Viaje a la Luna

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Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

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viernes, 18 de diciembre de 2020

ES EL SALARIO, ESTÚPIDO
(Por Marcos Fontela, en  “El Cohete a la Luna”)  

En otro artículo que reprodujo El Cohete expusimos un análisis de datos de la historia económica argentina, elaborados por fuentes insospechables de ser peronistas, que demostraban, entre otras, cosas que:

el crecimiento de la economía argentina fue mayor durante los gobiernos peronistas que bajo cualquier otro signo político;

la economía argentina había crecido, en general, a tasas ligeramente superiores al promedio mundial, pero tuvo una discontinuidad profunda entre 1975 y 1990 que explica casi todo el retraso relativo respecto a economías comparables;

no hubo 70 años de estancamiento, sino un promedio aceptable de crecimiento, solo interrumpido por algunos gobiernos no peronistas.

Debido a que estas evidencias no se condicen con las creencias difundidas y reiteradas como verdades incuestionables por analistas económicos y empresariales, afirmamos que el llamado a un acuerdo social debería incorporar un esfuerzo decidido para demostrar que son las políticas inclusivas las que hacen crecer la economía y los negocios de quienes, precisamente, se oponen a esas políticas con mayor ahínco.

En este artículo profundizaremos este análisis. Nuevamente, a partir de datos históricos, revisaremos las tasas de crecimiento de los dos principales factores de la producción –capital y trabajo– para evaluar si efectivamente a los empresarios les ha ido bien durante los gobiernos peronistas. De paso, evaluaremos la suerte de las trabajadoras y los trabajadores en los mismos períodos históricos.

Los datos

Los datos que revisaremos no son tan simples de encontrar como los del PBI per cápita. La primera y más sencilla razón es que no existe una serie histórica de salarios reales para la Argentina que cubra desde 1875 o 1900 hasta la actualidad. De hecho, por largos momentos de nuestra historia el salario real no fue una variable que los organismos oficiales midieran, lo que habla a gritos sobre la prioridad que se les daba a los trabajadores y las trabajadoras en esos gobiernos.

Los datos que aquí consignamos son de elaboración propia, con sustento en varias fuentes distintas que hemos intentado armonizar de la mejor manera posible. Confiamos que, al trabajar sobre períodos históricos extensos, los errores puntuales de un año en particular no influyen sobre los grandes trazos de las conclusiones. A continuación, exponemos las tasas de aumento anual del salario en distintos períodos históricos:

También pueden agruparse en etapas históricas más extensas:

De estos datos se concluye fácilmente que:

los salarios tuvieron su mayor crecimiento en gobiernos peronistas, a excepción de la década de 1990;

el desempeño general de los salarios es ascendente a lo largo de toda la historia argentina, salvo un período puntual: el comprendido entre 1975 y 2000;

existe un marcado paralelo con los períodos de crecimiento de la economía en general, salvo para el período 1990-2002: durante la mayor parte de la historia, cuando los sueldos crecen, la economía crece.

Para complementar estos datos y corroborarlos, decidimos realizar un ejercicio más complejo, que fue el de comparar la masa salarial y jubilatoria total de la economía con la masa de rentas apropiadas por los empresarios, dueños del capital y la tierra. Llamaremos a la suma de los sueldos y jubilaciones “masa salarial”, y al resto, “rentas”. La masa salarial no incluye transferencias como la AUH ni el efecto de subsidios focalizados –como los subsidios a la energía– por lo que puede estar subvalorada en los gobiernos peronistas, pero creemos que es un valor suficientemente representativo de la situación real de los trabajadores y las trabajadoras. Las “rentas” incluyen ganancias del capital, intereses financieros y rentas de la propiedad.

En el cuadro siguiente incluimos un análisis por período de las tasas anuales de crecimiento de cada uno de ellos en distintos períodos históricos. Los datos, a diferencia de los incluidos en el artículo anterior, no han sido calculados per cápita, sino como números absolutos –ya que no vemos que tenga mayor sentido calcular “rentas per cápita”.

¿Qué vemos en el cuadro?

Lo habitual, a lo largo de toda la historia económica argentina, es que la masa salarial crezca de la mano con las rentas empresarias. En algunos momentos crece más uno, en otros momentos el otro, pero la regla de hierro es: si crece la economía, crecen los salarios y las ganancias de los empresarios.

En los gobiernos peronistas no solo crecieron los salarios de los trabajadores. También creció la rentabilidad del capital.

Hay una sola excepción en el período de 115 años analizado: entre 1975 y la crisis del año 1990, la masa de ganancias creció y los sueldos cayeron – en ambos casos, marcadamente. Ese mismo período es el único que experimentó caída en términos absolutos de la economía del país.

Nos permitiremos ser reiterativos: cuando los salarios y las rentas no fueron de la mano, la economía se contrajo. Por supuesto, es un juego de suma cero, los empresarios no pueden apropiarse más que del 100% de lo que produce la economía. Si quieren ganar cada vez más, en algún momento necesitan que el país crezca. Y para eso, según nuestra historia, los salarios deben crecer.

Conclusiones

“Todo en su medida y armoniosamente”, decía Juan Perón. No está mal que empresarios y capitalistas deseen aumentar sus ganancias. La historia indica que durante los gobiernos peronistas lo han hecho. Lo que se requiere, para que el proceso de crecimiento de las ganancias sea sustentable, es que esté acompañado por un incremento a largo plazo de los ingresos de los trabajadores y las trabajadoras.

Un acuerdo nacional no solo es necesario para el bienestar y el desarrollo del pueblo trabajador, que es la preocupación fundamental de nuestro movimiento. Es también una precondición para que los capitalistas puedan hacer crecer sus empresas.

 



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