López
Obrador creó planes sociales para 25 millones de mexicanos
(Por
Katu Arkonada en PAGINA12)
El 1 de julio de 2018 se puso en marcha, en
palabras de Andres Manuel López Obrador, la cuarta transformación de
la vida pública del país. Su primera campaña presidencial en 2006 tuvo un lema
que marcaría el horizonte del movimiento obradorista: “Primero los pobres”. En
su tercera campaña presidencial, en 2018, la bandera de la lucha contra la
corrupción determinaría el resultado: más de 30 millones de votos obradoristas
contra el viejo régimen neoliberal. Desde que tomó posesión el 1 de diciembre
de 2018, la lucha contra la pobreza y la corrupción han sido los ejes
principales en las políticas de su gobierno.
México es un país del G20, la 15ª economía
mundial, pero el 57 por ciento de la población vive en situación de
pobreza o extrema pobreza. La dispersión de programas sociales
universales como forma urgente de redistribución de la riqueza alcanza
aproximadamente ya a 25 millones de personas, alrededor del 60 por ciento de
las familias del país. Adicionalmente, en mayo de 2020 y en plena
pandemia, se reformo el artículo 4º de la Constitución para garantizar salud
integral y gratuita a las y los mexicanos que no cuenten con seguridad social.
El modelo neoliberal en México tuvo como
resultado niveles de violencia extremos. La “guerra contra el narco” dejó en 12
años más de 260.000 muertos, aproximadamente los mismos que 60 años de guerra
en Colombia con multitud de actores armados. La actual estrategia de apoyarse
en el ejercito y la nuevo Guardia Nacional, para evitar la vinculación de otras
policías, locales y estatales, con el narco, sumado al despliegue de programas
sociales y una ley de amnistía para los campesinos, pareciera empezar a dar
frutos y en 2019 ya no creció la tasa de homicidios respecto al año anterior.
Pero además de la lucha contra la pobreza,
desigualdad y violencia, el gobierno de López Obrador tiene 3 ejes
transversales. En primer lugar, la lucha contra la corrupción. En segundo
lugar, los Derechos Humanos. Los avances en el caso Ayotzinapa, la mejor y
más triste metáfora de la economía criminal en México, la desaparición de 43
estudiantes normalistas que habían tomado un autobús lleno de heroína que tenía
como destino Estados Unidos, en una acción donde participaron en su
desaparición el poder político, la policía y cárteles locales, además de
probablemente el ejército, es el mejor ejemplo del compromiso de López
Obrador con la verdad y la justicia en el ámbito de los DDHH.
Y como tercer eje transversal, y sobre
todo, pragmático, las relaciones internacionales, que le
permiten a AMLO salirse del Grupo de Lima respetando la soberanía de Venezuela,
hacerse una foto con Trump ratificando el tratado de libre comercio entre
México, EEUU y Canadá mientras recibe a miles de médicos cubanos para luchar
contra la covid-19, o aliarse con Alberto Fernández para distribuir la vacuna
de Oxford.
En materia económica, y pensando en la crisis
económica y social post pandemia que se viene, el gobierno mexicano ratifica la
apuesta inicial de reactivación económica por un modelo keynesiano basado en la
construcción de grandes obras de infraestructura que detonen el empleo y
aumenten la capacidad de consumo de la clase media y sectores populares. En
medio de una pandemia en la que se ha apostado por invertir en contratación de
médicos y compra de respiradores (se ha duplicado el número pasando de 5.500 a
más de 11.000), hay dos proyectos estrella, la construcción de la
refinería de Dos Bocas con el objetivo de recuperar la soberanía energética de
un país que importa de Estados Unidos la mitad de la gasolina que consume, y el
Tren Maya con el objetivo de vertebrar territorialmente y generar desarrollo
económico en el sureste mexicano, más allá de Cancún y la Rivera Maya.
Una pandemia que México atraviesa con la
tercera cifra de muertos más alta del mundo tras Estados Unidos y Brasil,
pero que si la colocamos en tasa por millón de habitantes no entra en el Top10
mundial, a pesar de sus 3.000 kilómetros de frontera con Estados Unidos, la
Riviera Maya donde llegaban centenares de miles de turistas europeos y mega
urbes como la Ciudad de México, pandemia que coloca en el centro de la disputa
electoral de cara a 2021.
Y es que en junio de 2021 México vive
sus elecciones intermedias con la puesta en juego de miles de cargos
locales, las 500 diputaciones federales y sobre todo, 15 de las 32
gobernaciones del país, la mitad del poder territorial. Elecciones donde Morena
aspira a ganar al menos 10 y mantener la mayoría legislativa de la mano de la
popularidad de López Obrador, que sigue instalado en el 60 por ciento de
aprobación.
Durante los próximos meses viviremos por
tanto un sprint electoral para después encarar un ya confirmado referéndum
revocatorio en 2022, y unas elecciones presidenciales en 2024 en un país donde
no existe la reelección, y donde ya suenan algunos nombres para sustituir a
López Obrador. Entre ellos el de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la
Ciudad de México, o el del canciller Marcelo Ebrard.
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