. Entre ellos estaba su hermana, dos bebés y un chico de catorce años… muertos, llegando a las costas de México. Se perdieron y se murieron de sed al sol.

Es muy loco que esto pase en medio de la llegada de Obama, y seguramente se sepa cuando se vaya. Es muy fuerte. Mirá el poder de la fascinación por el extranjero y el sueño americano; pero también el miedo que muchos cubanos tienen es que, en cualquier momento, se caiga la Ley de Ajuste y no puedan entrar más a Estados Unidos.
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También hoy cerraron el túnel subfluvial que atraviesa la Bahía, pues Obama estaba en la Cervecera, un lugar del puerto donde una vez nos tomamos como cuatro litros de cerveza y nos fuimos sin pagar. A partir de ahora, eso se acabó.

Leonor le escribe poemas a Fidel, y su hermana huía como si estuviéramos viviendo en Siria; se tira al mar para alcanzar el sueño americano.

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La Plata, marzo 2016

Lo mejor que me pasó ayer fue encontrarme con la Petisa y que me diera la carta aquella que me escribiste hace ya un año y medio, y que nunca fui a buscar. Me emocioné, se la mostré a todos en esta oficina podrida desde donde te escribo y nadie supo darle el valor mágico que realmente tiene. Estoy leyendo Mascaró, el libro de Conti. Es muy loco pero estoy segura de que si hicieran una encuesta en esta coyuntura sobre lo que está leyendo la gente, muchos dirían ficción; creo que es el mejor mecanismo de defensa a este bodrio. Yo me compré todos los cuentos de Cortázar, y de a poco voy leyendo las revistitas que me mandaste de la Casa de las Américas. Leí el texto de Murakami donde habla del ritmo de la escritura, donde explica que escribir y tocar el piano son la misma cosa. Hermoso. Acá se las están mandando. Llenaron de banderitas yanquis toda la Plaza de Mayo por la llegada de Obama, a un día de que se cumplan los 40 años del Golpe.

El mejor comentario de la semana fue de Martiniano Molina. Un periodista le preguntó si pensaba hacer un museo en el Pozo de Quilmes. ¿Qué respondió? “Los baches son prioridad en nuestra gestión”. Baches. No se puede creer. Yo todavía no entiendo cómo es que no nos colonizaron los marcianos.

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La Habana, marzo 2016

Si yo viviera afuera de Cuba seguro querría que Obama no pise la isla, pero estando acá es bien distinto. Lo que le han hecho a Cuba es no dejarla ser para que ningún país del mundo elija su camino. No se puede querer que Cuba viva en un museo. Vení y viví acá adentro, cobrá un salario de 18 dólares al mes y que un filtro de agua te cueste 35; que no haya modo de que te envíen dinero desde Argentina y ahí vemos si seguís defendiendo la revolución. El problema es que en las ansias por cambiar hay muchos que miran a los Estados Unidos sólo porque está enfrente, en lugar de mirar a Venezuela.

A Cuba se le pide todo lo que el mundo no hace y se habla de los cubanos como si fueran extraterrestres, a los que se les pide que resistan desde otro planeta. Aunque uno sí siente que está en otro planeta. No tener Internet es volver a la madera. Lavar las bolsas de residuos para volver a usarlas hace bien a la naturaleza, pero no es por eso que la gente las lava.

A mí lo que no me lava nadie es la bolita del ojo de ver a chicos en la Argentina de la edad de mis sobrinos pidiendo en el tren. El capitalismo hace doler la cabeza. Prefiero que me duelan los pies por caminar con ojotas viejas.

Quisiera que vos me cuentes ¿cómo andás con la vida en la Argentina? Hoy me dijo Aniet que allá habían movilizado como un millón de personas. ¿Es cierto? ¿O es una infladera típica de la cubanía? Debés tener la cabeza a diez mil por hora, como el reggaeton que me entra por la ventana: “Dile a tu novio que se quede allí en la casa, nosotros lo hacemo´ así”.

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La Plata, mayo 2016

¡Me llegó tu carta! ¡Qué emoción recibir una por correo tradicional! En realidad, al principio me asustó. Nos están llegando las facturas de la luz y el gas con más del 400% de aumento, y cuando vi que el cartero me había dejado un papelito azul en el buzón del edificio salí corriendo al correo pensando que era algo de eso.



Cuando llegué y le di el papelito al chico de la mesa de entradas, me miró con sospecha. Nadie me explicaba qué pasaba, pero me mandaron a un pasillo que decía “Edictos Judiciales”.

“Ya está, me olvidé de pagar el monotributo y estoy al horno”, pensé. Pero no, al lado del cartelón, había una ventanilla mínima que obvio, ya casi nadie usa, y ahí me dieron tu carta. Debemos ser de los pocos que mantenemos vivo el sistema de correo.

Como los precios están por las nubes, Miguel Graciano lanzó una plataforma web que se llama “El mapa del asado”. La idea es que cada persona se meta y diga cuánto está el kilo de carne en su barrio. De estar acá seguro lo estarías usando.

El malestar colectivo se hace notar y está empezando a calar hondo en la vida cotidiana. Separaciones, peleas chicas que se vuelven grandes, miserias que aparecen entre compañeros, coditos de oro que se asoman. Los sociólogos y antropólogos, chochos.

Toda esta situación me retrotrae al 2000, cuando estábamos en la facultad usando pulover de llama y leíamos a Ignacio Lewkowicz y autores de ese estilo; cuando conocimos al amado Jorge Huergo, que empezó a abrirnos los ojos y encender la mecha.

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La Habana, mayo 2016

Ser cubano y vivir en un país socialista parece es más tortuoso que ser chileno, español o argentino y vivir en un país capitalista. Si el deseo o cierto nivel de consumo deseamos o tenemos, somos capitalistas. Nos quieren hacer creer que el socialismo es ser pobre. ¿Y a quién vamos a convencer así? Es una trampa, no creas en eso. El socialismo no puede ser no tener, sino tener lo necesario para vivir con justicia y sin problemas. No se trata de vivir bien. Se trata, en realidad, del buen vivir.

Ayer por la tarde salí de entrenar y un viejo me tocó el hombro. Tenía un pescadito en la mano, lo había pescado para agregar algo de gusto al arroz del mediodía. Se imaginó que yo era argentino, y cuando se puso a hablar del Che, se largó a llorar. Es una pena que los cubanos no conozcan otra cosa y estén cansados de lo que uno se enamora.