No lo conocí personalmente, más bien se me hizo cercano porque a través de su blog me enteraba de lo que sucedía en Cuba, o mejor decir, podía leer una mirada crítica, audaz y de análisis sobre las cosas de Cuba y del Mundo, y digo esto que no es poco, porque en este Mundo coartado para uno pocos ricos en detrimento de los muchos pobres que somos, tener una mirada distinta “no está de moda”. Algunas de sus apreciaciones, las más “grandilocuentes” no las compartía, pero respetaba a esa persona que las defendía con sus propios argumentos. Al final tengo que decir, que eran más las ideas de justicia y de patria que compartíamos que las que no. Desde que el pasado 18 de Mayo supe de su muerte, sabía que tenía que decir algo sobre su persona pero no me animaba por no conocerlo mas allá de los últimos 12 años de su efervescente actividad creando otra manera de decir en el periodismo cubano, mas actualizado y utilizando las herramientas que hoy tenemos, pero por suerte alguien dijo lo que me hubiera gustado decir de Iroel y lo dejo más abajo.
En su
blog, desde donde me acerque a su persona, empezamos con el pie “derecho” y
luego nos encaminamos a nuestro pie habitual, “el izquierdo”, nos unía no solo
el espanto de este Mundo, sino la necesidad de encontrar un camino más humano a
esta humanidad toda. Igual siempre recuerdo algo que dijo Ernesto Estévez Rams
sobre Iroel, y que en su momento me hice eco, y era algo así como, llegado el
momento de las decisiones fundamentales me gustaría tener a Iroel en mi
trinchera, compartir hombro con hombro con alguien leal.
IROEL
(Por Rosa
Miriam Elizalde)
Palabras
en la despedida de duelo de Iroel Sánchez, en la Casa de la Amistad, el 19 de
mayo de 2023
Con infinita tristeza despedimos a Iroel
Sánchez.
Tenía un nombre inconfundible. Nadie se
llamaba como él y nadie se le parecía. De haber vivido hasta el 12 de
septiembre de 2023, hubiera cumplido 59 años. Se fue absurdamente antes, y lo
peor es que no lo esperábamos, ni nosotros, ni él, que en sus últimas horas
pidió a sus hijos que pagaran la cotización del Partido para regresar al
trabajo sin deudas e hizo planes para los nuevos programas de La Pupila
Asombrada a los que regresaría. Dos días antes de entrar al hospital,
del cual no salió con vida, conversamos largamente de la próxima edición del
Coloquio Internacional Patria, y planeamos las conferencias que él no se
perdería en marzo de 2024.
Iroel vivía, militaba y escribía con el
“optimismo de la razón y de la voluntad” del que hablaba José Carlos
Mariátegui. Ese era su estado de ánimo habitual al que habría que agregarle
otro componente de su existencia: una fe absoluta en el pueblo y en la
capacidad transformadora del ser humano, que provenía de su gran pasión por las
ideas y por la obra de Fidel.
Discutir con Iroel era un ejercicio
arriesgado, porque sus análisis no solo eran sostenidos por una gran
cultura, sino por una sensibilidad política que, junto con su
animo espadachín, propinaba una estocada impecable y fulminante a
cualquier desliz ético o ideológico. Nuestro amigo común, Carlos González
Penalva, ha recordado hoy que “Iroel es, ante todo, un patriota. En sentido
gramsciano, es un patriota de Partido.”
Recuerdo hace unos años un debate entre
amigos sobre qué era ser de izquierdas, el cual empezó a tomar una deriva
paternalista. Iroel cerré la discusión con un “oye, no somos de
izquierda ni comunistas por generosidad, ni por piedad, ni por compasión,
sino porque antes de poder tomar partido por una causa hacemos de ella nuestra
propia causa, y como el Che ponemos el pellejo para demostrar nuestras
verdades”.
Y él lo hizo. Su mayor orgullo fue
haber cumplido misión internacionalista en Angola. En la imagen que
aparece en la portada de su cuenta en Facebook se le ve, veinteañero, vestido
de camuflaje sobre un camión de guerra en Longa, una aldea a mitad de camino
entre Menongue y Cuito Cuanavale. Tres niños africanos lo escoltan en
franca camaradería, y si nos fijamos bien vemos en costado de la
fotografía los juguetes que Iroel y sus compañeros regalaron a los
pequeños, hechos con latas de conserva vacías, puntillas y palos de
monte. Allí recibió, por su heroísmo, las medallas “Por la Defensa
de Cuito Cuanavale”, la de “Combatiente Internacionalista de Primera Clase”, la
de “Servicio Distinguido de las Fuerzas Armadas Revolucionarias” y otras.
Después vino su trabajo en la UJC, la
dirección de la Casa Editora Abril en los años de la Batalla de Ideas, que lo
llevó a la presidencia del Instituto Cubano del Libro y del Comité Organizador
de la Feria Internacional del Libro de La Habana, la fundación de la revista
cultural digital La Jiribilla y la gestación de la Red En
Defensa de la Humanidad. En años más recientes, fundó la enciclopedia
digital Ecured, colaboró con decenas de publicaciones y creó el blog La
pupila insomne, del cual derivaron dos libros, más el programa de
televisión La pupila asombrada, la peña La pupila afilada y
los proyectos con Cubadebate: Con Filo y Cuadrando
la Caja.
Fue un trabajador infatigable, un
revolucionario ejemplar, el hijo de Nery, el esposo de Cuqui, el papá de Rubén
y Javier, el compañero inolvidable de todos nosotros, el cubano admirado y
querido por sus contemporáneos. Dicho esto último así parecería una
ligereza, y habrá quien lo interprete como la clásica exageración ante la muerte.
Pero no. Hay datos, no opinión: la terrible noticia de ayer ha producido un
aluvión de mensajes de pena en las plataformas sociales. Muchos que no lo
conocieron personalmente, muchos que sí y que saben qué clase de persona
íntegra, honesta, incansable, luminosa era.
Finalmente, compañeras y compañeros, qué
dolorosos nos resultan ahora los versos de Rubén Martínez Villena, el poeta
comunista y el comunista poeta más admirado por Iroel; esos versos que
encabezan su blog que desde ayer se ha quedado mudo:
¡Oh, la pupila insomne y el párpado
cerrado!
(¡Ya dormiré mañana con el
párpado abierto!)
Hasta siempre, hermano querido
No hay comentarios:
Publicar un comentario