PROFUNDIZANDO
EL AJUSTE NUCLEAR
(Por Comisión de Tecnología Nuclear del
Instituto Patria (*))
El presidente de la Comisión Nacional de
Energía Atómica (CNEA), Osvaldo Calzetta Larrieu, realizó recientemente
declaraciones periodísticas en las que se ocupó en extenso de la decisión del
gubernamental de solo avanzar con China en el financiamiento y construcción de
una quinta central nuclear de diseño de ese país, la crítica situación de la
PIAP, la fusión de Conuar y FAE (“para mí es buena”), el presupuesto del
organismo y el proyecto Carem, entre otros temas.
En la entrevista que la agencia de noticias
científicas y tecnológicas TSS –perteneciente a la Universidad de San Martín–
publicó el 13 de marzo, el titular de la CNEA sostuvo que “se está avanzando en
la concreción del contrato de la que antes se llamaba la quinta central, que
seguramente será la cuarta y que es la de la tecnología china Hualong 1. De
hecho, estoy por viajar a China para negociar el contrato de la transferencia
de tecnología”. Contradictoriamente, afirmó: “Si me preguntan a mí, yo quiero
más la cuarta central que la quinta”, y luego sentenció que si la central de
tecnología tipo Candu “no se hace, la realidad es que su destino (de la PIAP)
está mal”.
La “reactivación” del acuerdo nuclear con
China bajo la actual gestión de Mauricio Macri significa la mutilación de un
acuerdo estratégico previsto en 2014-2015, durante el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner.
El acuerdo original –en un contexto muy
diferente al actual– preveía un proyecto de colaboración mutua en el área
nuclear con eje en una o dos centrales de tecnología tipo Candu y un amplio
marco para la transferencia de tecnología. Recién luego de la construcción de
estas centrales, se estimaba considerar la conveniencia o no, de una central
prototipo de tecnología China con uranio enriquecido.
Las centrales nucleares de tipo Candu son las
más convenientes para nuestro país, entre otros motivos, por ser una tecnología
conocida, probada durante décadas y la que permite una participación de la
industria nacional, principalmente en lo que respecta al uso de agua pesada,
suministro de combustible y componentes metalmecánico complejos. Pasar hoy de
la tecnología de uranio natural y agua pesada a la de uranio enriquecido
implica caer en la dependencia de la provisión de uranio enriquecido, altamente
condicionada por las grandes potencias y sus intereses geopolíticos.
Avanzar con la tecnología de uranio
enriquecido por sobre la del uranio, afecta especialmente a la Empresa Neuquina
de Servicios de Ingeniería (ENSI), que opera la PIAP, una de las pocas
proveedoras de agua pesada en el mercado internacional y la de mayor capacidad
de producción en el mundo. La PIAP estuvo parada casi 7 años y fue reactivada
durante el kirchnerismo con una inversión del orden de los 1000 millones de
dólares, que implicó numerosos beneficios para el país en general y para
Neuquén en particular.
Esta planta está sin producir desde 2017 por
decisión del gobierno actual; la presente versión del acuerdo con China la
entierra definitivamente y genera incertidumbre en más de 400 trabajadores.
No continuar con la tecnología Candu, que
dominamos y permite integrar nuestras capacidades industriales, significará una
dependencia total de los combustibles nucleares de uranio enriquecido, sólo
provisto por las grandes potencias, que será imposible de revertir.
Todo proyecto nuclear que pretenda responder
a las necesidades de nuestro pueblo, debe ser ampliamente planificado y fundado
técnicamente, consensuado social y políticamente, y ejecutado con participación
dominante de la industria nacional. Este preocupante panorama pone en jaque el
esfuerzo y dedicación que los trabajadores nucleares dedicaron durante más de
siete décadas, el desarrollo tecnológico que hace único a nuestro país en la
materia, y los alcances que produjeron las mayores exportaciones de tecnología
de nuestra historia.
(*) Sergio Solmesky, Diego Hurtado de
Mendoza, Andrés Kreiner, Oscar Comito, Daniel Bianchi, Néstor Fruttero, José
Lago Fernández y Juan Carlos Carballido, entre otros.
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