-
Diputado
Orlando, - interrumpió de nuevo Esperanza todas sus reflexiones, - disculpe
pero tengo algo que preguntarle, - Esperanza estaba algo tensa y nerviosa, su
voz era algo inquisidora
-
¿Cree
usted realmente que privatizar las Empresas Nacionales de Electricidad y de Teléfono
a las trasnacionales americanas es una buena solución para el país?
El Diputado Orlando no esperaba una pregunta
así de Esperanza, y máxime en ese tono a tan pocas horas de recibir a Ms.
Oldwrite en el antiguo Palacio Presidencial.
-
Lo
importante no es lo que piense yo Esperanza, hay un Consejo de Estado y luego
un Parlamento que ha votado por unanimidad la Ley de Privatización de esas dos
empresas.
-
Pero
¿y lo que piensa el pueblo?, usted que como se dice siempre por televisión “El
Diputado Orlando es del pueblo”, ¿no lo tiene en cuenta?
-
Bueno,
en las Asambleas de los Centros de trabajo, la gente lo que quiere es que se
acabe el bloqueo de una vez, y esta Ley entre las otras medidas de libertad
individual que hemos promulgado por consenso, es lo que ha facilitado para que
hoy Ms. Oldwrite este acá, algo esta cambiando y pronto se derogara la Ley Helms-Burton.
Esperanza freno de golpe por tercera vez,
cuando observo que el auto de Benítez giraba en U en el centro de la Plaza de
la Revolución,…, era la señal,… saco su Makarov con la mano derecha al mismo
tiempo que se daba la vuelta, coloco la palma de la mano izquierda debajo de la
culata de la pistola, sin mediar palabras disparo en la frente del Diputado
Orlando, el cristal trasero se rompía y la sangre dispersada creaba una mezcla calidoscópica
de vidrios rojos y verdes.
Esperanza lo había hecho, así era como se
rendía homenaje, con sangre fría salió del auto, levanto el puño izquierdo apuntando
a las dos estatuas blancas que ahora presidian la plaza, la de EL y la del Apóstol,
corrió entonces dejando la puerta abierta del auto para abrazar a sus
compañeros.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario