Ayer a la noche tuve mi momento de mucha nostalgia, mis vivencias, mi Lawton querido, mis amores, me vinieron todos juntos, había recibido una mala noticia desde los míos en España, y mi señora actual sin saberlo me envió este link para que leyera. Algunos que me conocen dicen que soy de "lagrimas fáciles", pero eso viene de familia, las fiestas gitanas todas terminaban en llanto, así que no puedo ser menos, acá les dejo este reportaje publicado en la Revista ANFIBIA, una iniciativa digital de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), nacida en 2012. El documental de Silvio al final duele, como dije alguna vez "hasta que exista el barrio El Juanelo, no habremos construido el Socialismo", Silvio da cátedra de los que puede hacer un artista desde su lugar, por los humildes y para los humildes.
DESDE LA HABANA, TE ESCRIBO
(Por Julia Varela y Fernando
Rodriguez, publicado en la Revista ANFIBIA)
El ida y vuelta de mails
puede transformarse en un registro periodístico. Los cronistas Julia Varela y
Fernando Rodríguez lo utilizan para contar la cotidianidad de Cuba y la
Argentina. El relato sobre la escasez, el difícil acceso a Internet, la vida
cultural, los turistas que se regodean con fotos de casas derruidas en La Habana
o la visita de Obama a esa ciudad y a Buenos Aires sirven para registrar
momentos clave de la región. Luces y sombras para reflexionar sobre la
Revolución cubana, el capitalismo y el socialismo.
Desde un barrio de La
Habana, enero de 2015
¡Hola mi vida! Voy a
saludarte como todos acá: “Asere, ¿qué bolá?”
Me tenés cerca de Internet
este mes como nunca. “Como nunca” es cada cinco días, pues Charito, la amiga de
mi suegra que vive en Miami, le recargó crédito desde allá y Pilar socializó y
nos pasó dinero a todos.
Ya después de más de dos
años en Cuba, me he vuelto intolerante tanto a las críticas que provienen de
quienes odian la Revolución como de quienes la idealizan románticamente. A los
primeros les pregunto si tienen algo superador, de lo contrario mejor callarse
(vos sabés que yo siempre fui un asqueroso). Y a los segundos, si serían
capaces de haber ido al mercado, como fuimos ayer con mi novia, y que no haya
aceite ni papel higiénico. Es probable la semana que viene llegue, pero
nosotros no tendremos el dinero para comprarlo. Si defenderían la revolución
durante dos, cinco, diez años alejados del consumo y el confort. Pero ayer fuimos al teatro, y el sábado vamos
a ver a Haydée Milanés que da un concierto con Pablo, su papá.
Uno ve que hay personas que
vienen a Cuba a buscar la revolución como si fuese un objeto externo, algo a
ver en quince días. Y sí, para eso están los museos. ¿Pero la Revolución? Está
en la cotidianeidad, en sus sueños y en sus pesadillas. Porque sabemos que el
socialismo no es algo que tengas que buscar afuera. Como el capitalismo, como
el machismo. Está dentro y uno elige si darle de comer o no, como me dijiste
alguna vez.
Me he encontrado con
argentinos en la calle que me han dicho “nos encontramos con dos cubanos que
nos hablaron mal de la revolución y tres que nos hablaron bien”. ¿Y ustedes
vinieron a hacer encuestas?, les he preguntado. La verdad Juli, a veces me
explota la cabeza.
Vine hace diez días y estaba
rota la computadora hacía casi un mes, pero no era un problema para nadie. ¿Qué
problema va a haber si el salario promedio es de 14 dólares y una hora de
internet cuesta 4.50?
***
La Plata, enero 2015
Hola bicho. Tengo que
reconocer que estaba un poco enojada. Hace un tiempo publicaste un texto en el
Facebook que decía que los que no te respondíamos los mails éramos unos
egoístas, nos pasábamos el día mirándonos el ombligo. Me enojé, más vale.
Porque yo te extraño, y además de que te vas lejos, me retás. Después entendí
que lo hacés porque hay que patalear para que las cosas pasen, pero también
porque si no me retaras, no serías vos. Siempre me retaste, y ahora que estás
en la loma del orto no va a ser la excepción. Yo también te extraño y te quiero
muchísimo.
***
Cuba, marzo de 2015
Te pego en un solo documento
varios correos breves que te escribí en diferentes días. Acá no se escribe en
la computadora de Internet, sino que se escribe en casa, se copia en una
memoria y se envía. Ayer recién me hice una cuenta que sirve para enviar
correos solamente, después de que me entregaran mi carné de identidad renovado.
Fue de lo más cómico porque me sacaron la foto, y cuando fui a buscarla, me
habían agregado saco y corbata.
Estuve en la biblioteca
Carlos Villena, el poeta que murió por la revolución que es una estrella de
cómo escribe, esa que queda al final de la calle Obispo y de donde soy socio.
La muchacha que me atendía siempre no estaba y pregunté si por fin ya se había
ido a Estados Unidos. Y no. Su novio volvió de Miami y se compró una casa. Ha
visto. Los cubanos son la candela, pero no son boludos. “Mijo si ella tiene dos
dedos de frente”, me decían sus compañeras. Después me crucé con un ciego por
el hall y lo acerqué al baño, pero una mujer de limpieza me dijo: “Yo me
encargo mi vida, yo me encargo”. Le
dije: “Mamá, tú no pierdes oportunidad”. Me guiño un ojo y cerró la puerta del
baño. Así nomás. Tomá mate.
***
La Plata, mayo de 2015
Hace unos días me encontré
con la Petisa y volví a pedirle la carta que me mandaste con ella. Pero ahora
está trabajando en Buenos Aires todos los días y es difícil pescarla. Ya la voy
a leer. Nos vimos en la fila para entrar al recital de Silvio Rodríguez. En un
momento la gente empezó a gritarle: ¡Aguante el PC!, ¡Te amo!, ¡Qué bueno que
estés acá!, tocá esta canción, tocá la otra. Y Silvio agarró el micrófono y
dijo: “¿Ustedes vinieron a charlar o a escuchar?”. Silencio total en el Luna
Park, no voló una mosca más en toda la noche. Tremendo personaje ese Silvio.
Esa canción Querer tener riendas, que canta con Sara González es una locura.
¡Qué belleza!
***
La Habana, abril 2015
Me hiciste reír Julita con
lo de Silvio. Mirá, hace un tiempo cuando estaba tocando acá le pidió al
público que por favor no aplauda más porque lo doblaban en ruido y se
desorientaba cuando tocaba la guitarra. Una de las cosas que me fascinaron
siempre de Cuba fue Silvio, y siempre creí que como los artistas son hombres de
su tiempo, Cuba debía ser muy grande para parir algo así. Y te confieso que una
de las cosas que me trajeron a Cuba fue que él me gustara tanto. Lo vi la
última vez hace unas dos semanas en La Plaza Roja, un barrio perdido por ahí,
en su recital 68 de su Gira por los Barrios. No va mucha gente, es otra época y
Silvio estuvo siempre a la mano. Es ya como invisible. Pero yo lo veo a veinte
metros y no me la creo.
La próxima semana me voy a
provincia con Yisell, andaremos por Oriente. Mañana se va con los niños y niñas
del grupo de teatro infantil donde trabaja, La Colmenita, a una función en la
escuela de Cine de San Antonio de los Baños, esa fundada por Gabriel García
Márquez. Yo no puedo ir. Ella anda bien, trabajando demasiado.
Hoy cuando me desperté,
había soñado con vos. Tenías esa boca inigualable pintada de rojo, aunque no
logré ver si tenías esas medias a media pierna. Creo que quedé traumado con
eso. Te cuento muchas cosas, espero que sepas qué contar y qué no; olvidate por
un momento de que sos periodista y acordate que sos mi amiga.
Ahora tengo que salir a
comprar una garrafa. Yo la pagaba cincuenta pesos argentinos, y acá vale 7
pesos cubanos, que es cuarto dólar. La vida en Cuba es dura, pero bien sabrosa.
Más tarde voy a ir al Museo de la Revolución. Mirá como son las cosas que la
entrada cuesta 5 dólares, pero con mi carné de residente son 5 pesos cubanos.
Besos Juli. Si sabés de
alguien que venga para acá avisame, te quiero mandar unos libros. Por aquí
sobran y no puedo enviarte otra cosa. Te abrazo fuerte.
***
La Plata, mayo 2015
Te escribo rápido para
contarte que yo también soñé con vos y fue muy real. Estaba esperando el tren
en una estación del conurbano y de repente te veía de espalda. Te tocaba el
hombro y ¡eras vos! Fue muy gracioso porque hubo una parte en cámara lenta y todo.
Este fin de semana me armo unos mates y te escribo.
Vi la foto de tu novia; Yisell es una diosa
morena.
Estoy ahorrando. Es posible
que el próximo aniversario de la Revolución lo pasemos juntos.
***
La Habana, junio 2015
Sí, la negra me quiere de
verdad. Le lleno la casa de gente y no me dice ni “mu”. Pero, ¿dónde se ha
visto una sirena diciendo “mu”?
Por suerte, todos me dejan
varios kilos de yerba mate. Te aclaro yerba mate porque en Cuba yerba es de la
otra. No escribo la palabra porque este es un servidor con palabras donde
saltan las palabras clave y ——– es una de ellas.
Lo justifico. Los yanquis no
descansan.
Escribí un textito. ¿Me
decís qué te parece? Quiero publicarlo en algún lado:
“Las seis mujeres descienden
del transporte vestidas de blanco, como signo de pureza y libertad. Avanzan
apresuradas con la cara en alto y los rostros contraídos. Cada una lleva
escondida un arma para descargar en público. Es mediodía y el sol arde la
Terminal 3 del Aeropuerto José Martí de La Habana.
Al cruzar la primera
esquina, entre el tumulto de taxistas y parientes que regresan de despedir a
sus familiares, dos hombres de lentes oscuros les bloquean el paso.
-Oye, ¿no vas a dejarme
pasar? Déjame pasar-, insiste la mujer mirándolo a los ojos.
-No, mami. No voy a dejarte
pasar-
La mujer intenta esquivarlo
y el brazo del hombre de seguridad del Estado la detiene. El resto de Las Damas
de Blanco no se demoran en hacerse oír bajo el sol en medio de la calle.
“¡Vivan los derechos humanos!”, “¡abajo la dictadura de los Castro!”, “¡basta
de hambre!” Con la calle cortada, los autos se detienen a observar y la escena
cobra fisionomía de accidente de tránsito.
Los taxistas bajan de sus
carros parqueados y observan con la cabeza asomada por arriba del techo. Una
mujer de unos setenta años se detiene. Viene desde el aeropuerto de despedir a
su hermana y lleva un bolso colgado del hombro para hacer compras en el Agro
antes de regresar a casa. Viste una remera azul con pequeños orificios,
pantalón de vestir y chancletas. Se suelta el pelo recogido y con los brazos en
alto, enfrenta a la Dama de Blanco que aún discute con el hombre.
-¡Viva el comandante
histórico de la revolución! ¡Viva Fidel Castro!- exclama con afonía.
- ¡Abajo la dictadura!,
¡vivan los derechos humanos! –los gritos se superponen desde el resto de las
mujeres en medio de la calle”.
***
La Plata, junio 2015
Tratemos de publicar ese
texto en algún lado. Si querés, podemos editarlo juntos y hacer de esta nota un
curso virtual de crónica, y así cuando estemos muertos publican nuestra
correspondencia en un bello libro, al mejor estilo Sarte o Freud.
El otro día fui a conocer la
Biblioteca Nacional. Había una máquina de esas de antes, donde ponías una monedita,
tirabas de una palanca y te llevabas un paquete de cigarros. La máquina de la
biblioteca estaba llena de libritos, del tamaño de una caja de Philip Morris.
Por una moneda que salía 5 pesos te llevabas las cartas de Walsh, unos cuentos
de Conti, Girondo o Alfonsina Storni. Una hermosura.
¿Qué estás haciendo en La
Habana?
***
La Habana, julio 2015
Hola ídola. Acá estoy
mirando la historia de Bolivia por TeleSUR y tomando mate. Antes de la
Revolución en Cuba la moneda se imprimía en Estados Unidos; y recién me vengo a
enterar que antes de Evo las monedas de Bolivia se imprimían en España.
Yisell duerme, hace un rato
nos comimos un pedazo de cerdo al horno con chicharritas. Hoy iba a ir a
entrenar a la mañana pero el profesor no va, así que acá me tenés.
Por las tardes doy clases de
artes marciales en la escuela del barrio, se llama Salvador Allende y tengo
quince niños. También entreno con unos muchachos en un barrio industrial
llamado Regla, donde cuelgan las banderas del PC y de Cuba arriba del ring,
hermoso.
De haber vivido en Cuba
treinta años, ya me hubiera ido. Y también probablemente hubiera vuelto. Porque
de verdad que este país es una sabrosura. Lo dice mi profesor de entrenamiento.
Él no es un bruto, estuvo en Rusia y en China, conoce Uropa, como dicen los
cubanos: Uropa. Yo no sé explicarlo pero lo comprendo porque puedo sentirlo. No
hay palabras para eso. La belleza y la ternura no se escriben, no se explican
ni se cuentan.
En este país hay mucho
“demasiado” arte, pero demasiado poco dinero. Es racionar, guardar, planificar
y calcular el litro de aceite del mes. Es ir a la bodega a buscar la dieta con
la Libreta de Abastecimiento, y si se te pasan las dos patamuslo del mes,
reportarlo para el mes que viene porque no se te pueden perder. Pero también es
haber ido al Ballet Nacional, como fuimos la semana pasada, y ver uno de los
mejores cuatro del mundo por lo que cuesta un kilo de bananas.
Me di cuenta que te quiero
mucho. Que serás por siempre mi amiga, no importa qué pase; ya vencimos la
distancia. Es cursi, pero es así. Te quiero con muchos vinos y muchas ramblas.
***
La Plata, agosto 2015
Ahora te escribo mientras
vuelvo en el colectivo que reemplaza al tren Roca de Capital, porque venimos
escuchando reggeaton y recién el chofer puso al palo esa canción del arroz con
habichueeeela. ¡Qué pegajosa que es! Acá ya se baila; no sé qué negro trajo la
cubanía, pero yo te siento más cerca.
Quiero bailar unas cumbias
con vos en algún sucucho, tomar mucho vino y esas cosas. Besos miles. Obvio que
vamos a seguir siendo amigos, aunque te vayas a vivir a Angola arriba de un
árbol.
***
La Habana, agosto 2015
Cuando retiro el pescado, el
pollo, el arroz, el azúcar blanca y prieta, el café y los frijoles de la
despensa con la libreta mensual, Fidel me mira desde un cuadro que está colgado
de la pared como diciendo: “Vos comé y cállate la boca”.
Cuba no tiene con quien
articular su economía y su noción de mundo: ocurre un terremoto en Ecuador y
los extranjeros muertos son médicos cubanos. No quiero ver más turistas sacando
fotografías a casas donde no vivirían nunca; haciéndoles preguntas a las cubanas
y los cubanos con indiferencia, o a veces con maldad. Cuba es el museo mundial
del automóvil antiguo, pero las personas los usan no porque les gustan, sino
porque hubo un Bloqueo y el pueblo quedó en el pasado, y porque comprar un auto
es imposible. Hoy escuché este diálogo en la calle:
-Hoy vi un libro del Che
pero valía 20 dólares y eso cobra mi mamá por trabajar todo el mes. ¿Me lo
comprás? Yo tengo una edición parecida pero le faltan las fotografías y no es
el mismo papel. ¡Dale, si te lo gastás en un almuerzo! ¿De dónde sos?
-De España soy.
-¿Es cierto que en España la
mayoría son burgueses? Mi papá fue y dice que son todos burgueses porque
quieren estar en una oficina con aire acondicionado, ganar miles de euros, y
tener una vida súper pero súper, pero súper chévere.
***
La Habana, agosto 2015
Vos sabés que el padre de
Yisell apareció hace un mes después de 26 años. No sé si te conté, pero ella no
lo conocía. Era un delincuente hasta que se escapó y abandonó a todos. Ahora el
tipo es millonario. Se llama Diosdado, vive en Brasil con una argentina. No
sabés la que se armó acá.
Ese día Yisell se despertó y
me dijo “estoy como nerviosa no sé por qué”, y a la tarde la llamó. Le ofreció
hacerse la ciudadanía brasileña. Imagínate lo que es para los cubanos eso; a
los extranjeros les pagan hasta 5000 dólares por casarse para irse del país.
Después de cenar nos fuimos
a comprar globos para un nene, y me llevaron a una farmacia. Así es, los globos
para los niños son los mismos preservativos. Así que de repente estaba inflando
preservativos y pensando en el forro fosforescente del padre de Yisell que es
negro, pelado y se llama Diosdado. Como el Diosdado Cabello venezolano
socialista pero este es Diosdado sincabello y capitalista. El surrealismo a la
orden del día.
***
La Plata, agosto de 2015
La buena noticia es que me
compré un torno para hacer alfarería. Creo que de a poco voy a poder ir
devolviéndote todas las piezas que rompí aquella vez que le pegué un cabezazo
al estante de tu casa y tiré todas.
La otra noticia es que
votamos en las PASO. Nunca había votado antes. Qué miedo, mamá.
***
La Habana, septiembre 2015
Estoy con mi suegra ahora.
La tenemos acá hace unos días porque está con la presión baja, así que ayer
vinieron Yerandi y Elizabeth a dormir y nos apretamos. La quiero con cojones,
aunque se sirve helado con flan para ella sola, y Yisell le dice: “Mamá te pones
de madre sirviéndote tú sola”, y ella le contesta: “¡Mija es que estoy
enferma!”.
Ella sabe que nosotros
vivimos con ciento cincuenta dólares mensuales y lo dice para joder.
“Mi problema es que el perro
ese que han traído a la casa se comió dos habanos de Eleguá y despingó las dos
vasijas, ese perro es la candela y io lo via botar pa’ la pinga, que pagué cien
dólares porque tu padrino venga a ofrecer la mano a Orula y mientras a ti te va
en éxitos y estás en tres canales de televisión, io ando toa sin ropa siquiera,
que aquí siempre ustedes tienen invitados a comer y acaban con tó”, dice Pilar.
Me gusta imitarla cada tanto. Aunque todos los miércoles le pregunto a Yisell
si va a venir a cenar, porque de verdad la extraño. Me parece un personaje de
lo más auténtico y cubano.
Acá metieron presos a unos
tipos que citaban en algún lugar a quienes estaban dispuestos a pagar 5000
dólares para salir de la isla en lancha, y al llegar los golpeaban hasta
matarlos. Les dieron perpetua. Fue un caso terrible y nunca visto en Cuba. Vos
sabés que acá el crimen tiene la tasa más baja de Latinoamérica y el Caribe,
pero ocurrió.
***
La Plata, octubre 2015
Bicho. Esta noche me junto
con las chicas con las que fui al Encuentro de Mujeres en Mar del Plata. Por
primera vez en la historia de los encuentros nos reprimieron cuando estábamos
pasando por la Catedral. Nos tiraron con balas de goma y probé el gusto de los
gases lacrimógenos.
Parece que había un tipo que
es skinhead y persona non grata en la ciudad y él fue el que tiró una valla de
las que se ponen en las escalinatas. A los días todos los que hablaron salían a
decir que ése fue el argumento para la represión. Pero la verdad es que los
policías estaban por todos lados desde temprano, bien vestiditos de tortugas
ninja.
Durante las corridas,
esposaron a tres pibas y las dejaron detenidas adentro de la Catedral. ¿Desde
cuándo se puede detener a alguien adentro de una iglesia?
El año que viene el
encuentro es en Rosario. Todos los caminos apuntan a que nos van a meter bala
de nuevo.
***
La Habana, octubre 2015
El viernes llovía tanto que
no pude venir. Llueve hace una semana y yo soy feliz como un sapo o una
lombriz, porque estoy sin calor y es bueno descansar del calor. La lluvia
además anticipa el invierno cubano. Aunque es muy ridículo, no es invierno pero
es “su” invierno.
Vine a las computadoras con
un correo largo en el pendrive, pero parece que tiene un virus y no abre los
archivos. Si no los recupero, tengo que sentarme a escribir otra vez. Así que
tampoco puedo enviarle a mi familia lo escrito, los chusmeríos cotidianos, los
bretes que tan lindos son. Ahí te contaba que anoche fui a ver a Silvio en su
concierto 69 de Gira por los barrios, en el barrio La Víbora. Tocó bajo una
sombrilla igual que cada músico. Hermoso.
¿Vos me podrás enviar dos o
tres notas en un word sobre panorama político argentino? Fran me mandó hace una
semana, y casi me vuelvo loco.
***
La Plata, octubre 2015
Te adjunto todos los
documentos, editoriales, análisis que encontré. Nadie se esperaba lo que pasó
el 25 de octubre. Hay muchas lecturas. Yo pensé que la Petisa te había escrito
por estos días y por eso me relajé en contarte. Pero una de las primeras cosas
que pensé fue en vos y en cómo te diría todo esto.
El viaje a Cuba con este
panorama es un tema. Por suerte no compramos el pasaje, vamos a ver qué pasa.
***
La Habana, noviembre 2015
Anoche fuimos a ver una
banda de jazz, pero antes pasamos por la playa. Cuando voy al Golfito que queda
acá a diez cuadras, se ve la orilla donde vivía y escribía Hemingway y me
acordé de vos.
Me gusta cruzar nadando
hasta ahí, salvo por el piso que está lleno de algas. Mirá, acá te pego dos
poemas que escribí ayer y me senté a corregirlos hoy, aunque no están
terminados. También va el texto de las payasas, habla de la esperanza y de que,
al final, uno escribe pensando en las cosas que ama y desprecia del ser humano.
***
La Plata, noviembre 2015
Te respondo súper rápido.
Acá el tiempo está congelado, nadie quiere que pase nada hasta el 10 de
diciembre. Después te mando un mail bien bonito con todos los nombres de los
ministros, los ajustes que planean y los cambios de nombres a los centros
culturales. Este año inauguraron el Centro Cultural Kirchner. Una belleza, en
el edificio de correos de Alem y Corrientes. Adentro tiene una sala que se
llama La Ballena Azul, porque es azul y porque entran 1.200 personas y tiene un
escenario y una acústica increíble. El Chango Spasiuk, Marta Argerich, y un
montón más de gigantes tocaron gratis. Pero ahora algunos quieren ponerle
Nisman. Así estamos. Te mando un beso. Melconian y Prat Gay también.
***
La Habana, febrero de 2016
Antes de la Revolución, el
dueño de la refinería de petróleo del municipio de Regla, el barrio de La
Habana que se ve frente al Malecón, viajaba en avioneta a almorzar a Estados
Unidos y regresaba en el día. Hoy de ahí sale la garrafa o calabaza de gas que
todos los cubanos retiran con la libreta de abastecimiento.
Y ayer cuando salí de
entrenar conversaba con un amigo de lo poco que se habla del Congreso del
Partido por estos días, y que el evento que está en boca de todos es la
filmación de un fragmento de la película Rápido y Furioso.
“Yo soy revolucionario y soy comunista, pero
no soy ciego. Y si yo te digo que dejé de trabajar en el Policlínico para
trabajar de seguridad en la discoteca de Cojimar, es porque el salario no me
alcanza. Quiero irme un fin de semana con mi esposa y mi hijo; comer bien y
tomar bien, y no puedo. Trabajo ocho horas por día, soy enfermero y cobro 450
pesos cubanos, menos de 20 dólares. Hace una semana, antes del Congreso del
Partido el litro de aceite valía 2.40 y ahora 1.90; pero yo no puedo vivir
tomando aceite. Yo conozco las limitaciones del país, pero no puedo”, decía él.
Cuando los alumnos de
Orfilio empiezan a bromear acerca de que “estamos cansados de comer arroz con
pollo o arroz con huevo todo el mes”, y “que bien vendría compadre de vez en
cuando un pulpito con un vinito tinto”, Orfilio lanza un “¡Cómo está la
gusanera! ¡Vamos, a ponerse los guantes que yo soy del Partido!” Y los
muchachos se ríen.
***
La Plata, diciembre 2015
El martes pasado me avisaron
que el 31 de diciembre me quedo sin laburo. Me echaron, básicamente. No entré
en pánico. No es el panorama más alentador el que se nos viene, pero algo vamos
a poder hacer. Lo cierto es que mi sueldo, ese que me garantizaba estabilidad,
poder pagar el alquiler, comer y pagarme mis arreglos, ya no va a estar. No
temo porque confío mucho en la calle y la resistencia desde ese lado.
Organizados y disputando lo que el kirchnerismo supo darnos, más allá de los
palos y las balas, que también hubieron y de a montones.”
Un beso!
***
La Habana, diciembre 2015
Te pido disculpas por la
demora en contestar. Vi hace un rato por TeleSUR al asunción de Macri. Si
Drácula lo muerde se muere de hambre.
Vine 5 días acá, y un día
sin conexión, otro también, al tercero una cola de una hora y media para
comprar una tarjeta, luego otra para sentarse en una máquina, entonces me fui y
volví al cuarto día y era lo mismo, y ahora que es el quinto acá estoy. El “5”
es el mío parece, yo que soy un “sin códigos”. Yo amo este país, es el hijo
malcriado del mundo, el experimento que la política y la economía jamás vieron.
***
La Plata, febrero 2016
Después del desquicio que
fue fin de año, donde la pasé muy mal, a fines de enero conseguí unas changas.
Fue todo muy raro y bastante horrible, porque muchos periodistas nos quedamos
sin trabajo. Es tremendo ver como todas las semanas hay un despedido nuevo.
Pensé que no iban a dejar pasar el salamín, el jamón crudo y el fernet en el
aeropuerto. Si yo soy la controladora de embarque me las guardo. ¡Qué excelente
que haya llegado todo!
¡No me di cuenta de que te
mandé La Nación del 10 de diciembre! Quería hacerte un chiste y no me di cuenta
que está la editorial nefasta de los milicos. Perdón, me gustaba la idea de
mandarte un diario, y ese tiene una buena infografía del gobierno, pero hace
poquitos días me avivé de que te había mandado esa basura.
***
La Habana, marzo 2016
No salió en los diarios,
pero hoy encontraron a 21 personas muertas cerca de las costas de México.
Lo sé porque entre ellos
estaba la hermana de Leonor, una alumna de Red de Educadores Populares y vino a
casa hace unos días para ver una foto. Su hermana se había ido a Estados Unidos
en una lancha ilegal desde Pinar del Río; juntaron dinero entre todos y
compraron un motor.
La foto era de la gente que
estaba en el Buque Madre y quería verla en algo más grande que su teléfono
porque tal vez estaba su hermana. El Buque Madre junta personas que están
perdidas en el mar y no avisa quiénes están hasta que no los devuelve a Cuba.
Puede tardar hasta dos meses en llegar al país. Mientras tanto los familiares
se mueren de la ansiedad y los piensan perdidos o creen que se ahogaron, que
están varados en algún cayo o presos en las Bahamas.
Pero hoy llamé a Juliana a
ver qué sabía de Leonor, y me dijo que encontraron a los veintiún náufragos.
Entre ellos estaba su hermana, dos bebés y un chico de catorce años… muertos,
llegando a las costas de México. Se perdieron y se murieron de sed al sol.
Es muy loco que esto pase en
medio de la llegada de Obama, y seguramente se sepa cuando se vaya. Es muy
fuerte. Mirá el poder de la fascinación por el extranjero y el sueño americano;
pero también el miedo que muchos cubanos tienen es que, en cualquier momento,
se caiga la Ley de Ajuste y no puedan entrar más a Estados Unidos.
cuba_epistolar_izq_14
También hoy cerraron el
túnel subfluvial que atraviesa la Bahía, pues Obama estaba en la Cervecera, un
lugar del puerto donde una vez nos tomamos como cuatro litros de cerveza y nos
fuimos sin pagar. A partir de ahora, eso se acabó.
Leonor le escribe poemas a
Fidel, y su hermana huía como si estuviéramos viviendo en Siria; se tira al mar
para alcanzar el sueño americano.
***
La Plata, marzo 2016
Lo mejor que me pasó ayer
fue encontrarme con la Petisa y que me diera la carta aquella que me escribiste
hace ya un año y medio, y que nunca fui a buscar. Me emocioné, se la mostré a
todos en esta oficina podrida desde donde te escribo y nadie supo darle el
valor mágico que realmente tiene. Estoy leyendo Mascaró, el libro de Conti. Es
muy loco pero estoy segura de que si hicieran una encuesta en esta coyuntura
sobre lo que está leyendo la gente, muchos dirían ficción; creo que es el mejor
mecanismo de defensa a este bodrio. Yo me compré todos los cuentos de Cortázar,
y de a poco voy leyendo las revistitas que me mandaste de la Casa de las
Américas. Leí el texto de Murakami donde habla del ritmo de la escritura, donde
explica que escribir y tocar el piano son la misma cosa. Hermoso. Acá se las
están mandando. Llenaron de banderitas yanquis toda la Plaza de Mayo por la
llegada de Obama, a un día de que se cumplan los 40 años del Golpe.
El mejor comentario de la
semana fue de Martiniano Molina. Un periodista le preguntó si pensaba hacer un
museo en el Pozo de Quilmes. ¿Qué respondió? “Los baches son prioridad en
nuestra gestión”. Baches. No se puede creer. Yo todavía no entiendo cómo es que
no nos colonizaron los marcianos.
***
La Habana, marzo 2016
Si yo viviera afuera de Cuba
seguro querría que Obama no pise la isla, pero estando acá es bien distinto. Lo
que le han hecho a Cuba es no dejarla ser para que ningún país del mundo elija
su camino. No se puede querer que Cuba viva en un museo. Vení y viví acá
adentro, cobrá un salario de 18 dólares al mes y que un filtro de agua te
cueste 35; que no haya modo de que te envíen dinero desde Argentina y ahí vemos
si seguís defendiendo la revolución. El problema es que en las ansias por
cambiar hay muchos que miran a los Estados Unidos sólo porque está enfrente, en
lugar de mirar a Venezuela.
A Cuba se le pide todo lo
que el mundo no hace y se habla de los cubanos como si fueran extraterrestres,
a los que se les pide que resistan desde otro planeta. Aunque uno sí siente que
está en otro planeta. No tener Internet es volver a la madera. Lavar las bolsas
de residuos para volver a usarlas hace bien a la naturaleza, pero no es por eso
que la gente las lava.
A mí lo que no me lava nadie
es la bolita del ojo de ver a chicos en la Argentina de la edad de mis sobrinos
pidiendo en el tren. El capitalismo hace doler la cabeza. Prefiero que me
duelan los pies por caminar con ojotas viejas.
Quisiera que vos me cuentes
¿cómo andás con la vida en la Argentina? Hoy me dijo Aniet que allá habían
movilizado como un millón de personas. ¿Es cierto? ¿O es una infladera típica
de la cubanía? Debés tener la cabeza a diez mil por hora, como el reggaeton que
me entra por la ventana: “Dile a tu novio que se quede allí en la casa,
nosotros lo hacemo´ así”.
***
La Plata, mayo 2016
¡Me llegó tu carta! ¡Qué
emoción recibir una por correo tradicional! En realidad, al principio me
asustó. Nos están llegando las facturas de la luz y el gas con más del 400% de
aumento, y cuando vi que el cartero me había dejado un papelito azul en el
buzón del edificio salí corriendo al correo pensando que era algo de eso.
Cuando llegué y le di el
papelito al chico de la mesa de entradas, me miró con sospecha. Nadie me
explicaba qué pasaba, pero me mandaron a un pasillo que decía “Edictos
Judiciales”.
“Ya está, me olvidé de pagar
el monotributo y estoy al horno”, pensé. Pero no, al lado del cartelón, había
una ventanilla mínima que obvio, ya casi nadie usa, y ahí me dieron tu carta.
Debemos ser de los pocos que mantenemos vivo el sistema de correo.
Como los precios están por
las nubes, Miguel Graciano lanzó una plataforma web que se llama “El mapa del
asado”. La idea es que cada persona se meta y diga cuánto está el kilo de carne
en su barrio. De estar acá seguro lo estarías usando.
El malestar colectivo se
hace notar y está empezando a calar hondo en la vida cotidiana. Separaciones,
peleas chicas que se vuelven grandes, miserias que aparecen entre compañeros,
coditos de oro que se asoman. Los sociólogos y antropólogos, chochos.
Toda esta situación me
retrotrae al 2000, cuando estábamos en la facultad usando pulover de llama y
leíamos a Ignacio Lewkowicz y autores de ese estilo; cuando conocimos al amado
Jorge Huergo, que empezó a abrirnos los ojos y encender la mecha.
***
La Habana, mayo 2016
Ser cubano y vivir en un
país socialista parece es más tortuoso que ser chileno, español o argentino y
vivir en un país capitalista. Si el deseo o cierto nivel de consumo deseamos o
tenemos, somos capitalistas. Nos quieren hacer creer que el socialismo es ser pobre.
¿Y a quién vamos a convencer así? Es una trampa, no creas en eso. El socialismo
no puede ser no tener, sino tener lo necesario para vivir con justicia y sin
problemas. No se trata de vivir bien. Se trata, en realidad, del buen vivir.
Ayer por la tarde salí de
entrenar y un viejo me tocó el hombro. Tenía un pescadito en la mano, lo había
pescado para agregar algo de gusto al arroz del mediodía. Se imaginó que yo era
argentino, y cuando se puso a hablar del Che, se largó a llorar. Es una pena
que los cubanos no conozcan otra cosa y estén cansados de lo que uno se
enamora.
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