Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

miércoles, 3 de junio de 2020


LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO
(Por Horacio Rovelli, en “El Cohete a la Luna”)

Edvard Munch, La muerte de Marat

Jean-Paul Marat fue un médico e investigador de prestigio en la Francia de Luis XVI. Cuando el Rey llamó a la reunión de los Estados Generales, ante la bancarrota del reino, Marat dejó todo para ser uno de sus principales activistas.

Creó un periódico que denominó “L’Ami du peuple”, desde donde combatió a la nobleza y al clero por sus privilegios y defendió a la revolución. Todos sus escritos tenían como objetivo decir la verdad, poniendo en claro qué pretendían los ricos y cuáles debían ser las posiciones de la población en defensa de sí misma y del futuro. Abogó por la abolición de la monarquía, fue uno de los mentores de la Declaración de los Derechos del Hombre y uno de los principales forjadores de la República Francesa.

Salvando el tiempo y la distancia, en la historia de la humanidad siempre sucede un sector que quiere sojuzgar al otro, lo decía Maquiavelo en El Príncipe: «El del pueblo es un fin más honesto que el de los ricos y poderosos, ya que estos quieren oprimir y aquel no ser oprimido”.

En la Argentina, desde antes que naciera —cuando era colonia—, existió siempre un sector que usufructuó la dominación y que se alió a fuerzas extranjeras para consolidar ese dominio. Por eso observamos en la actualidad, por ejemplo, la posición de los fondos de cobertura como BlackRock, Fidelity, PIMCO, Vanguard, Gramercy, Franklin Templeton, Fintech, etc. Pretenden cobrar una fortuna a costa del país, de una deuda que en su menor parte le prestaron directamente al gobierno argentino y en condiciones de usura, posibilitadas por la administración de Cambiemos que en su mayor proporción compraron a precio vil en los mercados secundarios del mundo. Ante la cesación de pagos argentina del 22 de abril de 2020, proponen salidas encubiertas que los benefician y los grandes medios las esconden e incluso proclaman que la diferencia es mínima, cuando la Oficina del Congreso de la Nación Argentina hace un cuadro comparativo de las alternativas y es abismal.

 

Existe una fuerte relación entre los principales poseedores de los 86.200 millones de dólares que conforman la fuga en la gestión Cambiemos —y que publicara el BCRA en su trabajo “Deuda y formación de activos externos 2015-2019”— y quien le administra esos fondos. De allí que los diputados y senadores de Cambiemos se opusieron, esta vez sin suerte, a que la Comisión Bicameral del Congreso Nacional de Seguimiento y control de la Deuda Externa aprobara investigar la política de endeudamiento durante la gestión de Mauricio Macri y la fuga de capitales, bajo el fundamento sostenido por el diputado Carlos Heller: «Si no constituyen utilidades remitidas ni es pago de deuda, ¿de dónde salieron, cómo se generaron esas divisas que se fugaron? ¿Cuántos de esos movimientos están dentro de la legalidad y cuántos obedecen a ilícitos como el lavado de dinero?»

El marco propicio lo creó el gobierno de Cambiemos, que en diciembre de 2015 eliminó el Programa de Consulta de Operaciones Cambiarias de la AFIP y elevó el máximo a comprar a dos millones de dólares mensuales para las personas físicas y jurídicas. En mayo de 2016 lo elevaron a cinco millones de dólares y desde agosto de 2016 se liberó totalmente, hecho que permitió que el 25 de abril de 2018 se fueran en ese solo día 1.225 millones de dólares a $ 20,20 en promedio por cada dólar.

Esa fuga de capitales la realizaron a través de grandes bancos privados que desarrollan su actividad en el país. Y eso explica por qué si en el año 2019 el PIB cayó un 2,2% (aproximadamente unos 8.000 millones de dólares), diez bancos privados nacionales y extranjeros con filiales en la Argentina, ganaron en ese solo año 2019 unos 8.000 millones de dólares. Y se debe sumar en esa utilidad obtenida, la creación de instrumentos financieros (Letras de Cambio, Carta de Créditos) para las operaciones de comercio exterior y, haberle prestado con un spread sideral al BCRA en LELIQs (Letras de liquidez del BCRA).

Con el comercio exterior pasa lo mismo, en un marco de fuerte demanda mundial de alimentos por la pandemia y la obligación de cumplir la cuarentena. La Sociedad Rural Argentina reconoce que con una proyección total de la actual campaña de 117.500.000 toneladas, hasta el pasado 13 de mayo 2020, los productores vendieron el 55% de la misma, es decir 64.500.000 toneladas, cuando en 2019 a esta altura del año se había comercializado el 44%. Son 9.600.000 toneladas más, si se realiza la comparación interanual. Situación que reafirma y ratifica la Bolsa de Cereales de Rosario cuando informa con fecha 20 de mayo 2020 que, al computar todos los granos vendidos de soja, maíz y trigo (los tres principales cultivos) desde julio pasado hasta ahora, “la cuenta es superior en 11,5 millones de toneladas, respecto de la campaña anterior, esa diferencia implica 3.270 millones de dólares más”. A esta altura del año pasado se habían vendido 33,7 millones de toneladas de la cosecha 2018-2019 y ahora van 45,2 millones de toneladas. En dólares, la campaña anterior llevaba acumulados 7,5 mil millones y ahora van 10,7 mil millones. De ahí la diferencia de 3.270 millones de dólares a favor de este ciclo.

Es cierto que tras las elecciones PASO y con fecha 2 de septiembre de 2019 el gobierno de Cambiemos terminó con el jolgorio de que las empresas no tuvieran fecha para liquidar las exportaciones. A partir de esa fecha deben liquidar las divisas de sus ventas al exterior en el mercado local dentro de los 5 días hábiles posteriores al cobro de la operación, o 180 días después del permiso de embarque. Bien puede ser que gran parte de esas exportaciones y las próximas se liquiden en la segunda parte del año. Pero la pregunta obligada es cuándo van a liquidar las exportaciones del periodo 2016 al 1° de septiembre de 2019.
Ante la pandemia que frenó masivamente el nivel de actividad interna y con ella las importaciones, sumado a la estrategia de la deuda del Ministro Martín Guzmán de que los bonos en poder del sector privado no se paguen hasta mayo de 2023, por una parte, y la mayor demanda de alimentos reseñada, implicarían un fuerte superávit comercial incluso mayor que el del año pasado que fue de 15.990 millones. Sin embargo, no se está reflejando en los primeros cuatro meses del año 2020 en que las exportaciones superaron a las importaciones en solo 4.720 millones de dólares, situación que demanda que el Estado, a través de la AFIP (que supervisa a las Aduanas) y el BCRA (que supervisa a los Bancos), ponga la lupa en las operaciones de comercio internacional.

El camino elegido por el BCRA, que a partir del 27 de mayo 2020 obliga a que las empresas importadoras soliciten autorización previa de la autoridad monetaria para acceder al mercado de cambios para el pago de obligaciones comerciales con el exterior, es controlar la facturación de las importaciones.

Densidad nacional
Nuestra burguesía: los Macri, los Mindlin, los Ratazzi, los Rocca, los Magnetto, los Pagani, los Blaquier, los Madanes Quintanillas, los Urquía, los Caputo, los Braun, etc. —todos ellos “Grandes Clientes” de los bancos (y por ende beneficiados por trato diferencial o VIP)— contaron con la posibilidad de comprar los dólares que quisieron y fugarlos. Paralelamente obtuvieron favores del Estado, incluso el apoyo para expandirse en el extranjero como en el caso de Techint y la inauguración de su fábrica de tubos de acero sin costura para la industria de petróleo y gas no convencional, que generó más de 1.500 puestos de trabajo en Texas, junto a una inversión de 2.000 millones de dólares para su construcción. Pero en la Argentina, no bien comenzó la cuarentena, echaron a 1.450 trabajadores.

Todo el déficit fiscal de la administración nacional y de varias provincias (autorizadas por el Poder Ejecutivo presidido por Mauricio Macri) se financió con deuda externa. Los Estados (nacional y provinciales) pagan en pesos a sus proveedores, contratistas, trabajadores, jubilados y pensionados (las provincias que tienen su propio sistema de jubilación), por ende, los dólares tomados en deuda se los dieron al BCRA, que a cambio de ellos emitió pesos y con esos pesos pagan los Estados. Pero el BCRA es banco de bancos, por lo que en un marco donde el 70 a 75% de las operaciones del mercado único y libre de cambio (MULC) de la Argentina lo realizan 10 (diez) bancos, garantizaron a esas grandes entidades y a sus clientes VIP la compra de divisas, que en gran parte después fugaron, en lo que el profesor Eduardo Basualdo denominó “Endeudar y Fugar”.
Un modelo de endeudamiento y beneficios para pocos que obligó al pueblo a un sacrificio sin par, reduciendo su consumo y su trabajo, ahogó a las economías regionales y a las pequeñas y medianas empresas por la suba que realizaron del precio de las tarifas, de la energía, de los bienes de uso difundido (cemento, acero, aluminio, etc.) y por la falta de crédito o el crédito a tasas confiscatorias, todos sectores altamente concentrados y que conforman el mercado cautivo, con las consecuentes súper ganancias de sus propietarios.

Aldo Ferrer se equivocaba cuando ponía la esperanza en la burguesía que tenemos. Lo han demostrado siempre: es una burguesía de rapiña, apátrida y tonta, a la que sólo le importa acumular dólares en el exterior aún a costa de que sus empresas valgan menos de la mitad que en diciembre de 2015 y, lo que es peor, su egoísmo y maldad observa el problema de la coronavirus y hace lo posible para que no les llegue a ellos, aunque diezme al pueblo argentino.

Hoy los une a todos la presión sobre el tipo de cambio para depreciar nuestra moneda. Esto es así por su posicionamiento en divisas y su rol en las exportaciones, pretenden comprar por la mitad lo que vale el doble. En eso está unida, como tantas otras veces, la burguesía local con la cada vez mayor presencia de empresas extranjeras que operan en el país. Y es funcional a los acreedores que quieren desestabilizar al gobierno e impedir la solución integral de la deuda y por muchos años que plantea el Ministro Martín Guzmán.

La tarea a realizar
La Administración Nacional presentó el Resultado Fiscal del mes de abril. Por hacer frente a la pandemia e incluso el Programa de Asistencia estatal para el pago de los salarios (ATP) a los trabajadores de grandes empresas, tuvo un déficit fiscal del 45,69% del gasto[1], un resultado financiero negativo en $ 266.050 millones, al tipo de cambio oficial unos 3.770 millones de dólares, más del 1% del PIB. Compromisos que solo puede cubrir al no pagar los servicios de la deuda externa.

En esa situación, los ricos y poderosos de este país despotrican contra la ex Presidenta y el gobierno de Alberto Fernández todo lo que pueden, a fin de minar sus lazos con la población, en su ya conocida política de aislar y calumniar.
Debemos hacer una prédica constante para demostrar quiénes son los enemigos del pueblo y apoyar y exigir del gobierno que avance en la consolidación de la defensa del mercado interno y del trabajo nacional, cobrarles impuestos a los ricos y seguirlos bien de cerca, porque sus intereses son la antípoda del pueblo de la Nación.

Ante la inminente invasión a París del ejército del Rey Luis XVI en septiembre de 1789, Marat llamó al pueblo a “despertar de su letargo”. Entendía que la única manera de salvar la revolución era a ir a Versalles y alojar al Rey y a su familia en el Palacio de las Tullerías, con lo cual el rey como rehén era la garantía de que no se invadiría París.

Nos falta Marat, pero más nos falta que nuestro pueblo tome conciencia de la situación.  Una parte por desgracia importante, embrutecida por los medios y por la vida que lleva, repite sin reflexionar lo que los sectores dominantes quieren que piensen. La primera proclama de la Revolución francesa nos la dio la Enciclopedia y dice: “Una sociedad culta que piensa por sí misma es la mejor manera de asegurar el fin del antiguo régimen”.

Decirnos la verdad, saber quién es quién, son los primeros pasos para que pensemos por nosotros mismos.



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