BALANCE
ECONOMICO PRELIMINAR DEL 2018 EN CUBA Y ALGUNAS PERSPECTIVAS PARA EL 2019
(Parte II)
(Por: José
Luis Rodríguez, publicado en CUBADEBATE)
Revisando las cifras previstas en el plan de
2018,[1] se esperaba un crecimiento en las
exportaciones de bienes y servicios, basadas en la actividad de turismo y
producciones seleccionadas de la industria, el tabaco y las bebidas. Igualmente
se preveía un incremento en las importaciones.
También se informaba que –a pesar de las
tensiones previstas- se pronosticaba obtener un saldo comercial positivo de
54.8 millones de dólares. Para tener una idea de lo que esta cifra significaba
es preciso tomar en consideración que –de acuerdo al Anuario Estadístico de
Cuba 2017- el saldo comercial positivo había sido de 2 774 millones en ese año,
por lo que en la proyección se suponía una reducción de 2 719.2 millones para
el 2018, es decir un comercio prácticamente balanceado y sin margen de
flexibilidad para operar.
Sin embargo, como ya se mencionó
anteriormente, se estima que el valor total de las exportaciones de bienes
descendió un 12,6% este año mientras que las importaciones crecieron un 2,9%.
Por su parte, el saldo externo de los servicios se pronosticaba que caería un
5,5%.[2]
Tomando en consideración lo anterior, puede
suponerse que el estimado del impacto financiero total del comercio exterior
durante 2018 fue negativo en 1 187 millones de dólares, cálculo que se
basa en un saldo negativo en el comercio de bienes superior en 660 millones
–sobre todo por caída de producciones de azúcar y níquel- así como del
turismo –cuya reducción en alrededor de un 6% del número de visitantes hasta
mayo se estima redujo ingresos en unos 400 millones de dólares contra el plan-,[3] todo lo cual se resume en un saldo positivo menor
en servicios por 527 millones durante el año, considerando –además-
afectaciones para el cobro de la exportación de fuerza de trabajo calificada.
El enfrentamiento a esta situación nos lleva
a analizar las posibilidades de financiamiento externo en base a lo
planificado, más allá del comercio exterior.
En primer lugar, la inversión extranjera
directa registró compromisos de inversión por unos 6 000 millones de dólares
desde el 2014 –un promedio lineal de unos 1 200 millones comprometidos
anualmente- promedio que fue mayor en el 2018 cuando se reportaron intenciones
inversionistas por unos 1 500 millones de 40 negocios. De entre ellos destaca
la Zona Especial de Desarrollo del Mariel ZEDM, con una inversión captada desde
el 2013 por 2 130 millones en 43 proyectos, de ellos 17 ya en ejecución.[4]
No obstante, el ritmo de inversión previsto,
si bien se ha acelerado, no es aún suficiente ya que en el plan 2018 se
calculaba que debía ser del 5,8% del plan de inversiones total, aproximadamente
626 millones de dólares. De esta cifra se reportó como entrada efectiva de
capital extranjero por un monto de 474 millones el pasado año, o sea un 24,3%
menos.
Por otro lado, el financiamiento corriente es
sin dudas la variante de acceso a recursos externos que enfrenta las mayores
dificultades.
La presión que ejerce el bloqueo económico de
EEUU mediante multas millonarias a aquellos que se atreven a “traficar” con
activos cubanos no es un dato menor. En ese sentido se destaca la multa por
valor de 1 340 millones de dólares aplicada al banco francés Societe Generale
por violar la legislación norteamericana contra Cuba el pasado año, así como la
que se impuso al banco BNP Paribas en el 2014 por casi 9 000 millones
de dólares por la misma causal.
Este ha sido un factor fundamental para que
se clasifique la capacidad de pago cubana como de “alto riesgo” por agencias
como Moody’s, que la califica como Caa2.[5] Esto se
traduce en altas tasas de interés por los préstamos que el país pueda recibir,
siendo la tasa actual de “riesgo soberano” para Cuba de 9.23%, tasa que se
cobra superando el interés normal de un crédito en el mercado financiero
internacional.
También ha operado negativamente para Cuba el
no tener un banco fiador de última instancia de primer nivel. En tal sentido se
negoció hasta el 2016 el posible ingreso de Cuba a la Corporación Andina de
Fomento (CAF), que es uno de los mayores bancos de la región. Posteriormente se
logró el ingreso en el Banco Centroamericano de Integración Económica en agosto
de 2017, lo que ofrece –potencialmente- nuevas fuentes de financiamiento para
el país.
Sin embargo, el factor de mayor importancia
para el acceso a nuevos créditos, que resultan indispensables para el
desarrollo y la operatoria corriente de la economía cubana, ha sido el proceso
de renegociación y pago de la deuda cubana vencida. En este sentido se estima
que hasta el 2017 Cuba renegoció unos 54 372 millones de dólares, obteniendo la
cancelación del 82% de esa cifra, aunque hubo que realizar un enorme esfuerzo
en los pagos, que alcanzaron unos 23 000 millones de dólares aproximadamente
durante más de 5 años para lograr esos resultados.
Los pagos de la deuda reestructurada se
comportaron adecuadamente hasta el 2017, pero –desafortunadamente- se
incumplieron con un grupo de acreedores en el 2018, lo que supone un esfuerzo
adicional para retomar el programa de liquidación de adeudos pactado.
Adicionalmente, se ha acumulado un volumen de deudas de corto plazo no pagadas,
que al cierre del 2018 se calculaba en unos 1 500 millones de dólares que
deberán liquidarse prioritariamente, ya que son –fundamentalmente- los créditos
comerciales de corto plazo que inciden directamente en el nivel de
importaciones del país.
En estos momentos se estima que la deuda
total de Cuba se encuentra en torno a 29 820 millones de USD, según estimados
del EIU, lo que representa un 30,4% del PIB, cifra que proporcionalmente no es
alta de acuerdo a la situación financiera internacional, pero que en el caso
cubano tiene una elevada significación a partir de las dificultades presentes
para el acceso al financiamiento internacional. En este sentido diversos
análisis apuntan a que la capacidad de endeudamiento del país puede llegar al
40% del PIB, pero en condiciones de crecimiento superiores al 4%.
En medio de esta compleja situación el país
aún cuenta con potencialidades para movilizar recursos financieros en
condiciones aceptables, lo que se examinará más adelante en este trabajo.
(Continuará)
Referencias
[1] Ver Intervención
del Ministro de Economía y Planificación en la ANPP, periódico Granma, 22 de
diciembre de 2017 en www.granma.cu
[2] Estimados de EIU
“Country Report Cuba” November 3 2018 en www.eiu.com
[3] En relación al
turismo se informó que crecieron los ingresos brutos, pero en una cifra
inferior a lo planificado.
[4] Ver “Inversión
extranjera. De complemento a sector clave en el desarrollo cubano” Cuba y la
Economía, diciembre 18 2018 en www.cubayeconomia.blogspot.com
[5] La clasificación
tiene tres categorías: letra A países que no presentan riesgos, letra B
aquellos que muestran algún riesgo y letra C aquellos que se consideran de alto
riesgo.
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