El jueves me operan de catarata a las 10 de la mañana, he tratado toda mi vida de no ser ciego, la edad a veces te juega una mala pasada, pero también te da el llevar sobre los hombros la abundancia de los días transcurridos, dejo acá algo escrito por Eduardo Del Llano,...nunca mejor dicho, ni en los Centros Espirituales, una realidad en cantidades industriales...
EL PAÍS DE MAÑANA by eduardodelllano
Este país siempre será bueno en el futuro.
Invariablemente, lo que hace el gobierno se revertirá en beneficios tangibles en el plazo de unos años. Cuando no ocurre así –y nunca, o casi nunca, ocurre así- la culpa es del enemigo, lo que no es óbice para que con el paso de los años se vaya cambiando lo que no funcionó la primera vez. (De todos modos siempre intentan convencernos de que tan socialista es la solución nueva como la vieja, sólo que la nueva lo es un poquito más). En la práctica, vivimos en un presente eternamente hostil, esperando que las cosas mejoren si la nueva política que se implementa desde arriba, para variar, funciona. Como decía un conocido, éste va a ser un gran país el día que lo inauguren.
Me pregunto si no se podría, en lo que esperamos el futuro luminoso, instaurar una semana para vivir bien con carácter anual. O por lo menos un día. Vaya, como un tráiler o un antipasto. Para que no toda la felicidad vaya a parar, como les aseguraron a nuestros padres y nos aseguran a nosotros, a los hijos –o, con más seguridad, a los nietos- sin que tengamos la oportunidad de darle una probadita
Entiéndanme bien, no me refiero a dar el día libre, vender comestibles ligeros en el Malecón, apostar estratégicamente unas pipas de cerveza, planificar eventos culturales y deportivos excepcionales para que la gente haga catarsis. Todo lo contrario, no pido una fecha festiva, sino algo tan anormal como un día normal. Un día sin maltratos, sin escaseces, sin que el ciudadano se sienta una mierda.
Claro que, conociendo como funciona este país, imagino que primero se implementarían las Veinticuatro Horas de Futuro (VHF), de manera experimental para los destacados en la emulación, los más integrados, los ancianos y los niños menores de siete años. O tal vez en una provincia cualquiera, fácil de monitorear. O para todos, pero sólo seis horas, con ofertas especiales de dos días focalizadas en el turismo. Eso sí, nos asegurarían que en unos años las VHF se normalizarían. Si la crisis mundial remite, por supuesto.
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