EL
FINAL ANUNCIADO DE JUAN GUAIDÓ
(Por Marco Teruggi, desde Caracas para PAGINA12)
Esta modificación ya había sido anticipada. Posiciones duras contra el
gobierno de Nicolás Maduro, como las de Alemania, Holanda o Francia, cambiaron
ante el nuevo escenario. Una pregunta viene al caso: ¿se trató de un reacomodo
europeo en soledad o de una posición acordada con la nueva administración
entrante en Estados Unidos? La modificación del tablero ocurre sobre varios
niveles a la vez. EE.UU. seguramente mantendrá el reconocimiento a Guaidó como
“presidente interino” en lo que fue un acuerdo bipartidista desde el principio.
Pero seguramente, en simultáneo con la ratificación de ese posicionamiento,
ocurra la modificación de la táctica, de la forma de abordaje del expediente
Venezuela que, a todas luces, no dio los resultados esperados por Washington.
Otros gobiernos mantendrán junto con EE.UU. una línea de reconocimiento de
la “presidencia interina”, como aquellos ubicados en el arco más a la derecha
en América Latina, como Colombia, Brasil y Chile, y aliados estadounidenses en
política exterior, como Canadá, el Reino Unido y Japón. Pero la decisión de
cómo continuar para lograr un cambio de gobierno en Venezuela no será una
decisión de esos gobiernos sino, como fue desde el inicio, exclusivamente de
EE.UU.
Guaidó está fuera del centro político, agotado como para cumplir los
objetivos políticos bajo los cuales fue construido. Lo saben todos los actores,
independientemente de su narrativa pública. Por eso existen reposicionamientos
internacionales y numerosas fracturas sucesivas dentro de la oposición
venezolana, donde cada dirigente, partido -o fragmento de partido- busca
posicionarse de cara al escenario abierto y en construcción. Se trata del
posible final de una estrategia representada en Guaidó, la de una institucionalidad
paralela. El gobierno venezolano logró desactivarla en un lapso de dos años,
con un costo general para la economía sobre la cual se profundizó un bloqueo,
la población, en particular los sectores populares y capas medias, y sobre la
política, que se convirtió en posiciones de trincheras.
¿Cómo será la nueva etapa? Por el momento pueden verse algunos contornos.
El discurso de la nueva Asamblea, con mayoría chavista, plantea tanto la
importancia del diálogo como la reconciliación y la necesidad de que no exista
impunidad. Iris Varela, vicepresidenta del poder legislativo, afirmó en la
sesión del jueves que “acordamos como junta directiva crear una comisión
especial que va a investigar las acciones perpetradas contra la República desde
las directivas y algunos miembros de la Asamblea en el período 2016-2021 (…) en
un mes tiene que haber resultados y ya tiene que salir el exhorto para que
actúe la justicia de manera contundente”.
El mensaje apuntó directamente a Guaidó, que a partir del 5 de enero perdió
la inmunidad parlamentaria. Quien el 23 de enero del 2019, entonces desconocido
para el país, se autoproclamó presidente, sabe ahora que su final político es
cuestión de tiempo. Quedará en una disolución de capital político hasta
reducirse al Twitter, o será detenido por la justicia. ¿De qué dependerá? De
tiempos políticos, posibles diálogos y negociaciones internacionales donde el
chavismo tiene una posición de fuerza política, pero de debilidad económica.
La apuesta del gobierno para la nueva etapa se centra en el intento de
ingreso de capitales privados, nacionales y extranjeros, a diferentes áreas
claves de la economía. Es lo que oficialmente comenzó a partir de la ley
anti-bloqueo votada en octubre en la Asamblea Nacional Constituyente, que
plantea, entre otras cosas, que ese proceso de ingreso de capitales se hará de
forma confidencial para evitar las persecuciones del bloqueo por lo que, hasta
la fecha, no han existido rendiciones de cuenta al respecto.
Aún no pueden medirse los resultados de esa orientación que comenzó con
anterioridad a la ley. Según la efectividad o no, es decir que permitan una
mejora de los ingresos en las arcas del Estado, de los servicios públicos, en
empresas estratégicas como PDVSA, el gobierno tendrá mayor o menor urgencia
para negociar una flexibilización del bloqueo en un posible diálogo/acuerdo con
EEUU. La apuesta del gobierno es, además, que, dentro del rompecabezas, esa
misma ley y las oportunidades de inversión que ofrece, funcione como elemento
que empuje hacia acuerdos.
Por el momento se trata de debates, análisis y puertas cerradas, pero no de
impactos en una cotidianeidad que se encuentra desde hace años bajo
metamorfosis, con salarios y jubilaciones que van desde dos dólares mensual en
el Estado hasta alrededor de 50 o 100 dólares en empresas privadas, con
dificultades de abastecimiento de agua, gas, luz, y gasolina, y una moneda
nacional que retrocede ante el avance del dólar desde lo pequeño hasta lo
macro. Esa cotidianeidad es el principal tiempo de las mayorías en Venezuela.
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