LO QUE
LA CIENCIA DEBE EXPLICAR SOBRE EL ESTRECHO DE LA FLORIDA
(Por
Víctor Ángel Fernández)
La ciencia, que durante muchos años ha dedicado su tiempo a estudiar el
Triángulo de la Bermudas, un día pudiera mover su sesgo de interés unos
kilómetros hacia el oeste y averiguar cuáles son las condiciones, no menos
especiales, que existen en el Estrecho de la Florida y estoy pensando no sólo
en la superficie marina, sino en el elemento volumétrico, digamos, hasta la
altura de aproximadamente dos mil metros, la cual utilizan los aviones de
pasajeros para sus vuelos regulares.
¿Y cuál sería el interés?
Muy sencillo, al menos para nosotros los cubanos.
Ese espacio entre el archipiélago cubano y el borde sur de Key West,
influye definitivamente en la inteligencia humana, cuando el recorrido se
realiza en orientación sur-norte.
Expongo los ejemplos para mi hipótesis.
Todos los cubanos somos especialistas en tres cosas: el béisbol, la
solución del transporte urbano y en cómo producir más en la agricultura.
Un cubano que se respete, puede estar horas demostrando su teoría sobre la
zona de strike, la fuerza del bateo, el uso eficiente del combustible y de los
vehículos del transporte urbano y cómo poner arrobas de viandas sobre la mesa
de cualquier casa criolla.
Ahora, ya en el tema político, si bien el proceso revolucionario se
sostiene sobre el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo cubano, no es un tema
muy llamativo. De esta forma, en algunas conversaciones, cuando ya se lleva un
tiempo hablando de política, volviendo al párrafo anterior, existirá alguien
que diga: ¿por qué no hablamos de pelota? Tema obvio, en el cual todos nos
sentimos más cómodos.
Inesperadamente, luego de ese transitar aero-magnético sur-norte,
comprenden y, sobre todo, se expresan y explican, cuál es el camino a seguir
para la solución política de los problemas cubanos.
Comprensión básica: el bloqueo no existe.
Los casi doscientos países que durante 30 años han apoyado la
resolución presentada por Cuba en la ONU, los premios Nobel, las asociaciones
de amistad o cualquiera con dos dedos de frente en todo el mundo que critique
esa política genocida del régimen norteño, son personas e instituciones engañadas
que, al no tener la experiencia aero-magnética de haber atravesado el Estrecho
de la Florida, en su transitar sur-norte, no poseen la capacidad para descubrir
la adulteración.
Trump cuando firmaba las bloqueadoras órdenes imperiales, al no haber
tenido esa experiencia viajera, le faltaba la inteligencia para comprender la
posición manipuladora de la parte cubana, la cual desea que un día existiera
algo así como “un bloqueo”.
Ileana Ross, Marcos Rubio, Lincoln Díaz, los compoteros “victoriosos” de
Girón, las damas de verde, la Fundación Nacional Cubano-Americana, tampoco
poseen la inteligencia para expresar en sus discursos el cambio de la política.
Nadie en el mundo, sólo ellos “illuminatta entre los illuminata”, son
capaces de comprender que, mantener esa forma de política restrictiva –la
palabra bloqueo no puede existir en su lenguaje—, es hacerle el juego a La
Habana.
Alguien que sale en la televisión cubana, más veces que la barra de
colores del patrón de pruebas, al atravesar el espacio de las casi bíblicas 90
millas, se convierte en censurado. Con sólo atravesar el
mar se llega a ser una mezcla de
Gershwin y Velázquez con Cervantes. De igual forma, un
boxeador campeón olímpico, jonronero con Santiago o con Industriales, declara
no tener nada que agradecer al deporte cubano.
Como les decía al principio, algo tiene que suceder en ese espacio
terrestre-marítimo-aéreo y la ciencia está obligada a explicarlo.
(en lapupilainsomne.wordpress.com)
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