ES EL
SALARIO, ESTÚPIDO
(Por Marcos Fontela, en “El Cohete a la Luna”)
En otro artículo que reprodujo El
Cohete expusimos un análisis de datos de la historia económica
argentina, elaborados por fuentes insospechables de ser peronistas, que
demostraban, entre otras, cosas que:
el crecimiento de la economía argentina fue
mayor durante los gobiernos peronistas que bajo cualquier otro signo político;
la economía argentina había crecido, en
general, a tasas ligeramente superiores al promedio mundial, pero tuvo una
discontinuidad profunda entre 1975 y 1990 que explica casi todo el retraso
relativo respecto a economías comparables;
no hubo 70 años de estancamiento, sino un
promedio aceptable de crecimiento, solo interrumpido por algunos gobiernos no
peronistas.
Debido a que estas evidencias no se condicen
con las creencias difundidas y reiteradas como verdades incuestionables por
analistas económicos y empresariales, afirmamos que el llamado a un acuerdo
social debería incorporar un esfuerzo decidido para demostrar que son las
políticas inclusivas las que hacen crecer la economía y los negocios de
quienes, precisamente, se oponen a esas políticas con mayor ahínco.
En este artículo profundizaremos este
análisis. Nuevamente, a partir de datos históricos, revisaremos las tasas de
crecimiento de los dos principales factores de la producción –capital y
trabajo– para evaluar si efectivamente a los empresarios les ha ido bien
durante los gobiernos peronistas. De paso, evaluaremos la suerte de las
trabajadoras y los trabajadores en los mismos períodos históricos.
Los
datos
Los datos que revisaremos no son tan simples
de encontrar como los del PBI per cápita. La primera y más sencilla razón es
que no existe una serie histórica de salarios reales para la Argentina que
cubra desde 1875 o 1900 hasta la actualidad. De hecho, por largos momentos de
nuestra historia el salario real no fue una variable que los organismos
oficiales midieran, lo que habla a gritos sobre la prioridad que se les daba a
los trabajadores y las trabajadoras en esos gobiernos.
Los datos que aquí consignamos son de
elaboración propia, con sustento en varias fuentes distintas que hemos
intentado armonizar de la mejor manera posible. Confiamos que, al trabajar
sobre períodos históricos extensos, los errores puntuales de un año en
particular no influyen sobre los grandes trazos de las conclusiones. A
continuación, exponemos las tasas de aumento anual del salario en distintos
períodos históricos:
los salarios tuvieron su mayor crecimiento en
gobiernos peronistas, a excepción de la década de 1990;
el desempeño general de los salarios es
ascendente a lo largo de toda la historia argentina, salvo un período puntual:
el comprendido entre 1975 y 2000;
existe un marcado paralelo con los períodos
de crecimiento de la economía en general, salvo para el período 1990-2002:
durante la mayor parte de la historia, cuando los sueldos crecen, la economía
crece.
Para complementar estos datos y
corroborarlos, decidimos realizar un ejercicio más complejo, que fue el de
comparar la masa salarial y jubilatoria total de la economía con la masa de
rentas apropiadas por los empresarios, dueños del capital y la tierra.
Llamaremos a la suma de los sueldos y jubilaciones “masa salarial”, y al resto,
“rentas”. La masa salarial no incluye transferencias como la AUH ni el efecto
de subsidios focalizados –como los subsidios a la energía– por lo que puede
estar subvalorada en los gobiernos peronistas, pero creemos que es un valor
suficientemente representativo de la situación real de los trabajadores y las
trabajadoras. Las “rentas” incluyen ganancias del capital, intereses
financieros y rentas de la propiedad.
En el cuadro siguiente incluimos un análisis
por período de las tasas anuales de crecimiento de cada uno de ellos en
distintos períodos históricos. Los datos, a diferencia de los incluidos en el
artículo anterior, no han sido calculados per cápita, sino como números
absolutos –ya que no vemos que tenga mayor sentido calcular “rentas per
cápita”.
¿Qué
vemos en el cuadro?
Lo habitual, a lo largo de toda la historia
económica argentina, es que la masa salarial crezca de la mano con las rentas
empresarias. En algunos momentos crece más uno, en otros momentos el otro, pero
la regla de hierro es: si crece la economía, crecen los salarios y las
ganancias de los empresarios.
En los gobiernos peronistas no solo crecieron
los salarios de los trabajadores. También creció la rentabilidad del capital.
Hay una sola excepción en el período de 115
años analizado: entre 1975 y la crisis del año 1990, la masa de ganancias
creció y los sueldos cayeron – en ambos casos, marcadamente. Ese mismo período
es el único que experimentó caída en términos absolutos de la economía del
país.
Nos permitiremos ser reiterativos: cuando los
salarios y las rentas no fueron de la mano, la economía se contrajo. Por
supuesto, es un juego de suma cero, los empresarios no pueden apropiarse más
que del 100% de lo que produce la economía. Si quieren ganar cada vez más, en
algún momento necesitan que el país crezca. Y para eso, según nuestra historia,
los salarios deben crecer.
Conclusiones
“Todo en su medida y armoniosamente”, decía
Juan Perón. No está mal que empresarios y capitalistas deseen aumentar sus
ganancias. La historia indica que durante los gobiernos peronistas lo han
hecho. Lo que se requiere, para que el proceso de crecimiento de las ganancias
sea sustentable, es que esté acompañado por un incremento a largo plazo de los
ingresos de los trabajadores y las trabajadoras.
Un acuerdo nacional no solo es necesario para
el bienestar y el desarrollo del pueblo trabajador, que es la preocupación
fundamental de nuestro movimiento. Es también una precondición para que los
capitalistas puedan hacer crecer sus empresas.
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