Bob Dylan no
necesita un premio Nobel para que reconozcan su valía como un gran poeta, pero
los que lo admiramos estamos contento por EL...leer a Dylan es abrirse la
cabeza para que entre el Sol...
MI VIDA EN UN
MOMENTO ROBADO
(Nota escrita por Bob Dylan sobre su vida)
Duluth es una
ciudad minera de Minnesota
construida sobre un
acantilado rocoso que lleva al lago Superior.
Yo nací allí -mi
padre nació allí-,
mi madre procede de
la Cordillera del Acero más al norte.
La cordillera del
acero es una larga hilera de ciudades mineras
que comienza en los
Grandes Rápidos y termina en Eveleth.
Todavía era pequeño
cuando nos mudamos a Hibbing para vivir
con los parientes
de mi madre.
Hibbing tiene la
mina al raso más grande del mundo
Hibbing tiene
escuelas, iglesias, abacería y una cárcel,
se juegan partidos
de fútbol entre colegios superiores y tiene un cine
Hibbing tiene
coches preparados que corren a todo meter
los viernes por la
noche.
Hibbing tiene bares
en las esquinas con bandas de polka,
puedes ponerte en
un extremo de la ciudad en la calle principal
y ver claramente
los límites de la ciudad en el otro extremo.
Hibbing es una
buena ciudad,
huí de ella a los
10, 12, 13, 15, 15½, 17 y 18 años
fui cogido y
devuelto allí todas las veces menos una
escribí la primera
canción para mi madre y la titulé "A mi madre".
La compuse en
quinto grado y el profesor me dio un notable.
Empecé a fumar a
los once años y sólo lo dejé una vez
para recobrar el
aliento.
No recuerdo que mis
padres fueran muy cantarines
al menos no
recuerdo haber compartido canciones con ellos.
Más tarde fui a la
Universidad de Minnesotta
con una falsa beca
que nunca tuve.
Estuve en la clase
de ciencias y me suspendieron por negarme a
contemplar cómo
muere un conejo.
Me expulsaron de la
clase de inglés por poner palabrotas
en un papel
describiendo al profesor.
También fracasé en
la clase de comunicación por llamar por teléfono
todos los días por
decir que no podía ir.
Lo hice bien en
español más que nada porque ya lo sabía de antemano.
Para advertirme, me
admitieron en un club de estudiantes
me dejaron vivir
allí y así lo hice hasta que quisieron que me asociara.
Me mudé por dos
noches a un apartamento de dos habitaciones
con dos chicas de
Dakota del Sur.
Crucé el puente
hacia la calle 14 y me trasladé a una habitación encima
de una librería que
también vendía malas hamburguesas,
camisas de
baloncesto para sudar y estatuas de perros dogos.
Me enamoré
apasionadamente de una actriz que me dio un rodillazo
en las tripas y
acabé en la orilla del río Mississippi
con una decena de
amigos en una casa ruinosa bajo
el puente de la
Avenida Washington al sur de Seven Corners.
Este es más o menos
un resumen de mi vida universitaria.
Después hice
auto-stop hasta Galveston, Tejas en
cuatro días,
tratando de encontrar a un viejo amigo, cuya madre
me abrió la puerta
de alambre y me dijo está en el ejército,
cuando se cerró la
puerta de la cocina
ya estaba
atravesando California -casi en Oregón-
en los bosques
encontré una camarera que me recogió
y me dejó en algún
lugar de Washington.
Fui bailando todo
el camino desde los festivales indios de Gallup,
Nuevo Méjico, al
Madri Grass de Nueva Orleans, Louisiana.
Con el pulgar al
viento, los ojos adormecidos, el sombrero vuelto
y la cabeza dándome
vueltas
vagué a la deriva
aprendiendo nuevas lecciones
me fabriqué mi
propia depresión,
subí a trenes de
carga por divertirme
y fui aporreado por
diversión.
Corté césped por
veinticinco centavos
y canté por diez.
Hice auto-stop en
las autopistas 61-51-75-169-66-22
Gopher Road, la
Ruta 40 y la autopista de peaje Howard Johnson.
Me encerraron por
sospecha de robo a mano armada,
me arrestaron
durante cuatro horas acusado de asesinato
me sacudieron por
tener el aspecto que tengo
y nunca hice nada
de eso
en algún lugar me
tomé el tiempo necesario
para empezar a
tocar la guitarra
en algún lugar me
tomé el tiempo necesario para aprender a cantar
en algún lugar me
tomé el tiempo necesario para aprender a escribir,
pero no me tomé el
tiempo necesario para hacer todas esas cosas
cuando me preguntan
por qué y dónde
empecé, sacudo la cabeza,
muevo los ojos y me
alejo confundido.
De Shreveport
llegué a Madison, Wisconsin
en Madison llenamos
un Pontiac de cuatro puertas con cinco personas
y salimos
disparados hacia el Este y
a las 24 horas
todavía íbamos por el Túnel de Hudson
salimos de una
tormenta de nieve, dijimos adiós
a los otros tres y
seguimos hacia MacDouglas Street
con cinco dólares
entre los dos pero no éramos pobres.
Yo tenía mi
guitarra y mi armónica para tocar
y él las ropas de
su hermano para empeñar
en una semana, él
regresó a Madison mientras yo me quedaba para
pasar todo el
invierno yendo del Lower East Side
al Gerde’s Folk
City.
En mayo, hice
auto-stop hacia el Oeste y tomé equivocada la autopista
de Florida,
desesperado y cansado me apresuré de vuelta a
Dakota del Sur a
costa de mantener despierto todo el día a un conductor
de camión y cantar
una noche en Cincinatti.
Visité a un viejo
amigo en Sioux Falls y me desanimó
me desgarró e hirió
duramente ver lo poco que teníamos que decirnos.
Volví a Kansas,
Iowa, Minnesota, visitando a
viejos camaradas y
a las chicas de los primeros escarceos y
empecé a darme
cuenta de que mi camino y el suyo
eran muy distintos.
Me encontré de
nuevo en Nueva York a mediados del
verano, viviendo en
la Calle 28 con gente amable,
honesta y muy
trabajadora que se portó muy bien conmigo.
Me mencionaron en
el "Times" después de tocar en otoño
en el Gerde’s Folk
City.
Grabé para la
Columbia después de salir en el "Times"
y aún no puedo
encontrar tiempo para regresar y ver por qué y dónde
empecé a hacer lo
que estoy haciendo.
No puedo decirte
quienes influyeron en mí porque fueron demasiados
para mencionarlos a
todos y podría olvidar a alguno
y eso no sería
justo.
Woody Guthrie,
seguro.
Big Joe Williams,
claro,
pero, ¿y esas caras
que no volvemos a encontrar
y las curvas y las
esquinas y los atajos
que se perdieron de
vista y quedaron atrás.
Y los discos que
sólo oíste una vez,
y el aullido del
coyote y el ladrido del perro dogo,
y el maullido del
gato y el mugido de la vaca,
y el lamento del
pitido del tren?
Abre los ojos y los
oídos y quedarás influenciado
y no hay nada que
puedas hacer.
Hibbing es una
buena ciudad.
Huí de ella a los
10, 12, 13, 15, 15½, 17 y 18 años,
fui cogido y
devuelto allí todas las veces menos una.
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