Cuba se
acerca a un logro científico: la producción de una vacuna contra la COVID-19
(Por Ed
Augustin y Natalie Kitroeff
en el The New York Time)
La gente hace fila durante cuatro horas para
comprar detergente en La Habana. Las farmacias cubanas no tienen medicamentos
para el dolor. Hay escasez nacional de pan.
Y, sin embargo, el gobierno cubano dice que
está al borde de un logro científico extraordinario: la producción en masa de
una vacuna contra el coronavirus inventada en la isla.
Una de las cuatro vacunas desarrolladas por
los científicos cubanos entrará en la fase final de pruebas el mes que viene,
un paso crucial hacia la aprobación regulatoria que, si tiene éxito, podría
poner a la isla en el camino de inocular a toda su población y comenzar las
exportaciones al extranjero a finales de año.
Si la vacuna resulta segura y eficaz, el
gobierno cubano obtendría una importante victoria política y una oportunidad de
rescatar a la nación de la ruina económica. Para un país que durante décadas ha
promocionado su sofisticado sistema de salud como prueba de los beneficios del
socialismo, la vacuna también ofrece una oportunidad única de relaciones
públicas.
La vacuna que se dirige a una fase final de
pruebas se llama Soberana 02, en un guiño al orgullo que siente la isla por su
autonomía, a pesar de décadas de hostilidad por parte de su vecino del norte.
Cuba ya piensa en atraer a los turistas a sus costas con una irresistible
mezcla de sol, arena y una dosis de Soberana 02.
Vicente Vérez, uno de los científicos que lidera el equipo que desarrolló la vacuna, ha dicho que la isla podría ofrecer vacunas a todos los extranjeros que viajen allí.
Cuba tiene la idea de atraer a los turistas a
la isla al ofrecerles sol y una inyección de su vacuna.Credit...Ramon
Espinosa/Associated Press
“No es solo medicina y humanitarismo; hay un
gran beneficio económico si consiguen controlar el virus”, dijo Richard
Feinberg, experto en Cuba de la Universidad de California, campus San Diego.
“Será no solo un ingreso inmediato, sino un impulso a la reputación del sector
biotecnológico farmacéutico cubano, que les permitirá comercializar otros
productos médicos”.
Los científicos cubanos dicen que el gobierno
probablemente regalará algunas dosis a los países pobres, en consonancia con su
larga práctica de fortalecer las relaciones internacionales mediante la
donación de medicamentos y el envío de médicos para hacer frente a las crisis
de salud pública en el extranjero.
“Cuba siempre donó vacunas”, dijo Gerardo
Guillén, un científico que desarrolla dos de las cuatro vacunas en el estatal
Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. “Ayudamos a otros países”.
Cuba comenzó a invertir dinero en
biotecnología en los años ochenta, como parte del impulso de Fidel Castro para
hacer que la nación fuera autosuficiente frente al embargo estadounidense que
dificultaba la obtención de medicamentos producidos en el extranjero.
La inversión en salud pública dio lugar a
docenas de instituciones de investigación médica y a un excedente de médicos,
que Cuba envía a otros países en misiones médicas.
En 2019, el alquiler de médicos, enfermeras y
técnicos aportó 5400 millones de dólares, el doble que el turismo, uno de los
principales motores de la economía.
El sector biotecnológico de la isla también
está bien desarrollado. Cuba fabrica ocho de las 12 vacunas que se administran
a los niños en la isla y exporta vacunas a más de 30 países.
“Es un
monstruo de la biotecnología”, dijo sobre la isla Gail Reed, editora de MEDICC
Review, una revista de medicina cubana y del mundo en desarrollo. “Los logros
son innegables”.
Los científicos cubanos también han
desarrollado tratamientos innovadores, como una vacuna contra los tumores
de cáncer de pulmón, que está en fase de pruebas con el Roswell Park
Comprehensive Cancer Center de Nueva York.
“A veces la gente piensa que, por ser Cuba,
ellos simplemente fabrican estos medicamentos en un garaje y se los dan a la
gente, y eso no es cierto”, dijo Candace Johnson, presidenta del Roswell Park.
“Están usando exactamente los mismos altos estándares que cualquier otro país
que produce estos medicamentos”.
Cuba comenzó a invertir presupuesto en biotecnología en los años ochenta, como parte del impulso de Fidel Castro para hacer que la nación fuera autosuficiente frente al embargo estadounidense.Credit...Ramon Espinosa/Associated Press
Johnson dijo que los científicos cubanos
demostraron que “se adhirieron a todas las normas y controles apropiados” antes
de que ella llevara el medicamento contra el cáncer de pulmón a Nueva York.
La producción de la vacuna contra el
coronavirus se complicó por el endurecimiento de las sanciones a Cuba por parte
del gobierno de Donald Trump. Los científicos dicen que no han podido comprar
todos los equipos y materias primas que necesitan, incluidos los espectrómetros
utilizados para el control de calidad. Los dos grupos de investigación que
trabajan en el medicamento solo tienen uno lo suficientemente potente para
analizar la vacuna, dijo Guillén, y tiene unos 20 años de antigüedad.
“Los cubanos no solo pueden hacer que
funcionen los carros viejos, pueden conseguir que funcionen los equipos
viejos”, dijo Mitchell Valdes Sosa, director el Centro de Neurociencias de
Cuba.
La vacuna Soberana 02 ha superado dos fases
de ensayos y está a punto de entrar en una tercera fase, en la que se probará
en unas 150.000 personas en Cuba y en Irán, que ha mostrado interés en adquirir
el medicamento. México también está en conversaciones con los cubanos para
participar en la tercera fase de ensayos.
Al igual que la vacuna que está desarrollando
Novavax, una empresa estadounidense, Soberana 02 es una vacuna a base de
proteínas que contiene parte del coronavirus. Requiere tres dosis administradas
en intervalos de dos semanas y, a diferencia de las vacunas de Moderna y Pfizer,
no necesita almacenarse en congelador, lo que puede ser un atractivo para los
países más pobres que a menudo carecen del equipo para mantener tantas dosis
congeladas.
Vérez dijo en un mensaje de texto que la
Soberana 02 es “muy segura y con muy pocos efectos adversos”, un requisito para
pasar a una tercera y última fase de ensayos. Los científicos no publicarán su
índice de eficacia hasta que se completen los ensayos. Todavía no está claro si
la vacuna protegerá contra las nuevas variantes, una de las cuales ya ha
sido detectada en la isla.
El gobierno es optimista y se jacta de poder
producir 100 millones de dosis este año, más que suficiente para vacunar a todo
el país de 11 millones de habitantes y, posiblemente, a los visitantes
extranjeros.
Pero es posible que Cuba no disponga del
equipo necesario para fabricar su vacuna a esa escala. Las sanciones de Estados
Unidos han elevado el precio de la compra de materias primas y han complicado
las transferencias de fondos a la isla.
“Podría resultar difícil comprar suficientes
viales para sus 100 millones de dosis”, dijo José Luis DiFabio, exrepresentante
de la Organización Mundial de la Salud en Cuba. “O si tienen equipos que
necesitan ser reparados, no tienen acceso a las piezas que podrían necesitar.
O, en lugar de conseguir algo en una semana, lo consigues en un mes”.
Y abrir las puertas a turistas ávidos de
vacunas puede crear nuevos problemas.
Cuba limitó la propagación del virus desde el
principio al apoyarse en su estricto control de la población y en un sistema
eficaz de asistencia sanitaria. Cualquier persona a la que se le diagnosticara
el virus era inmediatamente hospitalizada y se le administraba un cóctel de
medicamentos cubanos y genéricos.
El gobierno aisló a sus contactos cercanos y
los vigiló para detectar los síntomas. En 2020, Cuba registró solo 12.225 casos
confirmados de coronavirus y 146 muertes, una de las tasas más bajas del
hemisferio occidental.
Luego, tras la decisión de abrir los viajes
aéreos internacionales en noviembre después de un cierre de siete meses, el
número de casos se disparó. Las autoridades ahora combaten el peor brote desde
que comenzó la pandemia, con más casos registrados en enero que en todo el año
pasado, y recientemente establecieron un toque de queda a las 9 de la noche en
La Habana.
El gobierno aún no ha anunciado ningún plan
específico para vacunar a los turistas, pero tendrá que tener en cuenta el
tiempo que llevaría administrar las tres dosis requeridas por Soberana 02.
Guillén dijo que, en lugar de permanecer en
la isla durante un mes y medio, se podría dar a los turistas la opción de
vacunarse una vez en la isla, y empacar las otras dos dosis en su maleta para
vacunarse en casa.
El plan de abrir la vacunación a los turistas
parece, para algunos, una táctica arriesgada y astutamente capitalista para
atraer visitantes, y con ellos las divisas que la isla necesita
desesperadamente. Según los expertos, la combinación de la pandemia y las
sanciones ha creado la peor crisis económica que ha vivido el país desde la
caída de la Unión Soviética en la década de 1990. Casi todos los productos
imaginables —desde el pollo hasta el jabón— han empezado a escasear.
Los científicos cubanos, sin embargo,
insisten en que el objetivo es difundir la salud. Cualquier beneficio, dicen,
es simplemente un efecto secundario.
“No somos una multinacional donde el retorno
es la razón número uno”, dijo Vérez, quien dirige el desarrollo de la vacuna,
en una reciente conferencia de prensa. “Funcionamos al revés, crear más salud y
el retorno es una consecuencia, nunca va a ser la prioridad”.
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