LOS CAMBIOS ACTUALES EN CUBA
¿tienen una base democrática?
(Por Luis Emilio Aybar
Toledo, publicado en el blog "La Joven Cuba", https://jovencuba.com/)
Mi propuesta busca estimular
la apropiación efectiva de los medios de producción por el control popular de
las decisiones económicas; sostiene que el problema de Cuba es político y
cultural y se expresa en múltiples espacios, incluido el económico; enfoca los
mecanismos capitalistas como un mal coyuntural por las insuficiencias de
nuestra construcción; y promueve la transformación radical de las estructuras
que monopolizan las decisiones.
Existen múltiples voces que
sostienen argumentos similares, muchas de las cuales han jugado un papel cardinal
en mi formación. Luego, ¿cómo lograr que entren en contacto con ellas los más
amplios sectores, más allá del reducido círculo de lectores de La Joven Cuba,
la revista Temas, la editorial Ciencias Sociales?
Con el monopolio de la
esfera pública el Partido ha raptado el consenso nacional. Toda visión
contrapuesta al programa de gobierno está condenada a ser minoría, y su
condición de minoría sirve después para no difundirla, con el argumento de que
no es expresiva del consenso social.
Por este camino solo se
consigue reforzar la creciente legitimidad de la democracia capitalista, que ha
desarrollado una enorme capacidad para generar la ilusión de que se discute
algo.
Muy distinto sería el
resultado si el pueblo pudiera contrastar las propuestas de algunas de estas
minorías; si por ejemplo la Mesa Redonda hubiera invitado a exponer sus
posiciones a quienes reclamaban el debate popular de los documentos del
Congreso.
El problema sin embargo va
más allá de la posibilidad de discutir los documentos entre las cuatro paredes
de un centro laboral. De poco vale haber conquistado esa posibilidad si la
definición es controlada por un funcionario de más arriba. Ello puede ser
suficiente para quienes comparten el planteo de las reformas y proponen cambiar
este o aquel aspecto, pero ¿y los que expresan una visión que cambiaría todo el
documento? Como dijo Rosa Luxemburgo, la libertad es siempre libertad para los
que piensan diferente, y pasa por la capacidad de argumentar públicamente sus
puntos de vista en los momentos anteriores y posteriores a la toma de
decisiones.
Creo que las demandas no
deben centrarse en reeditar las consultas anteriores, sino en señalar las
deficiencias de nuestro modelo institucional y promover un proceso de
participación integral.
A mi entender, un proceso de
esta naturaleza debe incorporar los siguientes pasos:
1. Disponer de una primera
etapa de discusión de diferentes propuestas provenientes de las bases del
Partido, las organizaciones de masas y otros actores de la sociedad civil, con
amplia difusión de sus contenidos por parte de los medios de comunicación.
2. Encargar a un equipo
integrado por representantes de los diferentes espacios la redacción de un
documento con los principales consensos.
3. Discusión popular de este
documento hasta alcanzar una versión definitiva.
4. Control popular en la
fase de implementación.
5. Posibilidad en todo
momento de que actores no satisfechos con el pacto alcanzado accedan a difundir
sus puntos de vista.
Con la consulta popular
evitamos que se eliminara la libreta de abastecimiento, atenuamos el proceso de
disponibilidad laboral, y recordamos la importancia a las Ciencias Sociales,
pero estos logros son insuficientes para una democracia socialista, y siempre
van a depender de la bondad de los decisores.
Es necesario que el pueblo
organizado tenga poder directo e iniciativa política para enfrentar el futuro.
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