No es la primera vez que me indigno con la prensa que se autodefine "LIBRE", mientras el ciclón Matthew hacia sus destrozos en mi Cuba y demás islas del Caribe, Infobae y Clarin no mencionaban la existencia del mismo, tan solo el tipo rumbeo pal'norte, comenzaron sus preocupaciones, se desplegaron en primeras planas mapas y notas periodísticas de los pobladores de Miami que serian sometido por el fenómeno meteorológico. No es que no me importe lo que pase en el norte, al final son tan seres humanos los unos y los otros, y cualquier desgracia que suceda es una pena humana, pero eso pienso yo, para la "prensa libre", hay clases, hay seres del Norte y del Sur, y "pareciera" (mirándolo con un solo ojo) que esos medios se ponen nerviosos si sus patrones del norte les pueden pasar desgracias, a los demás como decían en el barrio mio las abuelas, "que les parta un rayo".
¿POR QUE EL HURACAN MATTHEW NO MATO A NADIE EN CUBA?. Los Medios apuntan...a Dios.
¿POR QUE EL HURACAN MATTHEW NO MATO A NADIE EN CUBA?. Los Medios apuntan...a Dios.
(Por José Manzaneda,
publicado en el blog de Iroel Sanchez, https://lapupilainsomne.wordpress.com)
publicado en el blog de Iroel Sanchez, https://lapupilainsomne.wordpress.com)
El huracán Matthew, el más
potente que ha atravesado el Caribe en los últimos diez años (1), ha causado
entre quinientas (2) y mil muertes en Haití (3), cuatro en República Dominicana
(4) y veinte en EEUU (5), según datos aún provisionales.
La magnitud de la catástrofe
–la cifra de personas fallecidas, los daños materiales- es sin duda el
argumento informativo esencial. Pero hay un hecho al que, a pesar de su
relevancia, los medios no han prestado la menor atención: que, el mismo
huracán, con la misma fuerza destructora, no haya causado víctimas mortales… en
Cuba (6). Explicar el porqué de este hecho debería ser un deber de la prensa
internacional, en virtud del interés general. Pero una vez más, su falta de
independencia política lo ha impedido.
Myrta Kaulard, coordinadora
residente de Naciones Unidas para Cuba, elogiaba hace unos días el sistema de
Defensa Civil de la Isla (7), presentándolo como un ejemplo de aplicación del
llamado Marco de Sendai para la Reducción de Riesgos de Desastres (8): “Estamos
observando con muchísima admiración todos los esfuerzos del país en prepararse,
en reducir el impacto, en salvar las vidas humanas. Para nosotros es un ejemplo
para todo el resto del mundo. Las inversiones que hace Cuba para proteger las
vidas y los bienes materiales son extraordinarias”, declaraba. La Secretaria
General de la Asociación de Estados del Caribe, June Soomer, también resaltaba
el trabajo de Cuba en evitar la pérdida de vidas (9).
Pero no se molesten. No
leerán ninguna de estas declaraciones en la gran prensa internacional. Solo en
los medios cubanos.
Al silencio sobre la labor
de prevención y protección de la vida humana en Cuba, se unía el doble rasero
informativo. Practicado, por ejemplo, por dos de los más grandes diarios en
idioma español: “El País”, de Madrid, y su socio en Miami “El Nuevo Herald”.
Sus notas sobre el paso del
huracán Matthew por EEUU o Haití eran informes fríos sobre los daños materiales
y humanos, acompañados de declaraciones de voceros institucionales:
gobernadores de varios estados de EEUU, representantes de la ONU, grandes ONGs…
(10) Por el contrario, sus notas sobre Cuba eran relatos cargados de
subjetividad, aderezados con declaraciones dramáticas de supuestos damnificados
en situación de completa vulnerabilidad (11).
En ambos periódicos, a los
datos aportados por el Gobierno cubano se les añadía la coletilla de “cifras
oficiales”, para remarcar su escasa credibilidad. Por el contrario, los datos
de las autoridades de EEUU sobre el paso del huracán por territorio norteamericano
eran incorporados a la noticia sin siquiera mencionar la fuente (12).
La única noticia publicada
en “El País” sobre el paso de Matthew por Cuba era firmada –curiosamente- por
la conocida “disidente” cubana Yoani Sánchez (13), que enfatizaba que en la
Isla “las ayudas estatales a los damnificados tardan demasiado”. En contraste,
en ninguna de las notas sobre el paso de Matthew por EEUU, República Dominicana
y Haití, “El País” abordaba la premura o tardanza de los apoyos a la
reconstrucción (14).
“El Nuevo Herald” iba mucho
más allá que “El País” a la hora de poner en duda las “cifras oficiales”
aportadas por el Gobierno cubano. El 5 de octubre publicaba un artículo de
opinión de José Daniel Ferrer, líder de uno de los grupos “disidentes” que
financia la Casa Blanca (15). El texto, titulado “El huracán Matthew y las
mentiras del régimen cubano”, llegaba a decir, entre muchos otros disparates,
que la suspensión del servicio de Internet no fue producto del huracán, sino
una medida del Gobierno para evitar que sus informaciones “alternativas”
llegaran al mundo. Y que “la prensa oficial” cubana apenas había informado
sobre el huracán Matthew. Algo realmente increíble, porque televisiones, radios
y webs de la Isla hicieron un seguimiento exhaustivo, permanente y casi
monográfico no ya del paso del huracán, sino de todos los preparativos de
prevención desde una semana antes (16). Esta cobertura mereció el
reconocimiento expreso de la representante de Naciones Unidas en la Isla (17).
Que estos grandes medios
reconozcan las acciones de prevención y de evacuación realizadas por el Gobierno
cubano es algo absolutamente impensable. Por ello, a la búsqueda de alguna
explicación a la sorprendente ausencia de muertes al paso del huracán Matthew
por Cuba, ambos diarios recurrían a la misma solución… sobrenatural. En el “El
Nuevo Herald”, José Daniel Ferrer explicaba que en el Oriente cubano esperaron
“el favor de Dios. Y por suerte para los santiagueros, parece que Dios los
escuchó” (18). En “El País”, Yoani Sánchez narraba cómo en la localidad de
Baracoa “los rezos se elevaron para que todo pasara `rápido y sin muertos´”
(19).
Conclusión: fue Dios –y no
la Defensa Civil- quien salvó a Cuba del huracán Matthew. Ahora solo queda que
salve… el periodismo.
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