LAS ELECCIONES EN EEUU Y EL
MOVIL PERPETUO
(Por Iroel Sánchez,
publicado en su blog https://lapupilainsomne.wordpress.com/)
¿Qué puede esperar el mundo
de las actuales elecciones en Estados Unidos, donde se enfrentan de una parte
un xenófobo e islamófobo explícito y del otro una señora cuya risa más célebre
es la que exhibió ante la televisión al conocer
el asesinato del líder libio Muamar el Gadafi?
En termodinámica el móvil
perpetuo es imposible, siempre se pierde energía, pero en política no. Del 11
de septiembre de 2001 hacia acá, el terrorismo de quienes enarbolan
extremistamente el islam y la guerra de aquellos que dicen combatirlo con
métodos no menos terroristas no han dejado de suministrarse energía mutuamente
en una escalada que parece no tener fin.
La tarde del mismo día en
que las Twin Towers cayeron inolvidablemente, Fidel Castro asistió en La Habana
a un acto de graduación de maestros donde abordó el gravísimo suceso y previno
contra lo que podría suceder:
“De
esto se puede sacar una idea: ninguno de los actuales problemas del mundo se
puede resolver por la fuerza, no hay poder global, ni poder tecnológico, ni
poder militar que pueda garantizar la inmunidad total contra tales hechos,
porque pueden ser acciones de grupos reducidos, difíciles de descubrir, y lo
más complicado, aplicados por gente suicida.
(…)
“…les
sugeriríamos a los que dirigen el poderoso imperio que sean serenos, que actúen
con ecuanimidad, que no se dejen arrastrar por raptos de ira o de odio, ni se
lancen a cazar gente lanzando bombas por todas partes.”
“Reitero
que ninguno de los problemas del mundo, ni el del terrorismo, se pueden
resolver por la fuerza, y cada acción de fuerza, cada acción disparatada del
uso de la fuerza, en cualquier parte, agravaría seriamente los problemas del
mundo.
“El
camino no es la fuerza ni la guerra. Lo digo aquí con toda la autoridad de
haber hablado siempre con honradez, poseer convicciones sólidas y la
experiencia de haber vivido los años de lucha que ha vivido Cuba. Solo la
razón, la política inteligente de buscar la fuerza del consenso y la opinión
pública internacional puede arrancar de raíz el problema. Creo que este hecho
tan insólito debiera servir para crear la lucha internacional contra el
terrorismo; pero la lucha internacional contra el terrorismo no se resuelve
eliminando a un terrorista por aquí y otro por allá; matando aquí y allá,
usando métodos similares y sacrificando vidas inocentes.”
Pero exactamente lo
contrario es lo que han impulsado los líderes de Estados Unidos y sus aliados
europeos.
Primero, la administración
de George W. Bush invadió Afganistán en busca de un villano que no
encontró, atacó a Iraq con base en
pretextos cuyo carácter espurio hoy es indudable, institucionalizó la tortura
y estableció la vigilancia Big brother a
nivel planetario. Documentos censurados entonces y difundidos recientemente
señalan la participación de altos funcionarios saudíes en los atentados pero conscientemente
el enemigo se buscó en otra parte.
Luego, Barack Obama al fin
encontró en el aliado Pakistán al antiguo discípulo de la CIA Osama Bin Laden y lo ejecutó extrajudicialmente.
Nada distinto a lo que el Premio Nobel de la Paz hace cada semana, drones
mediante, con una lista de sospechosos que ningún tribunal juzga. En nombre de
la democracia, y nuevamente con los aliados europeos, bombardeó Libia,
convirtiendo un país estable en un caos aun mayor que el que impera en Iraq y
Afganistán.
Difícil de creer pero aun no
era suficiente, Hillary Clinton ha contado a la revista The Atlantic
-“Financiamos mal a los rebeldes sirios y surgió el Estado Islámico“- la
responsabilidad del gobierno del que la actual candidata a la presidencia por
el Partido Demócrata era Secretaria de Estado en el terror que ha convertido en
un infierno la sociedad siria, la más secularizada del Oriente Medio.
Tanto Donald Trump, que con
su caricatura extremista seduce a los sectores más reaccionarios de la sociedad
norteamericana, como la Señora Clinton, cuya próxima cena de recaudación de
fondos será el 28 de agosto en la residencia hollywoodense del magnate
proisraelí Haim Saban, continuarán “eliminando a un terrorista por aquí y otro
por allá; matando aquí y allá, usando métodos similares y sacrificando vidas
inocentes.” Ambos seguirán aportando energía al móvil perpetuo de la violencia
que ya no solo cobra vidas en los países islámicos y EEUU sino también en
ciudades europeas como Munich, Bruselas y París e impulsa el ascenso de
políticos como Jean Marie Le Pen en Francia o Norbert Hofer en Austria que
prometen apagar con más gasolina un incendio que no cesa de extenderse.
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