Por
cuarto mes consecutivo la industria trabajó en marzo a menos del 60% de su
capacidad de producción
(Por Daniel
Sticco, INFOBAE)
El indicador del Indec de utilización de la
capacidad instalada en el conjunto de la industria manufacturera volvió a
contraerse en marzo, tras un leve repunte en febrero, pero se ubicó por
cuarto mes consecutivo entre los más bajos para ese mes en más de 17 años.
Para el promedio de la industria el índice
general dio cuenta de un grado de
utilización de la capacidad máxima técnica de producción por debajo del 60%,
apenas 57,7%, al cual cayó en diciembre 2018, cuando muchas empresas optaron
por las paradas habituales de mantenimiento anual de las plantas, y luego
continuaron en enero y febrero con el recorte de la jornada laboral por
vacaciones.
Pero ya desde marzo, al sostenerse la
retracción de la demanda, principalmente la interna, mientras que la de
exportación no alcanzó para neutralizar ese efecto, en particular en la relevante rama automotriz, varias empresas
se vieron forzadas a programar suspensiones de personal.
Desde marzo, al sostenerse la retracción de
la demanda, principalmente la interna, mientras que la de exportación no
alcanzó para neutralizar ese efecto, muchas empresas comenzaron a implementar
un plan de suspensiones de personal en plantas
El relevamiento del Indec dio cuenta de que
los sectores con mayor grado de subutilización de los establecimientos fueron
las terminales y complejos automotriz con una media del 65%; metalmecánica 57%;
caucho y plástico 51%; textil 50%; y de alimentos y bebidas 44 por ciento.
Pérdida de competitividad
De los 12 grandes sectores del indicador
oficial, en 2 se registraron en marzo último los índices más bajos de uso de la
capacidad instalada en poco más de 17 años: la productora de alimentos y
bebidas; y las manufacturas de tabaco.
Las ramas productoras de alimentos y bebidas;
y las manufacturas de tabaco, registraron en marzo el mayor grado de capacidad
ociosa en más de 17 años.
La encuesta de expectativas de los
empresarios para el segundo trimestre respecto de igual tramo del año anterior
arrojó un saldo de respuesta claramente negativo, con un promedio de
utilización esperada de los establecimientos en torno al 60%, o, lo que es lo
mismo, un grado de capacidad ociosa del 40 por ciento.
Una de las consecuencias de semejante
desaprovechamiento del potencial fabril es el creciente peso relativo de los
costos fijos de producción respecto del total, con el consecuente efecto
negativo sobre la competitividad de las empresas y deterioro hasta el extremo
de la rentabilidad del negocio.
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