Los
problemas de la inserción internacional de la economía cubana a través de los
años (Parte 1)
(Por José
Luis Rodríguez)
Con el triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959 se iniciaba un
proceso de profundas transformaciones para lograr el desarrollo económico y
social del país.[2]
Hasta ese momento la economía cubana se había desarrollado sumida en
profundas contradicciones producto de su enorme dependencia externa, como
productora de azúcar para el mercado norteamericano, –donde alcanzaba cubrir
alrededor del 30% del consumo- en una evolución que tuvo una etapa de auge
hasta 1925, pero que desde entonces se había estancado, provocando repetidas
crisis en Cuba, a las que –en los años 50- se había pretendido dar solución mediante
recetas de corte neokeynesiano para sostener la demanda interna de productos
importados del vecino del Norte; pero sin expandir la producción nacional, con
una política de inversiones en la infraestructura, a la que se denominó como
“gasto compensatorio”, en medio de una corrupción imparable y una sistemática
represión política.
En este punto resulta indispensable destacar el contexto en el cual el país
ha debido enfrentar innumerables desafíos durante los últimos 63 años,
donde todas las medidas adoptadas
por Cuba para su desarrollo a partir de 1959, deben tomar en cuenta –más allá
de errores o insuficiencias propias- el hecho de que se han implementado en
medio de la hostilidad y las agresiones del gobierno de Estados Unidos contra
el país, que incluyeron, entre los hechos más destacables, –ya en abril
de 1961- el intento de una invasión mercenaria y la implementación oficial
del bloqueo económico de EE.UU. contra Cuba, mediante el decreto
presidencial Nº 3447 del presidente Kennedy, cuyo impacto en 60 años alcanza
los 154 217 millones de dólares.[3]
En ese contexto adverso, un primer impulso para insertar la economía cubana
en la senda del desarrollo, que permitiera cortar su enorme dependencia
externa, en medio de una profunda transformación económica y social, se dio
mediante una política basada en la industrialización sustitutiva de
importaciones, que se desarrolló entre 1961 y 1963, pero que –por la ausencia
de condiciones externas e internas mínimas para el éxito- generó un
desequilibrio mayor en la balanza comercial en la misma medida que afecto la
producción de azúcar, la que resultaba esencial para el país en esos momentos.
Para el desarrollo de la industrialización como requisito indispensable
para la transformación estructural de la economía nacional, entre 1964 y 1975
se adoptó una estrategia que permitiera crear las condiciones para ello,
mediante la generación de divisas indispensables a partir de desarrollo de las
exportaciones del sector agropecuario y la minería, tomando como pivote la
producción azucarera.
La aplicación de esta estrategia demandó un proceso de inserción internacional
financieramente favorable para la balanza de pagos del país, aspecto que se
logra con la venta de azúcar en el mercado soviético a precios preferenciales,
superiores a los del mercado mundial y financiamiento para los desbalances
comerciales que pudieran surgir.[4]
Una segunda etapa en este proceso singular de inserción internacional, se
inicia con el ingreso de Cuba al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME)[5] en 1972, lo que permitió iniciar, a partir de
1975, un proceso de industrialización gradual en lo que se definió como un
Sistema de División Internacional Socialista del Trabajo.
Sin embargo, en este proceso de integración Cuba no logró rebasar su
especialización en exportaciones de solo tres productos de bajo valor agregado:
azúcar, níquel y cítricos, aunque las mismas tuvieron precios preferenciales
pactados bilateralmente.[6] La posible
especialización de Cuba en la industria de partes y piezas para computadoras –a
pesar de su producción en el país desde 1971- y en la biotecnología, desde
1986, no se pudo alcanzar.
No obstante, el significativo aporte de la URSS al desarrollo cubano este
modelo de inserción internacional se aprecia al observar que entre 1960 y 1990,
se otorgaron créditos comerciales por 16 614 millones de pesos y 6 611 millones
como financiamiento para el desarrollo.[7]
Esta etapa se cierra con la desaparición del campo socialista europeo en
1991, proceso a partir del cual, se inició la reclamación del pago de deudas
con la ex URSS por parte de Rusia,[8] lo que no
sería saldado hasta el año 2013.[9]
En medio del complejo escenario internacional en que se desarrolló el país,
al cierre de los primeros 30 años de la Revolución se alcanzó un crecimiento
promedio anual del 4.3%, pero no se logró transformar la estructura económica
para asegurar un proceso transversal de industrialización, manteniéndose
deformaciones estructurales de importancia y una dependencia externa elevada.
La crisis provocada por el derrumbe del socialismo en Europa entre 1989 y 1991
conllevó para Cuba una caída del PIB de casi un 35% en cuatro años y serias
afectaciones al desarrollo social del país. [10] En
relación al sector externo, las exportaciones de bienes cayeron un 72.5% y las
importaciones un 60.2%[11] lo que implicó para
Cuba el inicio de una tercera etapa en su inserción internacional, luego de 30
años, en los que el comercio con la URSS había cubierto el 63% del total, pero
que había prácticamente desaparecido –en este caso con Rusia y el resto de las
repúblicas ex soviéticas, más los países socialistas de Europa Orienal- a
partir de 1991.
Por otro lado, todavía en 1990, las exportaciones de azúcar tenían un peso
significativo en las ventas externas, computando un 79.7% de las mismas,
pero ya en el 2010, esa proporción se redujo a solo un 5.8%,[12] mientras
que el desarrollo del turismo pasó a ser la fuente fundamental de ingresos
externos hasta el año 2004, cuando la exportación de servicios de fuerza de
trabajo calificada,[13] supera los resultados del
sector turístico. Globalmente el saldo neto del comercio exterior de servicios
se incrementó entre 1994 y el 2004 2.7 veces, mientras que los ingresos brutos
correspondientes al turismo internacional aumentaron de 850 a 2 114 millones de
dólares en esos años.[14]
Lógicamente la reinserción internacional que se produce a partir de los
años 90 conllevó también la búsqueda de nuevos mercados. De este modo, ya en
1995, los socios comerciales más significativos[15] pasaron
a ser en primer lugar Canadá –que ocuparía un lugar destacado también como
emisor de turismo para Cuba-, seguido de España, México y China.[16]
Nota: Ponencia presentada a la III Jornada Latinoamericana de Pensamiento
Crítico organizada por la REDEM en septiembre del 2022
Bibliografía:
[2] Ver Rodríguez (1990) para el análisis de los primeros 30 años
de Revolución.
[4] Como parte de esa estrategia se acordó vender 24 millones de TM
de azúcar a 6.11 centavos de dólar la libra, plan que se cumplió al 76% y se
compensaron –mediante créditos blandos- desbalances comerciales por 2 073
millones de dólares hasta 1970. Ver Rodríguez (2011).
[5] El CAME era la organización para la integración de las
economías de los países socialistas, excepto China y la RPD de Corea.
[6] Con la URSS se logró un acuerdo de indexación de precios de las
exportaciones cubanas con las importaciones soviéticas, que funcionó entre 1976
y 1986, lo que permitió evitar la pérdida en las relación de términos de
intercambio en esos años. Otros acuerdos favorables se alcanzaron con la RDA..
[7] Se trata de pesos cubanos, equivalentes a USD.
[8] Otros países de Europa Oriental también procedieron a reclamar
el pago de las deudas vencidas. Un grupo de estas reclamaciones se encuentra
pendiente de renegociación. Solamente se encontró solución a este tema con
Alemania, en el caso de la deuda con la antigua RDA.
[9] Las negociaciones para el pago de la deuda durante los años 90
fueron infructuosos. Estas negociaciones fueron enfocadas por Cuba sobre
la base de las responsabilidades mutuas, tomando en cuenta los incumplimientos
de un grupo de acuerdos por la URSS, lo que no fue aceptado por la parte rusa.
Ver la posición cubana al respecto en Granma (2001).
[10] La fuente de los datos en lo adelante se
encuentra en ONEI (2008 y 2019) y EIU (2013 y 2022).
[11] Cabe destacar que el nivel de exportaciones de bienes de 1990
no se recuperaría hasta 21 años después. Ver CEE (1998).
[12] En lo referido a la exportación de bienes, en los años 90 el
mineral de níquel ocupó el primer lugar
[13] Se trataba –esencialmente- de servicios médicos y
educacionales. Ver Kirk (2016).
[14] Los ingresos del turismo internacional pasaron del 4.1% del
total de exportaciones en 1990 al 37.8% en 2004 y los otros servicios
exportados llegaron ese año al 21%. Ver Spadoni (2017).
[15] Esta estructura se mantendría hasta el presente, aunque con
otro orden, con la adición de Venezuela desde 2005
[16] A estos cuatro países seguían, hasta completar el 50% del
intercambio comercial, Francia, Rusia, Venezuela y Antillas Holandesas.
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