(Por Danilo Albin)
Todo el mundo está conmovido por las
operaciones militares en Ucrania, pero no es la única guerra en desarrollo.
Lejos del interés de los medio, una veintena de enfrentamientos bélicos
desangran a distintos territorios en África y Asia. Los números de muertes
anuales se cuentan por miles.
El horror de la guerra no descansa. El drama
bélico se vuelve costumbre para quienes sobreviven bajo dantescos escenarios,
collages infames en los que el hambre le da la mano a la muerte de día y de
noche. No hace falta que se vaya el sol para que llegue la oscuridad: en una
veintena de lugares del planeta esperan que alguna vez se pueda amanecer en
paz. Mientras, les toca morir dos veces: matan los misiles, pero también mata
el olvido.
Es la guerra, la maldita guerra. Es África,
es Asia. Es ahora también Europa. Se llama Ucrania y se llama Etiopía. Es la
larga noche de Yemen. Es el día que nunca llega en Sudán del Sur.
Según datos recogidos por Escola de Cultura de Pau de Catalunya, en este momento hay 17 conflictos graves abiertos en el mundo.
Ucrania
La invasión rusa de Ucrania ha supuesto el
último capítulo de una historia de tensión y violencia que se remonta a finales
de 2013. El Gobierno de Vladimir Putin emprendió el pasado 24 de febrero una
serie de ataques que han provocado la indignación internacional. De momento, no
hay caminos claros en torno a una posible salida negociada.
Camerún
(Ambazonia/North West y South West)
Escola de Cultura de Pau subraya que
"las dos regiones anglófonas del oeste de Camerún continúan afectadas por
el grave clima de violencia como consecuencia de las acciones de los actores
armados secesionistas, así como del excesivo uso de la fuerza y las operaciones
de contrainsurgencia llevadas a cabo por las Fuerzas Armadas y las milicias
locales". La violencia estalló en 2017. Según datos del International
Crisis Group, ya ha habido más de 6.000 muertos.
Etiopía
(Tigray)
En 2020, la región etíope de Tigray se vio
afectada por una escalada de la tensión con el Gobierno federal que derivó en
una confrontación bélica de graves consecuencias. El 4 de noviembre de ese año,
el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó el inicio de una operación
militar contra las autoridades de esa región fronteriza con Eritrea. Tras la
ofensiva se desencadenaron duros enfrentamientos y una escalada del conflicto,
provocando el desplazamiento de miles de civiles. La ONU alertó que se estaba
desarrollando una crisis humanitaria a gran escala.
En noviembre pasado, el presidente de EEUU,
Joe Biden, afirmó que Etiopía no cumple con los requisitos de elegibilidad de
la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA) "por graves
violaciones de los derechos humanos reconocidos internacionalmente".
"Estamos ante un conflicto al que se suma un deterioro de la economía y
perturbaciones climáticas que están agravando la situación humanitaria de más
de 26 millones de personas", subraya Pilar Orduña, responsable humanitaria
de Oxfam Intermón.
Malí
Este país africano es escenario de múltiples
violencias. En su informe sobre los conflictos que atraviesan el mundo, Escola
de Cultura de Pau destaca que el sufrimiento en gran parte del territorio
maliense se debe a las acciones armadas perpetradas por grupos de corte
yihadista, a lo que se suman enfrentamientos entre milicias de las comunidades
fulani, dogon y bambara y choques armados entre las dos coaliciones de grupos
yihadistas en la región, así como las respuestas no menos agresivas de las
fuerzas de seguridad. El horror se ha cobrado desde 2012 al menos 25.000 vidas.
Según ACNUR, 2,5 millones de personas se vieron desplazadas de sus lugares de
residencia a causa de esta dramática situación.
Mozambique
(Norte)
La provincia de Cabo Delgado, en el norte de
Mozambique, padece desde finales de 2017 un conflicto armado protagonizado por
el autodenominado Ahlu Sunnah Wa-Jama (ASWJ). La organización armada de
carácter yihadista hizo su primera aparición en octubre de ese año con el
ataque a tres puestos policiales en el distrito de Mocimboa de Praia. Desde ese
momento, Cabo Delgado ha sido el epicentro de un aumento en la actividad
violenta en el país. Médicos Sin Fronteras alertó recientemente de que "la
crisis humanitaria persiste y cientos de miles de personas desplazadas
sobreviven en condiciones precarias".
Región
Lago Chad (Boko Haram)
La secta islamista Boko Haram reclama el
establecimiento de un Estado islámico en Nigeria y considera a las
instituciones públicas nigerianas como corruptas y decadentes. El informe de
Escola de Cultura de Pau alerta sobre la "persistencia de las actividades
de Boko Haram, a pesar de las operaciones contrainsurgentes, provocando nuevos
desplazamientos de población y agravando la crisis humanitaria existente",
marcada por "violaciones generalizadas de los derechos humanos, entre
ellas masacres de civiles, la mutilación y el secuestro de menores y la
violencia sexual contra ellos".
Región
Sahel Occidental
La región occidental del Sahel (norte de
Malí, norte de Burkina Faso y noroeste de Níger) se ve afectada por una
situación de inestabilidad creciente que tiene un origen multicausal. Se
combina la existencia de redes de criminalidad transfronteriza en el Sahel y la
marginación y subdesarrollo de las comunidades nómadas tuareg en la región,
entre otros factores. A todo esto se une la expansión de las actividades de los
grupos armados de Malí a la región fronteriza con Níger y Burkina Faso
"La situación se ha deteriorado
drásticamente", destaca Orduña. En esa misma línea, el documento de la
Escola de Cultura de Pau alerta de la "situación de inestabilidad derivada
de la presencia y expansión de la insurgencia yihadista de origen argelino
AQMI, su fragmentación y configuración en otros grupos armados de corte similar,
algunos alineados a Al-Qaeda y otros a ISIS, que en la actualidad operan y se
han expandido por la región".
Desde su independencia en 1960, la situación
en la República Centroafricana (RCA) se ha caracterizado por una continua
inestabilidad política, que ha desembocado en diversos golpes de Estado y
dictaduras militares. Existe una confrontación entre élites políticas de etnias
del norte y el sur que compiten por el poder y minorías que se han visto
excluidas de él. "Los conflictos de la región han contribuido a acumular
restos de armamento y combatientes que han convertido al país en santuario
regional", destaca Escola de Cultura de Pau.
República
Democrática del Congo (este)
El actual conflicto tiene sus orígenes en el
golpe de Estado que llevó a cabo Laurent Desiré Kabila en 1996 contra Mobutu
Sese Seko, que culminó con la cesión del poder por parte de éste en 1997.
Posteriormente, en 1998, Burundi, Rwanda y Uganda, junto a diversos grupos
armados, intentaron derrocar a Kabila, que recibió el apoyo de Angola, Chad,
Namibia, Sudán y Zimbabwe, en una guerra que causó alrededor de cinco millones
de víctimas mortales.
El control y el expolio de los recursos
naturales han contribuido a la perpetuación del conflicto y a la presencia de
Fuerzas Armadas extranjeras. La firma de un alto el fuego en 1999, y de
diversos acuerdos de paz entre 2002 y 2003, comportó la retirada de las tropas
extranjeras y la configuración de un Gobierno de transición y posteriormente,
en 2006, un Gobierno electo. Sin embargo, este proceso no supuso el fin de la
violencia en el este del país.
RDC
(este-ADF)
Las Fuerzas Democráticas Aliadas-Ejército
Nacional de Liberación de Uganda (ADF-NALU) es un grupo rebelde islamista
dirigido por combatientes ugandeses y congoleses que opera en el noroeste del
macizo de Rwenzori (Kivu Norte, entre RDC y Uganda). En sus orígenes contaba
con entre 1.200 y 1.500 milicianos reclutados principalmente en ambos países y
en Tanzania, Kenia y Burundi. Es el único grupo en el área considerado una
organización islamista, y está incluido en la lista de grupos terroristas de
EEUU.
Somalia
El conflicto armado y la ausencia de
autoridad central efectiva en el país tienen sus orígenes en 1988, cuando una
coalición de grupos opositores se rebeló contra el poder dictatorial de Siad
Barre y tres años después consiguieron derrocarlo. Esta situación dio paso a
una nueva lucha dentro de esta coalición para ocupar el vacío de poder, que ha
provocado la destrucción del país y la muerte de más de 300.000 personas desde
1991, a pesar de la fracasada intervención internacional de principios de los
noventa.
Los diversos procesos de paz para intentar
instaurar una autoridad central han tropezado con numerosas dificultades, entre
las que destacan los agravios entre los diferentes clanes y subclanes que
configuran la estructura social somalí, la injerencia de Etiopía, Eritrea y
EEUU y el poder de los diversos señores de la guerra. Al-Shabaab siguió siendo
la principal amenaza para la seguridad y la estabilidad.
Sudán
(Darfur)
El conflicto de Darfur surge en 2003 en torno
a demandas de mayor descentralización y desarrollo de la región por parte de
diversos grupos insurgentes, principalmente SLA y JEM. El Gobierno respondió al
levantamiento utilizando a las Fuerzas Armadas y las milicias árabes janjaweed.
La magnitud de la violencia cometida por todas las partes contendientes contra
la población civil ha llevado a considerar la posibilidad de la existencia de
un genocidio en la región, donde ya han muerto 300.000 personas desde el inicio
de las hostilidades, según Naciones Unidas.
A esta dimensión se suma la tensión
intercomunitaria por el control de los recursos (tierra, agua, ganado, minas),
en algunos casos instigada por el propio Gobierno. La región de Darfur continuó
siendo el epicentro de la violencia armada en Sudán.
Sudán
del Sur
El acuerdo de paz alcanzado en 2005 que puso
fin al conflicto sudanés reconocía el derecho de autodeterminación del sur a
través de un referéndum. No obstante, el cese de la guerra con el norte y la
posterior consecución de la independencia para Sudán del Sur en 2011 no
lograron llevar la estabilidad a la zona meridional. "Las disputas por el
control de territorio, ganado y poder político se acrecentaron entre las
múltiples comunidades que pueblan Sudán del Sur, aumentando el número, la
gravedad y la intensidad de los enfrentamientos entre ellas", destaca
Escola de Cultura de Pau.
Afganistán
El país ha vivido en conflicto armado
prácticamente de forma ininterrumpida desde la invasión de las tropas
soviéticas en 1979, cuando se inició la guerra entre las fuerzas soviéticas y
afganas por una parte, y las guerrillas anticomunistas islamistas (muyahidín)
por otro. Los talibanes tomaron el control del país en agosto de 2021 ante la
mirada impávida de la comunidad internacional. El Frente de Resistencia
Nacional liderado por Ahmad Masud encarna hoy el principal grupo armado contra
el poder talibán.
Myanmar
Desde 1948 decenas de grupos armados
insurgentes de origen étnico se han enfrentado al Gobierno de Myanmar
reclamando un reconocimiento a sus particularidades étnicas y culturales y
demandando reformas en la estructuración territorial del Estado o la
independencia. Las operaciones militares han sido constantes en estas décadas,
y han estado especialmente dirigidas contra la población civil, con el objetivo
de acabar con las bases de los grupos armados, provocando el desplazamiento de
centenares de miles de personas.
"El número de desplazados internos en
Myanmar desde la toma del poder por parte de los militares en 2021 ha superado
el medio millón de personas, alcanzando unas 503.000", señala un informe
de ACNUR publicado el pasado 1 de marzo.
Irak
El territorio iraquí es otro escenario de
violencia cronificada. En diciembre de 2021 concluyó la misión de EEUU en ese
territorio, marcada, al igual que Afganistán, por otro fracaso: lejos de vivir
en paz, Irak sigue inmerso en un panorama preocupante. Escola de Cultura
mantiene a este país en el listado de lugares que sufren conflictos violentos
graves.
Siria
"Los sirios han sido sometidos a
violaciones de los derechos humanos a escala masiva y sistemática",
lamentaba este viernes 11 de marzo el secretario general de Naciones Unidas,
António Guterres. Sus palabras coincidían con un nuevo aniversario de la guerra
que sufre este país desde 2011 y que ha tenido como protagonistas al Gobierno
de Bashar al-Assad y a grupos armados de distinta inspiración.
Según datos de ACNUR, hay 5,6 millones de
refugiados y 6,7 millones de desplazados internos. La guerra se traduce además
en otro número de espanto: el 80% vive en situación de pobreza. "La
situación humanitaria es devastadora. Hay más de 13 millones de personas que
necesitan ayuda humanitaria", remarca Orduña desde Oxfam Intermón.
Yemen
Yemen también es escenario de una grave
crisis humanitaria provocada por la guerra. Desde marzo de 2015, una coalición
liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos bombardea las zonas del país
controladas por los rebeldes hutíes. El último informe de la organización
yemení independiente Mwatana for Human Rights señala que a lo largo de 2021 se
produjeron 839 incidentes de daños a civiles y objetos de carácter civil en los
que murieron y resultaron heridos más de 782 civiles. "Más del 80% del
país necesita ayuda humanitaria urgente", apunta Pilar Orduña. La muerte
se niega a dar tregua en este otro punto crítico del planeta.
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