EN EL PRINCIPIO…
Allí estaba el papiro, desplegado a medias sobre la
mesa improvisada de piedra y pieles de cordero, llevaba varios días sin saber
que escribir, como comenzar todo aquello, a la noche y durante el día sentía su presencia, sabía que le estaba apremiando para que
escribiera, era como ese gran editor que quiere su obra terminada para
publicar, lo tenía todo en la mente porque muchas veces se lo dicto
directamente cuando aguardaba el pastoreo de sus ovejas, pero cada vez que se
sentaba a transcribir, no le salían las palabras, las manos le sudaban, sentía
un gran temblor por todo el cuerpo, sentía miedo a equivocarse, a no encontrar
la frase adecuada, a no expresarse como se esperaba de él.
Al séptimo día de su lucha
interior, encontró reposo, a la luz de la vela aquel entramado de phyliae
resplandeció, tomo su cálamus y escribió:
בראשית ברא אלוהים
את השמים ואת הארץ
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