Bolivia:
la brújula de la derecha señala cinco puntos cardinales
(Por Jaime
Iturri Salmón, en PAGINA12)
Carlos Mesa y Luis
Fernando Camacho competirán en las elecciones de mayo.
Si hay una palabra en que todas las fuerzas
contrarias al Movimiento al Socialismo coinciden esta es Unidad. El problema es
cómo se entiende esto. Porque todos los candidatos señalan Unidad pero detrás
de mí.
Así es muy posible que la derecha vaya
atomizada en cuando menos 5 fórmulas. Todas ellas buscando salir segundos
con la esperanza de que haya ballottage y reciban el apoyo de los otros contra
ese fantasma que recorre Bolivia y que se llama proceso de cambio.
El primero en anunciar su candidatura
fue Luis Fernando Camacho, abogado cruceño hijo de cochabambino que fue
formado en la ultraderechista Unión Juvenil Cruceñista y llegó a ser su
vicepresidente. Entre 2008 y 2009 la Unión Juvenil fue acusada de
organización paramilitar por la Federación Internacional de Derechos
Humanos.
Meses antes de la caída de Gonzalo Sánchez de
Lozada, Camacho juró al Movimiento Nacionalista Revolucionario cuyo mandato
concluyó con la renuncia de Goni el 2003.
El 2019 fue elegido presidente del Comité Por
Santa Cruz. Irá acompañado de otro cívico. El potosino Marco Pumari quien
coqueteó con el troskismo y posteriormente fue jefe de juventudes del MAS en su
región organización de la que fue expulsado por un manejo “irregular” de
dineros.
Agrupaciones como las del alcalde cruceño
Percy Fernández han manifestado su apoyo al grupo cívico.
Tutito
busca carguito
El segundo en lanzarse al ruedo fue Jorge
Tuto Quiroga, un cochabambino que fuera ministro de gobiernos
neoliberales, vicepresidente de Banzer y que finalmente asumió cuando el
exdictador ya estaba desahuciado por el cáncer.
Fue candidato perdedor en otras dos
contiendas electorales.
Recientemente Quiroga renunció a ser vocero
internacional de Jeanine Añez para convencer al mundo que en Bolivia no hubo
golpe de Estado.
Él siempre proclamó su admiración por el
partido Republicano en Estados Unidos y estudio en Texas. Dice que Bolivia es
demasiado pobre para ser de derecha. Bueno …
Verde
que te quiero verde
La otra derecha cruceña es la comandada por
el también excívico Rubén Costa cuyo nombre es Demócratas pero son
conocidos como los verdes (uno de los dos colores de la región junto al blanco)
Ellos son los que actualmente se encuentran
en el poder ya que Jeanine Añez es su militante.
En las elecciones del 2019 obtuvieron el 4.5
% de los votos pero ahora corren el peligro de desaparecer.
Camacho y Quiroga les disputan el electorado
de ultraderecha. Pero de todos los verdes, la mejor posesionada es la
actual presidenta Añez a quien un importante sector de su militancia quiere
llevarla a las elecciones.
Ya la mandataria de facto ha abierto las
compuertas a la posibilidad. Hay sillas que tienen la maldición del que se sienta
no quiere irse más. La presidencial en Bolivia parece ser una de ellas.
El problema en los Demócratas (sólo tienen
algún peso electoral en Santa Cruz y el Beni) es que Rubén Costa quiere apoyar
a Camacho (para salvarse él mismo de las acusaciones de traición al movimiento
autonomista cruceño) pero eso significaría subsumirse en un grupo inestable y
aceptar las imposiciones de excívico que ha dicho: con todo gusto pero sin que
éste obligado a nada y sin varios de sus cuadros a los que no quiero ni ver. En
esta lista estaría incluso Oscar Ortiz.
Y por si fuera poco un sector del Partido
Demócrata Cristiano anuncia la candidatura de Jasmine Barrientos, nieta del ex
dictador René Barrientos y furibunda crítica de Morales.
Mesa
tras el voto del centro
El expresidente Carlos Mesa pretende
desprenderse de izquierda y derecha y por ello ha señalado que su propuesta
será respetuosa de los Derechos Humanos. No tiene el arrastre del 2019
donde primó el voto útil pero sí de sectores sobre todo de clase media que
temen la violencia de cualquiera de los dos extremos. Al miedo a los
indios se suma que más de uno considera que el actual gobierno está cometiendo
arbitrariedades y abusos peores a los que le endilgan al partido de Evo
Morales.
Mesa es sobre todo un intelectual de centro y
sueña con terciar en la segunda vuelta y retornar al voto útil que lo llevó al
35 %.
Junto a él podría presentarse Samuel Doria Medina,
un empresario y político que aún desoja margaritas para ver con quién irá a las
elecciones.
Los
milagros de Evo
Morales logró nuclear alrededor suyo a
militantes de todas las izquierdas. Trotskystas, guevaristas, maoístas,
kataristas, militantes del viejo PC. Los mejores cuadros de 40 años de lucha de
esa histórica izquierda que había combatido a las dictaduras y al
neoliberalismo se sumaban al llamado de eses indígena dirigente de los muy
combativos cocaleros.
La derecha parece no tener el hombre, o la
mujer, que posea ese imán.
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