QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR
LIBRO I
(Mi
copia de John Keats)
Yo,
ahora, temerario, envío ya
mi
heraldo pensamiento a las soledades:
dejadle
que sople su clarín y cubrid rápidamente
mi
inseguro camino de verde para que pueda avanzar
ágil y
presto por entre flores y matorrales
Siempre
creyeron los pastores que ningún lanoso cordero
que de
tal suerte se separara de su blanco rebaño pasara
indemne
de los lobos y leopardos de acechante pupila
hasta
aquellos vírgenes llanos donde pastaba la grey de Pan
Yo soy el resultado de un monte hecho Patria
que poco lugar he dado, tal vez por llanto
sutil agonía del autodesterrado
que me aferro a un sobrevivir del hoy
infame pesadilla de un Mundo desigual
Válgame crisol que ha hecho de mis entrañas
un cabalgue de tierras que nunca serán extrañas
sortilegio del pesar que alumbra mi alfombra
ya sé de mi no existencia, ¿Y quién la tiene?
salvo, los borricos del picosegundo
No se trata de la verdad
ella no aparecerá antes de que lleguemos al
Estigia
aun pagando al barquero
no nos cruzará
de este lado cenizas seremos
ahogado por una historia que no será contada
nada que aportar
Había
en Mi la juventud del todo escapado
y
parecía un Ganimedes adentrado en edad madura
y era
su vestido, en aquellos tiempos inocentes,
el de
un caudillo real; colgaba
de su
pecho medio desnudo un bugle de plata
y entre
sus nervudas rodillas llevaba
un
hiriente venablo. Había en su semblante una sonrisa,
parecía
a los que le miraban cual si soñara
de ocio
en las arboledas del Elíseo
Pero el tiempo el implacable
hizo de mi un cordero viejo, sin sembradíos de
madroños
que de vez en cuando, mas en vez
me visita una doncella pasada en años
como yo, una guitarra tambaleante
temblorosa mi manos se deleitan
soplando una vez más el cuerno de Tritón
Sé aún
el
refugio inimaginable a los pensares solitarios,
aquellos
que distraerían una idea hasta la misma linde
de los
cielos, para luego dejar muda la mente;
sé
levadura que, fermentando en estos opacos,
compactos
terrones, les, dé un toque que trascienda la tierra,
nueva
vida; es símbolo de inmensidad,
firmamento
que en el mar se refleja o elemento
entrambos
intermedio, desconocido… Pero basta;
ocultando
humildemente nuestras frentes con las manos levantadas,
prosternémonos
y demos un potente grito que llegue
hasta
los cielos. ¡Te imploro que acojas
nuestra
devota plegaria desde lo alto de tu monte Liceo!
Y de morir como uno más
seguirás tu camino Zeus
ya no te acordaras, porque no vale la pena
de mi vergüenza y de mi piedad
clavada en mi frente de abril
Tumbado como un Dios emborrachado
dormiré, aunque tu revelaras mi verdad minúscula
de un pobre provinciano aspirando a no sé que
Hay una
pálida llama de esperanza
que
danza por doquiera que yo mire, pero, aún así,
yo diré
que no es nada; la dejaré morir. ¿No tengo ya
un
talante más risueño? Pero está el sol declinando;
quizá
encontremos a algún vecino nuestro con mi carro.
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