El día que Fidel se hospedó en Harlem con los negros pobres de Nueva
York
(Por Sergio Alejandro Gómez en https://medium.com/dominio-cuba)
Fidel y Malcolm X en el Hotel Theresa.
El Waldorf Astoria, uno de los hoteles más caros de Nueva York, estaba
descartado. Era el preferido de los corruptos y dictadores latinoamericanos
como Fulgencio Batista, quien pasó varios años en la década de 1940 alternando
su lujosa habitación en el Waldorf con una casa en Daytona Beach, Florida.
El embajador cubano en Naciones Unidas, Manuel Bisbé Alberni, propuso
que Fidel se hospedara en el Shelburne, situado en Lexington Avenue y la 37, a
pocas cuadras de los edificios de la misión cubana en Nueva York. Desde el
punto de vista de seguridad y la logística resultaba la mejor opción.
Raúl Roa Kourí, un joven diplomático de apenas 24 años en 1960, decidió
no presionar demasiado con su propuesta: un sencillo hotel en el barrio negro
de Harlem llamado Theresa.
La prensa estadounidense dedicaba titulares a la próxima visita a
Estados Unidos de Fidel, uno de los oradores previstos para el XV período de
sesiones de la Asamblea General.
Aunque la Revolución tenía poco más de un año de vida, el gobierno
norteamericano ya había declarado una guerra abierta contra las nuevas
autoridades en La Habana y lideraba una campaña de desinformación sobre Cuba,
que por esos días anunciaba la intervención de la banca estadounidense y el
paso del canal 6 de la CMQ a manos públicas.
“En aquel momento todavía había relaciones diplomáticas plenas con los
Estados Unidos, aunque sabíamos todas las cosas que estaban sucediendo”,
recuerda Roa, representante cubano en la Comisión Económica de Naciones Unidas
y uno de los encargados de los preparativos de la visita de Fidel.
Si el barbudo de la Sierra Maestra era una preocupación para Washington,
los estadounidenses progresistas lo recibieron como un héroe. Cientos de
personas acudieron el 18 de septiembre de 1960 al entonces aeropuerto Idlewild,
hoy John F. Kennedy, para presenciar la llegada del avión del Comandante en
Jefe.
Su arribo también atrajo a los contrarrevolucionarios. A la entrada del
Shelburne, por Madison, se reunió un grupo no muy grande de batistianos de la
organización denominada “La Rosa Blanca”, pionera de lo que después se
convertiría en una mafia multimillonaria dedicada a las agresiones contra Cuba.
Fidel llega al Hotel Shelburne, situado en Lexington Avenue y la 37. A
su lado, el Canciller Raúl Roa García.
Los bandidos del Shelburne
La estadía en el Shelburne fue corta. Roa rememora que el gerente del
hotel exigió a la delegación cubana un depósito de 20 mil dólares como garantía
ante posibles daños.
“Temían, decían ellos, que los grupos contrarrevolucionarios pudieran
afectar al hotel con piedras o con algún atentado”.
Fidel consideró, recuerda Roa, que aquello era una extorsión y una falta
de respeto a la delegación cubana. “Me ordenó que hablara con el gerente del
hotel y le transmitiera que de ninguna manera íbamos a pagar los 20 mil
dólares”.
-“Diles que son unos bandidos”, enfatizó.
El Comandante en Jefe ordenó al capitán Núñez Jiménez que comprara
tiendas de campaña. “Si no encontramos hotel, acampamos en el jardín de las
Naciones Unidas”, dijo.
Y, dirigiéndose al embajador Bisbé, le instruyó pedirle una entrevista
urgente a Dag Hammarskjold, entonces Secretario General de la ONU.
Hammarskjold prefería que Fidel se quedara en algún hotel del mid-town
Nueva York, para evitar escándalos, pero la decisión de la delegación cubana
sorprendería a los funcionarios de las Naciones Unidas y a los propios
estadounidenses.
El hotel Theresa
El Hotel Theresa
El Comandante, como solía hacer, caminaba a grandes zancadas de un lado
a otro del salón de oficinas pensando en qué decisión tomar. Fue entonces
cuando Roa le dijo: “Yo tengo un hotel”. Fidel ni siquiera lo escuchó.
-“Tengo un hotel en Harlem”, repitió.
-“¿En Harlem, en el barrio de los negros y los puertorriqueños?”,
preguntó Fidel.
- “Sí”, respondió Roa.
-“¿Y lo puedes conseguir?”, continuó interesado Fidel.
-“Creo que sí”, respondió una vez más Roa.
Unos días antes, el joven diplomático había recibido la propuesta de que
la delegación cubana se quedara en el hotel Theresa en una conversación con Bob
Taber, el periodista de la CBS que había entrevistado a Fidel en la Sierra
Maestra. Pero quien estaba detrás de la invitación era Malcolm X, dirigente de
los Musulmanes Negros y una de las figuras progresistas más conocidas en los
Estados Unidos.
Roa resumió la historia y Fidel se mostró conforme.
“Habla con Bob Taber y me avisas cuando tengas el hotel”, concluyó.
¡Viva Castro!
Viva Cuba.
“Harlem se movilizó para darle la bienvenida a Fidel”, recuerda Roa.
“Malcolm X, por supuesto, convocó a la comunidad negra, pero ellos avisaron a
su vez a todo el mundo, a todos los amigos, a los puertorriqueños, a los
cubanos que había en aquella época que vivían en Harlem”.
Las imágenes de la época muestran a la policía de Nueva York incapaz de
contener la masa de personas que se congregó para recibir al revolucionario
cubano.
“Cuando llegó la caravana comenzaron a gritar Fidel, Fidel”, refiere
Roa. “Era como estar en Cuba”.
El Comandante en Jefe saludó a los presentes y entró al hotel donde lo
esperaban, entre otros, Malcom X y Bob Taber.
El periodista Ralph D. Matthews escribió un artículo para el semanario
New York Citizen-Call sobre el encuentro.
-“Mientras el Tio Sam esté contra ti, sabes que eres un hombre bueno”,
le dijo Malcolm X a Fidel.
-“Nosotros luchamos por toda la gente oprimida”, comentó a su vez el
cubano a su anfitrión, símbolo de la lucha social y los derechos de los negros
en el interior de los Estados Unidos. “De eso hablaremos en Naciones Unidas”.
Pocos días después, Fidel haría historia en el hemiciclo de la Asamblea
General. Su discurso se prolongó por más de cuatro horas y fue uno de los más
ovacionados en la historia de las Naciones Unidas.
En efecto, abordó la discriminación contra las minorías, reclamó el
derecho de los países pobres a su desarrollo y denunció las injusticias del
sistema imperante como nunca se había hecho en aquella sala. “Cese la filosofía
del despojo y cesará la filosofía de la guerra”, sentenció.
Diplomacia de alto nivel en Harlem
Raúl Roa Kourí (sentado entre Fidel y Nehru) fue el traductor a Fidel en
la reunión con el primer ministro de la India.
Hasta el hotel Theresa se desplazaron líderes y personalidades mundiales
para saludar a Fidel.
Uno de los más notorios fue el primer ministro de la Unión Soviética,
Nikita Serguéyevich Jrushchov, acompañado de su ministro de Relaciones
Exteriores, Andréi Gromyko.
“Yo ese día estaba en Naciones Unidas y no estuve en el hotel, pero
después sí”, recuerda Roa.
El joven diplomático sirvió de traductor a Fidel en su reunión con
Jawaharlal Nehru, primer ministro de la India.
-“No, usted no debía haberse molestado, Primer Ministro, en venir hasta
aquí”, le dijo Nehru al líder cubano, que había bajado hasta la entrada del
elevador para recibir a su par indio.
“Era yo quien quería estrecharle la mano
a un héroe”.
Por Harlem también desfilaron el presidente egipcio, Gamal Abdel Nasser,
y el político y filósofo ghanés, que recientemente había logrado la
independencia de su país, Kwame Nkrumah.
El porqué de la decisión de hospedar a la delegación cubana en un
humilde hotel de Harlem lo resumió el propio Fidel en su encuentro con Dag
Hammarskjöld:
“Voy a un hotel donde están los humildes, los preteridos, porque la
Revolución cubana es la Revolución de los humildes, por los humildes y para los
humildes”, recuerda Roa que le dijo Fidel al secretario general de la ONU. “Eso
tuvo efectivamente una gran repercusión en los Estados Unidos, porque ningún
jefe de Estado jamás se había alojado en un sitio como Harlem.”
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