Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

jueves, 4 de agosto de 2016

Ayer a la noche tuve mi momento de mucha nostalgia, mis vivencias, mi Lawton querido, mis amores, me vinieron todos juntos, había recibido una mala noticia desde los míos en España, y mi señora actual sin saberlo me envió este link para que leyera. Algunos que me conocen dicen que soy de "lagrimas fáciles", pero eso viene de familia, las fiestas gitanas todas terminaban en llanto, así que no puedo ser menos, acá les dejo este reportaje publicado en la Revista ANFIBIA, una iniciativa digital de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), nacida en 2012. El documental de Silvio al final duele, como dije alguna vez "hasta que exista el barrio El Juanelo, no habremos construido el Socialismo", Silvio da cátedra de los que puede hacer un artista desde su lugar, por los humildes y para los humildes.

DESDE LA HABANA, TE ESCRIBO

(Por Julia Varela y Fernando Rodriguez, publicado en la Revista ANFIBIA)

El ida y vuelta de mails puede transformarse en un registro periodístico. Los cronistas Julia Varela y Fernando Rodríguez lo utilizan para contar la cotidianidad de Cuba y la Argentina. El relato sobre la escasez, el difícil acceso a Internet, la vida cultural, los turistas que se regodean con fotos de casas derruidas en La Habana o la visita de Obama a esa ciudad y a Buenos Aires sirven para registrar momentos clave de la región. Luces y sombras para reflexionar sobre la Revolución cubana, el capitalismo y el socialismo.


Desde un barrio de La Habana, enero de 2015

¡Hola mi vida! Voy a saludarte como todos acá: “Asere, ¿qué bolá?”

Me tenés cerca de Internet este mes como nunca. “Como nunca” es cada cinco días, pues Charito, la amiga de mi suegra que vive en Miami, le recargó crédito desde allá y Pilar socializó y nos pasó dinero a todos.

Ya después de más de dos años en Cuba, me he vuelto intolerante tanto a las críticas que provienen de quienes odian la Revolución como de quienes la idealizan románticamente. A los primeros les pregunto si tienen algo superador, de lo contrario mejor callarse (vos sabés que yo siempre fui un asqueroso). Y a los segundos, si serían capaces de haber ido al mercado, como fuimos ayer con mi novia, y que no haya aceite ni papel higiénico. Es probable la semana que viene llegue, pero nosotros no tendremos el dinero para comprarlo. Si defenderían la revolución durante dos, cinco, diez años alejados del consumo y el confort.  Pero ayer fuimos al teatro, y el sábado vamos a ver a Haydée Milanés que da un concierto con Pablo, su papá.

Uno ve que hay personas que vienen a Cuba a buscar la revolución como si fuese un objeto externo, algo a ver en quince días. Y sí, para eso están los museos. ¿Pero la Revolución? Está en la cotidianeidad, en sus sueños y en sus pesadillas. Porque sabemos que el socialismo no es algo que tengas que buscar afuera. Como el capitalismo, como el machismo. Está dentro y uno elige si darle de comer o no, como me dijiste alguna vez.

Me he encontrado con argentinos en la calle que me han dicho “nos encontramos con dos cubanos que nos hablaron mal de la revolución y tres que nos hablaron bien”. ¿Y ustedes vinieron a hacer encuestas?, les he preguntado. La verdad Juli, a veces me explota la cabeza.

Vine hace diez días y estaba rota la computadora hacía casi un mes, pero no era un problema para nadie. ¿Qué problema va a haber si el salario promedio es de 14 dólares y una hora de internet cuesta 4.50?



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La Plata, enero 2015

Hola bicho. Tengo que reconocer que estaba un poco enojada. Hace un tiempo publicaste un texto en el Facebook que decía que los que no te respondíamos los mails éramos unos egoístas, nos pasábamos el día mirándonos el ombligo. Me enojé, más vale. Porque yo te extraño, y además de que te vas lejos, me retás. Después entendí que lo hacés porque hay que patalear para que las cosas pasen, pero también porque si no me retaras, no serías vos. Siempre me retaste, y ahora que estás en la loma del orto no va a ser la excepción. Yo también te extraño y te quiero muchísimo.

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Cuba, marzo de 2015

Te pego en un solo documento varios correos breves que te escribí en diferentes días. Acá no se escribe en la computadora de Internet, sino que se escribe en casa, se copia en una memoria y se envía. Ayer recién me hice una cuenta que sirve para enviar correos solamente, después de que me entregaran mi carné de identidad renovado. Fue de lo más cómico porque me sacaron la foto, y cuando fui a buscarla, me habían agregado saco y corbata.

Estuve en la biblioteca Carlos Villena, el poeta que murió por la revolución que es una estrella de cómo escribe, esa que queda al final de la calle Obispo y de donde soy socio. La muchacha que me atendía siempre no estaba y pregunté si por fin ya se había ido a Estados Unidos. Y no. Su novio volvió de Miami y se compró una casa. Ha visto. Los cubanos son la candela, pero no son boludos. “Mijo si ella tiene dos dedos de frente”, me decían sus compañeras. Después me crucé con un ciego por el hall y lo acerqué al baño, pero una mujer de limpieza me dijo: “Yo me encargo mi vida, yo me encargo”.  Le dije: “Mamá, tú no pierdes oportunidad”. Me guiño un ojo y cerró la puerta del baño. Así nomás. Tomá mate.



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La Plata, mayo de 2015

Hace unos días me encontré con la Petisa y volví a pedirle la carta que me mandaste con ella. Pero ahora está trabajando en Buenos Aires todos los días y es difícil pescarla. Ya la voy a leer. Nos vimos en la fila para entrar al recital de Silvio Rodríguez. En un momento la gente empezó a gritarle: ¡Aguante el PC!, ¡Te amo!, ¡Qué bueno que estés acá!, tocá esta canción, tocá la otra. Y Silvio agarró el micrófono y dijo: “¿Ustedes vinieron a charlar o a escuchar?”. Silencio total en el Luna Park, no voló una mosca más en toda la noche. Tremendo personaje ese Silvio. Esa canción Querer tener riendas, que canta con Sara González es una locura. ¡Qué belleza!

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La Habana,  abril 2015

Me hiciste reír Julita con lo de Silvio. Mirá, hace un tiempo cuando estaba tocando acá le pidió al público que por favor no aplauda más porque lo doblaban en ruido y se desorientaba cuando tocaba la guitarra. Una de las cosas que me fascinaron siempre de Cuba fue Silvio, y siempre creí que como los artistas son hombres de su tiempo, Cuba debía ser muy grande para parir algo así. Y te confieso que una de las cosas que me trajeron a Cuba fue que él me gustara tanto. Lo vi la última vez hace unas dos semanas en La Plaza Roja, un barrio perdido por ahí, en su recital 68 de su Gira por los Barrios. No va mucha gente, es otra época y Silvio estuvo siempre a la mano. Es ya como invisible. Pero yo lo veo a veinte metros y no me la creo.

La próxima semana me voy a provincia con Yisell, andaremos por Oriente. Mañana se va con los niños y niñas del grupo de teatro infantil donde trabaja, La Colmenita, a una función en la escuela de Cine de San Antonio de los Baños, esa fundada por Gabriel García Márquez. Yo no puedo ir. Ella anda bien, trabajando demasiado.



Hoy cuando me desperté, había soñado con vos. Tenías esa boca inigualable pintada de rojo, aunque no logré ver si tenías esas medias a media pierna. Creo que quedé traumado con eso. Te cuento muchas cosas, espero que sepas qué contar y qué no; olvidate por un momento de que sos periodista y acordate que sos mi amiga.

Ahora tengo que salir a comprar una garrafa. Yo la pagaba cincuenta pesos argentinos, y acá vale 7 pesos cubanos, que es cuarto dólar. La vida en Cuba es dura, pero bien sabrosa. Más tarde voy a ir al Museo de la Revolución. Mirá como son las cosas que la entrada cuesta 5 dólares, pero con mi carné de residente son 5 pesos cubanos.

Besos Juli. Si sabés de alguien que venga para acá avisame, te quiero mandar unos libros. Por aquí sobran y no puedo enviarte otra cosa. Te abrazo fuerte.

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La Plata, mayo 2015

Te escribo rápido para contarte que yo también soñé con vos y fue muy real. Estaba esperando el tren en una estación del conurbano y de repente te veía de espalda. Te tocaba el hombro y ¡eras vos! Fue muy gracioso porque hubo una parte en cámara lenta y todo. Este fin de semana me armo unos mates y te escribo.

 Vi la foto de tu novia; Yisell es una diosa morena.

Estoy ahorrando. Es posible que el próximo aniversario de la Revolución lo pasemos juntos.

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La Habana, junio 2015

Sí, la negra me quiere de verdad. Le lleno la casa de gente y no me dice ni “mu”. Pero, ¿dónde se ha visto una sirena diciendo “mu”?

Por suerte, todos me dejan varios kilos de yerba mate. Te aclaro yerba mate porque en Cuba yerba es de la otra. No escribo la palabra porque este es un servidor con palabras donde saltan las palabras clave y ——– es una de ellas.

Lo justifico. Los yanquis no descansan.

Escribí un textito. ¿Me decís qué te parece? Quiero publicarlo en algún lado:

“Las seis mujeres descienden del transporte vestidas de blanco, como signo de pureza y libertad. Avanzan apresuradas con la cara en alto y los rostros contraídos. Cada una lleva escondida un arma para descargar en público. Es mediodía y el sol arde la Terminal 3 del Aeropuerto José Martí de La Habana.



Al cruzar la primera esquina, entre el tumulto de taxistas y parientes que regresan de despedir a sus familiares, dos hombres de lentes oscuros les bloquean el paso.

-Oye, ¿no vas a dejarme pasar? Déjame pasar-, insiste la mujer mirándolo a los ojos.

-No, mami. No voy a dejarte pasar-

La mujer intenta esquivarlo y el brazo del hombre de seguridad del Estado la detiene. El resto de Las Damas de Blanco no se demoran en hacerse oír bajo el sol en medio de la calle. “¡Vivan los derechos humanos!”, “¡abajo la dictadura de los Castro!”, “¡basta de hambre!” Con la calle cortada, los autos se detienen a observar y la escena cobra fisionomía de accidente de tránsito.

Los taxistas bajan de sus carros parqueados y observan con la cabeza asomada por arriba del techo. Una mujer de unos setenta años se detiene. Viene desde el aeropuerto de despedir a su hermana y lleva un bolso colgado del hombro para hacer compras en el Agro antes de regresar a casa. Viste una remera azul con pequeños orificios, pantalón de vestir y chancletas. Se suelta el pelo recogido y con los brazos en alto, enfrenta a la Dama de Blanco que aún discute con el hombre.

-¡Viva el comandante histórico de la revolución! ¡Viva Fidel Castro!- exclama con afonía.

- ¡Abajo la dictadura!, ¡vivan los derechos humanos! –los gritos se superponen desde el resto de las mujeres en medio de la calle”.

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La Plata, junio 2015

Tratemos de publicar ese texto en algún lado. Si querés, podemos editarlo juntos y hacer de esta nota un curso virtual de crónica, y así cuando estemos muertos publican nuestra correspondencia en un bello libro, al mejor estilo Sarte o Freud.

El otro día fui a conocer la Biblioteca Nacional. Había una máquina de esas de antes, donde ponías una monedita, tirabas de una palanca y te llevabas un paquete de cigarros. La máquina de la biblioteca estaba llena de libritos, del tamaño de una caja de Philip Morris. Por una moneda que salía 5 pesos te llevabas las cartas de Walsh, unos cuentos de Conti, Girondo o Alfonsina Storni. Una hermosura.



¿Qué estás haciendo en La Habana?

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La Habana, julio 2015

Hola ídola. Acá estoy mirando la historia de Bolivia por TeleSUR y tomando mate. Antes de la Revolución en Cuba la moneda se imprimía en Estados Unidos; y recién me vengo a enterar que antes de Evo las monedas de Bolivia se imprimían en España.

Yisell duerme, hace un rato nos comimos un pedazo de cerdo al horno con chicharritas. Hoy iba a ir a entrenar a la mañana pero el profesor no va, así que acá me tenés.

Por las tardes doy clases de artes marciales en la escuela del barrio, se llama Salvador Allende y tengo quince niños. También entreno con unos muchachos en un barrio industrial llamado Regla, donde cuelgan las banderas del PC y de Cuba arriba del ring, hermoso.

De haber vivido en Cuba treinta años, ya me hubiera ido. Y también probablemente hubiera vuelto. Porque de verdad que este país es una sabrosura. Lo dice mi profesor de entrenamiento. Él no es un bruto, estuvo en Rusia y en China, conoce Uropa, como dicen los cubanos: Uropa. Yo no sé explicarlo pero lo comprendo porque puedo sentirlo. No hay palabras para eso. La belleza y la ternura no se escriben, no se explican ni se cuentan.

En este país hay mucho “demasiado” arte, pero demasiado poco dinero. Es racionar, guardar, planificar y calcular el litro de aceite del mes. Es ir a la bodega a buscar la dieta con la Libreta de Abastecimiento, y si se te pasan las dos patamuslo del mes, reportarlo para el mes que viene porque no se te pueden perder. Pero también es haber ido al Ballet Nacional, como fuimos la semana pasada, y ver uno de los mejores cuatro del mundo por lo que cuesta un kilo de bananas.

Me di cuenta que te quiero mucho. Que serás por siempre mi amiga, no importa qué pase; ya vencimos la distancia. Es cursi, pero es así. Te quiero con muchos vinos y muchas ramblas.



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La Plata, agosto 2015

Ahora te escribo mientras vuelvo en el colectivo que reemplaza al tren Roca de Capital, porque venimos escuchando reggeaton y recién el chofer puso al palo esa canción del arroz con habichueeeela. ¡Qué pegajosa que es! Acá ya se baila; no sé qué negro trajo la cubanía, pero yo te siento más cerca.

Quiero bailar unas cumbias con vos en algún sucucho, tomar mucho vino y esas cosas. Besos miles. Obvio que vamos a seguir siendo amigos, aunque te vayas a vivir a Angola arriba de un árbol.

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La Habana, agosto 2015

Cuando retiro el pescado, el pollo, el arroz, el azúcar blanca y prieta, el café y los frijoles de la despensa con la libreta mensual, Fidel me mira desde un cuadro que está colgado de la pared como diciendo: “Vos comé y cállate la boca”.

Cuba no tiene con quien articular su economía y su noción de mundo: ocurre un terremoto en Ecuador y los extranjeros muertos son médicos cubanos. No quiero ver más turistas sacando fotografías a casas donde no vivirían nunca; haciéndoles preguntas a las cubanas y los cubanos con indiferencia, o a veces con maldad. Cuba es el museo mundial del automóvil antiguo, pero las personas los usan no porque les gustan, sino porque hubo un Bloqueo y el pueblo quedó en el pasado, y porque comprar un auto es imposible. Hoy escuché este diálogo en la calle:

-Hoy vi un libro del Che pero valía 20 dólares y eso cobra mi mamá por trabajar todo el mes. ¿Me lo comprás? Yo tengo una edición parecida pero le faltan las fotografías y no es el mismo papel. ¡Dale, si te lo gastás en un almuerzo! ¿De dónde sos?

-De España soy.

-¿Es cierto que en España la mayoría son burgueses? Mi papá fue y dice que son todos burgueses porque quieren estar en una oficina con aire acondicionado, ganar miles de euros, y tener una vida súper pero súper, pero súper chévere.



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La Habana, agosto 2015

Vos sabés que el padre de Yisell apareció hace un mes después de 26 años. No sé si te conté, pero ella no lo conocía. Era un delincuente hasta que se escapó y abandonó a todos. Ahora el tipo es millonario. Se llama Diosdado, vive en Brasil con una argentina. No sabés la que se armó acá.

Ese día Yisell se despertó y me dijo “estoy como nerviosa no sé por qué”, y a la tarde la llamó. Le ofreció hacerse la ciudadanía brasileña. Imagínate lo que es para los cubanos eso; a los extranjeros les pagan hasta 5000 dólares por casarse para irse del país.
Después de cenar nos fuimos a comprar globos para un nene, y me llevaron a una farmacia. Así es, los globos para los niños son los mismos preservativos. Así que de repente estaba inflando preservativos y pensando en el forro fosforescente del padre de Yisell que es negro, pelado y se llama Diosdado. Como el Diosdado Cabello venezolano socialista pero este es Diosdado sincabello y capitalista. El surrealismo a la orden del día.

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La Plata, agosto de 2015

La buena noticia es que me compré un torno para hacer alfarería. Creo que de a poco voy a poder ir devolviéndote todas las piezas que rompí aquella vez que le pegué un cabezazo al estante de tu casa y tiré todas.

La otra noticia es que votamos en las PASO. Nunca había votado antes. Qué miedo, mamá.

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La Habana, septiembre 2015

Estoy con mi suegra ahora. La tenemos acá hace unos días porque está con la presión baja, así que ayer vinieron Yerandi y Elizabeth a dormir y nos apretamos. La quiero con cojones, aunque se sirve helado con flan para ella sola, y Yisell le dice: “Mamá te pones de madre sirviéndote tú sola”, y ella le contesta: “¡Mija es que estoy enferma!”.

Ella sabe que nosotros vivimos con ciento cincuenta dólares mensuales y lo dice para joder.



“Mi problema es que el perro ese que han traído a la casa se comió dos habanos de Eleguá y despingó las dos vasijas, ese perro es la candela y io lo via botar pa’ la pinga, que pagué cien dólares porque tu padrino venga a ofrecer la mano a Orula y mientras a ti te va en éxitos y estás en tres canales de televisión, io ando toa sin ropa siquiera, que aquí siempre ustedes tienen invitados a comer y acaban con tó”, dice Pilar. Me gusta imitarla cada tanto. Aunque todos los miércoles le pregunto a Yisell si va a venir a cenar, porque de verdad la extraño. Me parece un personaje de lo más auténtico y cubano.

Acá metieron presos a unos tipos que citaban en algún lugar a quienes estaban dispuestos a pagar 5000 dólares para salir de la isla en lancha, y al llegar los golpeaban hasta matarlos. Les dieron perpetua. Fue un caso terrible y nunca visto en Cuba. Vos sabés que acá el crimen tiene la tasa más baja de Latinoamérica y el Caribe, pero ocurrió.

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La Plata, octubre 2015

Bicho. Esta noche me junto con las chicas con las que fui al Encuentro de Mujeres en Mar del Plata. Por primera vez en la historia de los encuentros nos reprimieron cuando estábamos pasando por la Catedral. Nos tiraron con balas de goma y probé el gusto de los gases lacrimógenos.

Parece que había un tipo que es skinhead y persona non grata en la ciudad y él fue el que tiró una valla de las que se ponen en las escalinatas. A los días todos los que hablaron salían a decir que ése fue el argumento para la represión. Pero la verdad es que los policías estaban por todos lados desde temprano, bien vestiditos de tortugas ninja.

Durante las corridas, esposaron a tres pibas y las dejaron detenidas adentro de la Catedral. ¿Desde cuándo se puede detener a alguien adentro de una iglesia?

El año que viene el encuentro es en Rosario. Todos los caminos apuntan a que nos van a meter bala de nuevo.



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La Habana, octubre 2015

El viernes llovía tanto que no pude venir. Llueve hace una semana y yo soy feliz como un sapo o una lombriz, porque estoy sin calor y es bueno descansar del calor. La lluvia además anticipa el invierno cubano. Aunque es muy ridículo, no es invierno pero es “su” invierno.

Vine a las computadoras con un correo largo en el pendrive, pero parece que tiene un virus y no abre los archivos. Si no los recupero, tengo que sentarme a escribir otra vez. Así que tampoco puedo enviarle a mi familia lo escrito, los chusmeríos cotidianos, los bretes que tan lindos son. Ahí te contaba que anoche fui a ver a Silvio en su concierto 69 de Gira por los barrios, en el barrio La Víbora. Tocó bajo una sombrilla igual que cada músico. Hermoso.

¿Vos me podrás enviar dos o tres notas en un word sobre panorama político argentino? Fran me mandó hace una semana, y casi me vuelvo loco.

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La Plata, octubre 2015

Te adjunto todos los documentos, editoriales, análisis que encontré. Nadie se esperaba lo que pasó el 25 de octubre. Hay muchas lecturas. Yo pensé que la Petisa te había escrito por estos días y por eso me relajé en contarte. Pero una de las primeras cosas que pensé fue en vos y en cómo te diría todo esto.

El viaje a Cuba con este panorama es un tema. Por suerte no compramos el pasaje, vamos a ver qué pasa.

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La Habana, noviembre 2015

Anoche fuimos a ver una banda de jazz, pero antes pasamos por la playa. Cuando voy al Golfito que queda acá a diez cuadras, se ve la orilla donde vivía y escribía Hemingway y me acordé de vos.

Me gusta cruzar nadando hasta ahí, salvo por el piso que está lleno de algas. Mirá, acá te pego dos poemas que escribí ayer y me senté a corregirlos hoy, aunque no están terminados. También va el texto de las payasas, habla de la esperanza y de que, al final, uno escribe pensando en las cosas que ama y desprecia del ser humano.



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La Plata, noviembre 2015

Te respondo súper rápido. Acá el tiempo está congelado, nadie quiere que pase nada hasta el 10 de diciembre. Después te mando un mail bien bonito con todos los nombres de los ministros, los ajustes que planean y los cambios de nombres a los centros culturales. Este año inauguraron el Centro Cultural Kirchner. Una belleza, en el edificio de correos de Alem y Corrientes. Adentro tiene una sala que se llama La Ballena Azul, porque es azul y porque entran 1.200 personas y tiene un escenario y una acústica increíble. El Chango Spasiuk, Marta Argerich, y un montón más de gigantes tocaron gratis. Pero ahora algunos quieren ponerle Nisman. Así estamos. Te mando un beso. Melconian y Prat Gay también.

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La Habana, febrero de 2016

Antes de la Revolución, el dueño de la refinería de petróleo del municipio de Regla, el barrio de La Habana que se ve frente al Malecón, viajaba en avioneta a almorzar a Estados Unidos y regresaba en el día. Hoy de ahí sale la garrafa o calabaza de gas que todos los cubanos retiran con la libreta de abastecimiento.

Y ayer cuando salí de entrenar conversaba con un amigo de lo poco que se habla del Congreso del Partido por estos días, y que el evento que está en boca de todos es la filmación de un fragmento de la película Rápido y Furioso.

 “Yo soy revolucionario y soy comunista, pero no soy ciego. Y si yo te digo que dejé de trabajar en el Policlínico para trabajar de seguridad en la discoteca de Cojimar, es porque el salario no me alcanza. Quiero irme un fin de semana con mi esposa y mi hijo; comer bien y tomar bien, y no puedo. Trabajo ocho horas por día, soy enfermero y cobro 450 pesos cubanos, menos de 20 dólares. Hace una semana, antes del Congreso del Partido el litro de aceite valía 2.40 y ahora 1.90; pero yo no puedo vivir tomando aceite. Yo conozco las limitaciones del país, pero no puedo”, decía él.



Cuando los alumnos de Orfilio empiezan a bromear acerca de que “estamos cansados de comer arroz con pollo o arroz con huevo todo el mes”, y “que bien vendría compadre de vez en cuando un pulpito con un vinito tinto”, Orfilio lanza un “¡Cómo está la gusanera! ¡Vamos, a ponerse los guantes que yo soy del Partido!” Y los muchachos se ríen.

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La Plata, diciembre 2015

El martes pasado me avisaron que el 31 de diciembre me quedo sin laburo. Me echaron, básicamente. No entré en pánico. No es el panorama más alentador el que se nos viene, pero algo vamos a poder hacer. Lo cierto es que mi sueldo, ese que me garantizaba estabilidad, poder pagar el alquiler, comer y pagarme mis arreglos, ya no va a estar. No temo porque confío mucho en la calle y la resistencia desde ese lado. Organizados y disputando lo que el kirchnerismo supo darnos, más allá de los palos y las balas, que también hubieron y de a montones.”

Un beso!

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La Habana, diciembre 2015

Te pido disculpas por la demora en contestar. Vi hace un rato por TeleSUR al asunción de Macri. Si Drácula lo muerde se muere de hambre.

Vine 5 días acá, y un día sin conexión, otro también, al tercero una cola de una hora y media para comprar una tarjeta, luego otra para sentarse en una máquina, entonces me fui y volví al cuarto día y era lo mismo, y ahora que es el quinto acá estoy. El “5” es el mío parece, yo que soy un “sin códigos”. Yo amo este país, es el hijo malcriado del mundo, el experimento que la política y la economía jamás vieron.

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La Plata, febrero 2016

Después del desquicio que fue fin de año, donde la pasé muy mal, a fines de enero conseguí unas changas. Fue todo muy raro y bastante horrible, porque muchos periodistas nos quedamos sin trabajo. Es tremendo ver como todas las semanas hay un despedido nuevo. Pensé que no iban a dejar pasar el salamín, el jamón crudo y el fernet en el aeropuerto. Si yo soy la controladora de embarque me las guardo. ¡Qué excelente que haya llegado todo!



¡No me di cuenta de que te mandé La Nación del 10 de diciembre! Quería hacerte un chiste y no me di cuenta que está la editorial nefasta de los milicos. Perdón, me gustaba la idea de mandarte un diario, y ese tiene una buena infografía del gobierno, pero hace poquitos días me avivé de que te había mandado esa basura.

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La Habana, marzo 2016

No salió en los diarios, pero hoy encontraron a 21 personas muertas cerca de las costas de México.

Lo sé porque entre ellos estaba la hermana de Leonor, una alumna de Red de Educadores Populares y vino a casa hace unos días para ver una foto. Su hermana se había ido a Estados Unidos en una lancha ilegal desde Pinar del Río; juntaron dinero entre todos y compraron un motor.

La foto era de la gente que estaba en el Buque Madre y quería verla en algo más grande que su teléfono porque tal vez estaba su hermana. El Buque Madre junta personas que están perdidas en el mar y no avisa quiénes están hasta que no los devuelve a Cuba. Puede tardar hasta dos meses en llegar al país. Mientras tanto los familiares se mueren de la ansiedad y los piensan perdidos o creen que se ahogaron, que están varados en algún cayo o presos en las Bahamas. 

Pero hoy llamé a Juliana a ver qué sabía de Leonor, y me dijo que encontraron a los veintiún náufragos. Entre ellos estaba su hermana, dos bebés y un chico de catorce años… muertos, llegando a las costas de México. Se perdieron y se murieron de sed al sol.

Es muy loco que esto pase en medio de la llegada de Obama, y seguramente se sepa cuando se vaya. Es muy fuerte. Mirá el poder de la fascinación por el extranjero y el sueño americano; pero también el miedo que muchos cubanos tienen es que, en cualquier momento, se caiga la Ley de Ajuste y no puedan entrar más a Estados Unidos.
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También hoy cerraron el túnel subfluvial que atraviesa la Bahía, pues Obama estaba en la Cervecera, un lugar del puerto donde una vez nos tomamos como cuatro litros de cerveza y nos fuimos sin pagar. A partir de ahora, eso se acabó.

Leonor le escribe poemas a Fidel, y su hermana huía como si estuviéramos viviendo en Siria; se tira al mar para alcanzar el sueño americano.

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La Plata, marzo 2016

Lo mejor que me pasó ayer fue encontrarme con la Petisa y que me diera la carta aquella que me escribiste hace ya un año y medio, y que nunca fui a buscar. Me emocioné, se la mostré a todos en esta oficina podrida desde donde te escribo y nadie supo darle el valor mágico que realmente tiene. Estoy leyendo Mascaró, el libro de Conti. Es muy loco pero estoy segura de que si hicieran una encuesta en esta coyuntura sobre lo que está leyendo la gente, muchos dirían ficción; creo que es el mejor mecanismo de defensa a este bodrio. Yo me compré todos los cuentos de Cortázar, y de a poco voy leyendo las revistitas que me mandaste de la Casa de las Américas. Leí el texto de Murakami donde habla del ritmo de la escritura, donde explica que escribir y tocar el piano son la misma cosa. Hermoso. Acá se las están mandando. Llenaron de banderitas yanquis toda la Plaza de Mayo por la llegada de Obama, a un día de que se cumplan los 40 años del Golpe.

El mejor comentario de la semana fue de Martiniano Molina. Un periodista le preguntó si pensaba hacer un museo en el Pozo de Quilmes. ¿Qué respondió? “Los baches son prioridad en nuestra gestión”. Baches. No se puede creer. Yo todavía no entiendo cómo es que no nos colonizaron los marcianos.

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La Habana, marzo 2016

Si yo viviera afuera de Cuba seguro querría que Obama no pise la isla, pero estando acá es bien distinto. Lo que le han hecho a Cuba es no dejarla ser para que ningún país del mundo elija su camino. No se puede querer que Cuba viva en un museo. Vení y viví acá adentro, cobrá un salario de 18 dólares al mes y que un filtro de agua te cueste 35; que no haya modo de que te envíen dinero desde Argentina y ahí vemos si seguís defendiendo la revolución. El problema es que en las ansias por cambiar hay muchos que miran a los Estados Unidos sólo porque está enfrente, en lugar de mirar a Venezuela.

A Cuba se le pide todo lo que el mundo no hace y se habla de los cubanos como si fueran extraterrestres, a los que se les pide que resistan desde otro planeta. Aunque uno sí siente que está en otro planeta. No tener Internet es volver a la madera. Lavar las bolsas de residuos para volver a usarlas hace bien a la naturaleza, pero no es por eso que la gente las lava.

A mí lo que no me lava nadie es la bolita del ojo de ver a chicos en la Argentina de la edad de mis sobrinos pidiendo en el tren. El capitalismo hace doler la cabeza. Prefiero que me duelan los pies por caminar con ojotas viejas.

Quisiera que vos me cuentes ¿cómo andás con la vida en la Argentina? Hoy me dijo Aniet que allá habían movilizado como un millón de personas. ¿Es cierto? ¿O es una infladera típica de la cubanía? Debés tener la cabeza a diez mil por hora, como el reggaeton que me entra por la ventana: “Dile a tu novio que se quede allí en la casa, nosotros lo hacemo´ así”.

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La Plata, mayo 2016

¡Me llegó tu carta! ¡Qué emoción recibir una por correo tradicional! En realidad, al principio me asustó. Nos están llegando las facturas de la luz y el gas con más del 400% de aumento, y cuando vi que el cartero me había dejado un papelito azul en el buzón del edificio salí corriendo al correo pensando que era algo de eso.



Cuando llegué y le di el papelito al chico de la mesa de entradas, me miró con sospecha. Nadie me explicaba qué pasaba, pero me mandaron a un pasillo que decía “Edictos Judiciales”.

“Ya está, me olvidé de pagar el monotributo y estoy al horno”, pensé. Pero no, al lado del cartelón, había una ventanilla mínima que obvio, ya casi nadie usa, y ahí me dieron tu carta. Debemos ser de los pocos que mantenemos vivo el sistema de correo.

Como los precios están por las nubes, Miguel Graciano lanzó una plataforma web que se llama “El mapa del asado”. La idea es que cada persona se meta y diga cuánto está el kilo de carne en su barrio. De estar acá seguro lo estarías usando.

El malestar colectivo se hace notar y está empezando a calar hondo en la vida cotidiana. Separaciones, peleas chicas que se vuelven grandes, miserias que aparecen entre compañeros, coditos de oro que se asoman. Los sociólogos y antropólogos, chochos.

Toda esta situación me retrotrae al 2000, cuando estábamos en la facultad usando pulover de llama y leíamos a Ignacio Lewkowicz y autores de ese estilo; cuando conocimos al amado Jorge Huergo, que empezó a abrirnos los ojos y encender la mecha.

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La Habana, mayo 2016

Ser cubano y vivir en un país socialista parece es más tortuoso que ser chileno, español o argentino y vivir en un país capitalista. Si el deseo o cierto nivel de consumo deseamos o tenemos, somos capitalistas. Nos quieren hacer creer que el socialismo es ser pobre. ¿Y a quién vamos a convencer así? Es una trampa, no creas en eso. El socialismo no puede ser no tener, sino tener lo necesario para vivir con justicia y sin problemas. No se trata de vivir bien. Se trata, en realidad, del buen vivir.

Ayer por la tarde salí de entrenar y un viejo me tocó el hombro. Tenía un pescadito en la mano, lo había pescado para agregar algo de gusto al arroz del mediodía. Se imaginó que yo era argentino, y cuando se puso a hablar del Che, se largó a llorar. Es una pena que los cubanos no conozcan otra cosa y estén cansados de lo que uno se enamora.