Llegó
el momento de que Estados Unidos aprenda de democracia con humildad
(Por Pedro Brieger en eldestapeweb.com)
En la mayoría de los países democráticos, pocas horas después de que cierran las urnas, se conoce quién gana una elección presidencial. Esto no ha sido así siempre en Estados Unidos, porque el país más poderoso del planeta -al que le gusta dictar cátedra sobre democracia- tiene un sistema electoral anacrónico, extremadamente complicado, confuso y descentralizado. Es más, al no existir un poder electoral nacional e independiente como lo tienen la mayoría de los países democráticos, son los medios de comunicación los que informan del escrutinio, que sirve de guía incluso para los partidos políticos.
Por otra parte, al votarse representantes a un Colegio Electoral -que es el
que elige al presidente- el llamado voto popular pasa a un segundo plano y no
siempre vence quien obtiene más votos en todo el país, como lo pudieron
comprobar Al Gore en 2000 y Hillary Clinton en 2016. Aunque parezca elemental,
vale la pena recordar que en la mayoría de los países con sistema presidencial
quien obtiene la mayor cantidad de votos gana la presidencia.
El estadounidense es un sistema electoral verdaderamente caótico, ya que cada estado tiene sus propias leyes electorales, sus particularidades, sus reglas, y donde el voto por correo o la fecha límite para inscribirse varían de estado en estado. Además, la resolución de discrepancias por resultados inciertos puede llevar a enfrentamientos entre una legislatura estadal y el gobernador, o que termine definiendo la Corte Suprema de Justicia.
El presidente Donald Trump denunció públicamente fraude de
la oposición (sin ofrecer pruebas), mientras Joe Biden pide
que se cuente hasta el último voto, lo que -obviamente- es muy normal en
sociedades democráticas. Dos días después de las elecciones, y cuando todavía
no había resultados finales, Trump tuiteaba “paren de contar” en una de las
declaraciones más insólitas que se puedan escuchar durante un proceso
electoral, como si hiciera falta aclararle que en una elección democrática se
cuentan todos los votos.
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